jueves, 5 de julio de 2012

CARLOS ROBERTO MORAN: El comentario: "Liberación", de Sándor Márai



Sentimientos a flor de piel en un mundo pestilente


“Liberación” es la décima novela de Sándor Márai que se traduce al castellano desde que fuera redescubierto –en 1993- y forma parte de la serie de libros póstumos que se editaron del gran autor húngaro, luego de su muerte en 1989.
No se ha informado sobre por qué Márai resolvió no publicar en vida esta breve pero intensa novela, escrita pocos meses después de concluida la Segunda Guerra Mundial y luego de que Budapest, la ciudad en la que residía, fuera prácticamente reducida a escombros.

La capital húngara se transformó en un dramático escenario bélico en el que se enfrentaron edificio por edificio, casi podría decirse metro a metro, las tropas rusas (en rigor, soviéticas) y alemanas cuando ya la guerra estaba llegando a su fin. Para las tropas nazis era estratégico defender Budapest para que no cayera Austria, mientras que para los soldados de Stalin vencer en Hungría resultaba capital para consolidar su avance antes de penetrar en Alemania.

Una verdadera “orgía” de sangre y destrucción, agravada por el hecho de que las fuerzas fascistas de la Cruz Flechada en medio del caos, la hambruna y la desesperación buscaban y mataban enemigos políticos, especialmente judíos. A tanto llegaron en su locura que según los fríos datos estadísticos nada menos que 80 mil judíos fueron liquidados en Hungría en el exiguo plazo de tres meses.

En tanto, los civiles se hacinaban en sótanos pestilentes, imposibilitados de higienizarse, a veces con comida y agua y otras sin ellas, desconfiando los unos de los otros, tratando de sobrevivir como mejor pudieran.


La mujer ética

Márai, sensibilizado por lo que le tocó presenciar, ver y vivir, volcó esa desesperación y esa impotencia en esta ficción que tiene como protagonista excluyente a la joven Erzsébet, hija de un científico famoso que ha sido acusado de traidor por el extremismo que gobernaba Hungría a cuyo frente se encontraba el almirante Horthy, aliado de Hitler.

La novela se inicia “la decimooctava noche después del Año Nuevo (de 1945) –la vigésimo cuarta jornada del asedio a Budapest.”, cuando Erzsébet se dispone a dejar su refugio para buscar a su padre, escondido con otros cuatro hombres en un sótano tapiado al que llega apenas un poco de comida y agua aportadas por un hombre que se ha jugado la vida al darles asilo. Sin embargo, y pese a que su padre se encuentra muy cerca, la joven se ve demorada para dar ese paso porque en las calles de Budapest se lucha metro a metro y porque ella se mueve con una documentación falsa que, de ser descubierta, le significaría la muerte inmediata.

Cabe aquí detenernos en relación al relato y hacer referencia a la sensibilidad extrema de Márai para “contar” sobre los sentimientos humanos. Y sobre lo que remanida, pero acertadamente, se ha dado en llamar la condición humana. 

Con su sensibilidad a flor de piel consigue narrar con minuciosidad lo que significaba vivir en forma claustrofóbica, extraños rodeados de extraños tratando de mantener un poco de sentido mientras afuera estallaban las bombas, disparaba la metralla y la muerte se volvía omnipresente.

Erzsébet es una persona que no se entrega, que no se deja llevar por los vientos según para donde soplen. Mantiene una férrea actitud ética, está sola y más que preocupada por lo que le puede pasar a su padre, pero no pierde de vista a los otros y se aferra a creer en un porvenir que le entregue algo diferente, sustancial.

Un judío tullido la acompaña. Es un profesor que ha conocido a su padre y que, con sus palabras, le demuestra tanto su afecto personal como su escepticismo por lo que puede venir. La guerra, parece decirnos Márai a través de él, sólo sirve para dejar heridas y profundos deseos de venganza.


El joven soldado
Sin dejar de ser novela, “Liberación” podría haber sido también una perfecta obra teatral de escasos personajes. Porque si bien hay muchos confinados en el sótano, la mirada de Márai se centra en la muchacha, secundariamente en el profesor judío, en tanto que el resto opera como comparsa o coro, son los anónimos que acompañan a estos seres transidos de angustia y soledad.
En un momento dado, cuando alemanes y aliados húngaros ordenan la evacuación del sótano en el que se encuentran, Erzsébet y el hombre tullido quedan solos y por no seguir al resto deben enfrentarse a un soldado soviético que como avanzada de su tropa llega primero al lugar.
Erzsébet aguardaba a la tropa invasora con moderada expectativa: “Ahora siento que algo va a pasar. No soy bolchevique pero lo noto, ¿entiende? Siento incluso en cada fibra de mi cuerpo que los rusos aportarán algo; cuando salgamos del sótano, usted y yo y los demás, judíos, cristianos, proletarios, señores, cuando volvamos al mundo las cosas irán mejores”, le dice a su único interlocutor.
Pero las cosas no serán como la joven quiere, o más bien pretende. El ruso “liberador” actuará de manera innoble (habría que decir: como era de prever) y Erzsébet queda aún más desolada y desorientada.
Ciertas innecesarias reiteraciones conceptuales, explican que Márai no revisó a fondo este importante trabajo, que se impone por sus sutilezas y por ese in crescendo de las emociones que el narrador húngaro supo manejar con mano maestra. Otro opus insoslayable de un escritor excepcional.
….
En el bog:
Comentario sobre “La extraña”

Carlos Roberto Morán

Soy un escritor y periodista que vive en Santa Fe, República Argentina. En el presente blog voy incorporando textos narrativos y comentarios sobre libros y autores, por lo que me propongo mantenerme en el territorio de lo literario. Al menos por el momento.
En un artículo del blog (en el tag o ventana "Noticia") doy más detalles sobre mis datos bio-biblográficos. He incorporado también en "Invitados" textos de escritores amigos.
Gracias por visitarme.
Carlos


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FUENTE: http://lacomunidad.elpais.com

NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG,

felicito al amigo Morán por la calidad de sus
comentarios y de sus creaciones.
Escritor y periodista santafesino(argentino),
su pluma fluye como el río Paraná que
bordea las costas de la ciudad de Santa
Fe, la que tiene la suerte de contar con
una PERSONALIDAD como la de
Carlos Roberto Morán. 

Lic. Jose Pivín
frente al puerto de Haifa
frente al Mar Mediterráneo 

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