viernes, 31 de julio de 2015

Lex Scantinia, la ley del sexo, en la antigua ROMA.


Esta norma romana regulaba el comportamiento sexual e incluía la pederastia, el adulterio y la práctica pasiva de la homosexualidad
ABC

















Grabado con representación de acto homosexual


La sexualidad está determinada por los roles de comportamiento socialmente establecidos. Una sociedad o cultura concreta preve un papel activo o pasivo para cada uno de los sexos. La sociedad romana tenía un sistema patriarcal en el que el rol del varón era ser la autoridad principal, enfatizando en la masculinidad una posición «activa» como premisa de gobierno, poder y estatus. En el caso de las mujeres romanas nacidas libres su modelo de comportamiento era descrito como «tribas fricatrix», que significa «la que se frota con un hombre viril», un término usado para describir a una mujer que demuestra cualidades ejemplares.

La religión romana apoyó la aceptación de la sexualidad, como un aspecto de la práctica religiosa, pero la definición de poder de un individuo se producía a través de la fuerza procreadora del macho. La masculinidad debía ser activa, por lo que se desconoce si la tolerancia religiosa pudo ser aplicable a determinados actos homosexuales.

Los hombres eran libres de tener relaciones sexuales con otros hombres, pero por lo general sólo eran aceptables los casos que no estaban contemplados en la Lex Scantinia. Si existía un acto en que la masculinidad del ciudadano romano nacido libre rompía los preceptos de la ley Scantinia su nombre y la reputación de la familia quedaba manchada por la infamia y suponía castigos penales y la pérdida de la personalidad jurídica o social.

La Lex Scantinia era una norma jurídica romana que los historiadores creen que fue creada para sancionar a cualquier ciudadano varón libre que tuviera un rol pasivo en una relación homosexual. Desde una perspectiva social y cultural, el papel «pasivo» o «sumiso» era una amenaza a la masculinidad y a la estructura social. Ese papel estaba reservado a las mujeres y los esclavos. En las legiones, el acto de la homosexualidad entre los soldados era considerado una violación de la disciplina militar y sujeto a sanciones severas. El historiador Polibio reportaba en sus diarios (200-118 aC) que la actividad sexual entre los soldados era castigada con la muerte. Como con cualquier otro ciudadano nacido libre, a los soldados solo se les permitía participar en relaciones entre personas del mismo sexo si estos eran esclavos, prostitutos o cautivos como un signo de autoridad sexual y siempre con un rol activo.

Un incidente histórico relatado por Plutarco en su biografía de Mario, ilustra la mentalidad y la legislación romana sobre la integridad sexual. En este caso, un legionario llamado Trebonio fue objeto de agresiones sexuales por su oficial superior, Cayo Luscius. Trebonio fue llevado ante un tribunal por haber matado a Luscius, pero quedó absuelto y recibió una corona de valentía por defender su masculinidad y la pureza varón romano nacido libre. En «De Bello Hispaniensi», un libro que se cree fue escrito por Julio César (Aunque la autoría es fuertemente disputada) se detalla las campañas de César en la Península Ibérica y menciona a un oficial romano que mantiene actos sexuales activos con su «concubino».

La Lex Scantinia se menciona en varias fuentes antiguas. Un ejemplo es el juicio contra el edil Gayo Scantinius Capitolino que, hacia el 227 antes de C, fue acusado de abusar sexualmente del hijo de Marco Claudio Marcelo. La Lex Scantinia nunca se ha demostrado como un ataque directo contra la homosexualidad, ni una penalización general y total como un delito. En cambio, fue esencialmente una regla para vigilar la naturaleza masculina de un ciudadano romano que debía tomar el rol «activo» en el sexo.

Violación y esclavitud

De las penas previstas por la Lex Scantinia quedaban exentos los hombres nacidos en el caso de violación o relaciones sexuales pasivas forzadas. Según el jurista Pomponio, «el hombre violado por ladrones o por el enemigo en tiempo de guerra (vi praedonum vel hostium) no debe soportar ningún estigma». Sin embargo, se consideró un crimen castigado con la pena capital para un nacido libre violar a otro ciudadano romano. Para evitar la violación de menores de edad, los niños debían llevar una «toga praetexta», una especie de marca de «estado inviolable».

Pero para un ciudadano romano era posible explotar sexualmente a sus esclavos. Un romano podía violar, torturar y abusar de su propiedad sin cargos ni juicio. Un esclavo no tenía protección civil ni autoridad sobre su cuerpo. En esencia, el cuerpo de un esclavo o esclava se podía utilizar para apaciguar los apetitos sexuales de su Dominus. Sobre este tratamiento a los esclavos y cautivos, fue famoso el caso documentado en los textos romanos del Emperador Adriano (117 a 138), constructor de la muralla que lleva su nombre en Northumberland Inglaterra.Tuvo una relación con un chico de Bitinia. Durante un fatídico viaje por el Nilo, el chico se ahogó (130 dC) en circunstancias que algunos historiadores califican de suicidio. En su memoria, Adriano fundó la ciudad de Antinopolis en Egipto y deificó el nombre de Antinoo. En realidad, los romanos consideraban socialmente aceptable abusar de esclavos varones jóvenes en actos sórdidos de la pederastia.

El término delicatus puer o deliciae (que significa dulce, delicado) se aplicaba a menudo a niños esclavos utilizados específicamente para la satisfacción sexual. Esta práctica se representa en La Copa Warren, una copa romana de plata de la época de la dinastía Julio-Claudia, siglo I después de Cristo. La copa está decorada con relieves ornamentales de actos sexuales, uno de cuyos lados representa a un joven macho adulto penetrando un joven esclavo o puer delicatus.

En los casos más extremos, un delicatus puer se castraba y vestía con atuendo femenino. Era un intento por preservar las cualidades juveniles y prolongar el atractivo «femenino» de los niños y adolescentes. El creciente comercio de esclavos para la satisfacción sexual, en particular el comercio de esclavos delicatus puer durante el Alto Imperio llevó al Senado a aprobar una moción de la legislación que eventualmente prohibido la castración de un esclavo contra su voluntad «por motivos de lujuria».

El famoso emperador Nerón (54 a 68 dC) tuvo un delicatus puer llamado Esporo. Un joven de notable encanto femenino, que fue castrado y vestido con las insignias que habitualmente estaba reservadas a las emperatrices romanas. Algunos historiadores creen que más tarde se casó con Esporo después de la muerte de su esposa Popea Sabina.

El matrimonio del mismo sexo

El derecho romano nunca reconoció oficialmente el matrimonio entre parejas del mismo sexo, pero durante los primeros años imperiales, las bodas entre hombres eran en realidad un lugar común. Marcus Valerius Martialis se refiere al matrimonio entre los hombres como «algo que no ocurre con poca frecuencia, aunque se desaprueba» A pesar de tener no ningún vínculo legal con el matrimonio del mismo sexo, esto no impidió los romanos y a sus emperadores casarse con esclavos y jóvenes amantes.

Un ejemplo fue a principios del siglo III después de C, el emperadorHeliogábalo , un gobernante descrito como excéntrico y decadente en la «Historia de Augusto» (una colección romana de biografías). Heliogábalo se casó con una atleta masculino llamado Zoticus en una ceremonia pública en Roma.

Con el tiempo, las actitudes hacia estos actos sexuales comenzaron a cambiar, al igual que la identidad religiosa del Imperio. Los dioses paganos politeístas, como Júpiter y Marte fueron reemplazados por la nueva religión monoteísta del cristianismo y su influencia se extendió en todo el mundo clásico. En el siglo IV después de C, se impusieron una serie de prohibiciones legales contra la práctica del matrimonios homosexuales y comezaron a ser criminalizados por los emperadores cristianos como ocurrió en el «Theodosianus Codex» (Recopilación de Leyes romanas). En el año 390, los tres emperadores cristianos, Valentiniano II, Teodosio I y Arcadio declararon ilegal la homosexualidad en todo el imperio para cualquier romano nacido libre bajo pena de muerte.

Bajo el emperador bizantino Justiniano I, (527-565 dC), se decretó que cualquier forma de comportamiento homosexual era «contrario a la naturaleza», y fuera de la ley en todo el Imperio de Oriente. En este punto, la influencia del cristianismo era la religión dominante del Imperio Bizantino y sus ideales conformaban la cultura y forma de vida de la sociedad.


ABC.ES / MADRID
Día 29/07/2015 - 


domingo, 26 de julio de 2015

Marion Berguenfeld: sus respuestas y poemas- Entrevista realizada por Rolando Revagliatti



Marion Berguenfeld: sus respuestas y poemas

Entrevista realizada por Rolando Revagliatti



Marion Berguenfeld nació el 3 de enero de 1962 en Buenos Aires, ciudad en la que reside, la Argentina. Es Licenciada en Letras por la Universidad de Buenos Aires, especializada en Literatura Latinoamericana. Es docente, periodista y editora. Ha publicado los poemarios “Las lobas” (Primer Premio de Poesía “Leonor de Córdoba”, en la colección “Daniel Levi” de Ediciones Asociación Cultural Andrómina, España, 2002), “Bruta piedad” (Ediciones del Mono Armado, Buenos Aires, 2004), “Forense. Estación fantasma” (Editorial Piso 12, Buenos Aires, 2007) y “Estrip” (Primer Premio VI Concurso Nacional “Macedonio Fernández” de Poesía, Ediciones Codic, Lomas de Zamora, provincia de Buenos Aires, 2009). Obtuvo además, entre otros, el Primer Premio “Cuentolopos” 2000 de Literatura Infantil y el Primer Premio “aBrace” de Cuento Breve Latinoamericano 2001, en Uruguay. Ejerce la crítica literaria y fue co-conductora del programa radial “Tierra de Poesía”. Integra el Grupo Travesías Poéticas y es co-fundadora de www.ibuk.com.ar. Poemas, cuentos y obras de teatro para niños han sido antologados en varios países. Fue incluida en “Traversées Poétiques. Poètes argentins d’aujourd’hui”, Editorial L’Harmattan, París, Francia, 2011.



          1 – En “Estrip” asentás el nombre de tu padre, Enrique Berguenfeld, quien además de haber sido poeta fue músico y promotor cultural. Vayamos hacia él, a tu infancia, a tu juventud.

          MB – ¿Mi infancia y mi juventud? ¡Fueron caóticas, extrañas! Vengo de una familia de empresarios y comerciantes. A papá le gustaba escribir pero estudió Ciencias Económicas —un par de años— y terminó haciendo bastante dinero en los ‘60. Como su pasión era la música y la vida doméstica lo aburría mucho, el mismo día que yo nací abrió un bar que se llamaba “Reno” en Corrientes y Gurruchaga, donde se realizaban encuentros musicales de jazz, tango, blues… En los ‘70 se enamoró, se fue a vivir a Brasil con una secretaria adolescente y fundó dos fábricas. Mejor dicho, las fundió, porque no supo sostener la riqueza. Corrían los ‘80 cuando creó un grupo mítico, Raíces de América, que apadrinó Mercedes Sosa. Todavía existe y mantiene seguidores en todo Brasil. El propósito era que los brasileños conociesen la música del resto de América. Después trabajó en un mega Centro Cultural, El Memorial de América Latina. Él era director del área musical o algo así y durante décadas llevó al Memorial a los más grandes: Pablo Milanés, Rubén Rada, Peteco Carabajal, León Gieco, Los Olimareños, Silvio Rodríguez, Hugo Fattoruso, Anacrusa, Susana Rinaldi… ¡a los mejores de la época! Su casa era conocida como “lo de Enrique Bergen, el de San Pablo”. Allí, en ocasiones, se alojaron los Quilapayún, Fágner, los Parra, en su cocina comió empanadas e improvisó Chico Buarque. Cuando yo iba a Brasil estaba en ese ambiente, entre músicos, ensayos y giras. A veces, llevada desde acá en el micro que trasladaba a toda una orquesta. Pero la poesía había aparecido en mí mucho antes, cuando todavía no sabía escribir. Siempre tenía canciones en la cabeza. Era una lectora voraz y desordenada. Una nena solitaria, tímida, dolorosamente sensible. Carne de poeta, supongo.


          2 – No hace tanto, en 2008 y en 2010, firmando, al menos en las tapas, con el nombre “Kirón”, Editorial Emecé-Planeta te publicó los volúmenes “Astroguía del sexo y del amor” y “Almas gemelas”. Hablemos de tu inclinación y de tu formación en astrología, y de lo que te ha deparado como autora.

          MB – La astrología me llegó vía el periodismo. Yo me fui de mi casa muy chica, a los diecisiete, tenía que trabajar y lo único que me gustaba era escribir. Así que respondía a toda oferta de trabajo que incluyese redactar algo. Redacté cursos de autoayuda por correo, posters, tarjetas postales, notas, publicidades, folletos, guías y una vez, un curso de astrología para cargar en computadora porque no existía nada de eso en castellano. Me contrató un ingeniero que era astrólogo (creo que vivía en un barco la mayor parte del año). Me daba libros con información astrológica seria y soporífera. Yo tenía que resumirlo y convertirlo en un texto entretenido. Eso fue a mediados de los ‘80. En los ‘90 me tomaron en una editorial de publicaciones femeninas. Era para escribir en “Emanuelle”, una revista que había sido bastante revolucionaria en lo suyo. Pero a la semana exacta me pusieron a dirigir una revista nueva que se llamaba “Agenda Astrológica”. Yo no sabía nada de astrología, estudiaba Letras, escribía poesía, había terminado periodismo…, no me lo tomé muy en serio. Pero contrataron a una astróloga española que era lingüista y a un astrólogo brasileño que era médico y sabían un montón. Se pusieron a explicarme. Me apasioné. La astrología me alucinó. Después estudié formalmente, pero ese primer contacto fue toda una revelación. Y empecé de casualidad a trabajar en “La Nación” como astróloga, y un día una editora de Emecé, Mercedes Güiraldes, me llamó y así nacieron mis libros, los me llevaron a la radio y a la tele. Digamos que pude saborear el gustito de la popularidad, o al menos de la masividad. Algo que los poetas anhelamos pero nunca tendremos. La poesía no es de consumo masivo como la astrología. Nadie te paga por eso. Y en eso reside tal vez su pureza, su encanto.


          3 - ¿Folletines en el siglo XXI?: sí, sos la autora de dos, “Hermanos de sangre” y “Pasión gitana”, ambos traducidos al portugués.

          MB – Fueron libros por encargo. Tal vez el mejor trabajo que tuve: escribir novelas de amor y que me paguen. Fue una iniciativa que duró muy poquito en la Editorial Perfil, se llamaba Colección Primavera. Una amiga y colega, Gabi Ramos, me convocó junto con otras dos o tres periodistas que podían con el desafío. Novelitas entre románticas y eróticas, estilo las “Cincuenta sombras de Grey”. Fue bueno mientras duró.


          4 – ¿Se representó, fue editada “El plato de morcillas”, tu obra de teatro para niños? ¿Has escrito otras, para niños o adultos?

          MB –  Ese proyecto también vino de la mano del periodismo y de otra colega y amiga, Claudia Wright. Dirigía un manual escolar de quinto grado y no tenía obra de teatro para incluir en el capítulo de género dramático. Me llamó y me dijo “es para vos”. Lo hice, la publicaron y ya no recuerdo cómo llego a Uruguay. La representaron tres veces creo, un elenco de chicos. Siempre me atrajo lo infantil. Publiqué cuentos, poesía, canciones, cosas sueltas. Eso sí, estudié mucho sobre literatura de chicos porque me interesa jugar con el discurso. Y si bien me fascina el lenguaje teatral… no es lo mío. Me pasa como con la prosa. Inicié varios proyectos de novela que nunca superaron el segundo capítulo. Y algunos cuentos que “no dan” para libro. Podría escribir guiones de cine, teatro o tele en equipo, en eso sería eficiente, estoy segura. Pero la poesía es mi lenguaje madre.


          5 – ¿Qué otras revistas has dirigido? En la actualidad, ¿en qué medios te desempeñás?

          MB – Estuve básicamente en revistas de autoayuda y de salud. Las tres en las que trabajé más tiempo como directora fueron “Predicciones”, “Sano y Natural” y “Agenda Astrológica”. Dirigí de chica la parte periodística de una agenda educativa y una revista de coleccionismo que se llamaba “Coleccionista”. Escribir, escribí en muchas. Trabajé en “Clarín”, en una sección que se llamaba Arte y Antigüedades, en la revista de dicho diario, en “Lea, revista de libros y cultura”... Pero hace unos años dejé de gitanear, estoy como hace veinte en la revista de “La Nación”, a veces en “Cosmopolitan” y escribo libros.


          6 – Otra de tus aristas es la de docente de Castellano y Literatura en Bachilleratos Populares.

          MB – Yo empecé a militar muy chica en el Colegio Nacional de Buenos Aires. Ingresé con doce recién cumplidos porque empecé la primaria a los cinco —me falsificaron el documento para hacerme entrar antes—. Me deslumbró ese clima de Universidad. Yo venía de un colegio privado inglés que detestaba. En primer año fui una estudiante modelo pero en segundo, a los trece, cambié. Empecé a leer a Marx y a Freud al mismo tiempo, estaba en todas las protestas, llegaba tarde a casa, me rateaba. El golpe militar me mató la adolescencia. Desaparecieron amigos. Entre ellos Malena Gallardo, la más joven del Colegio. Tenía quince años. Milité durante todo el Proceso. Pero cuando subió Alfonsín dejé eso atrás. Estuve con una especie de largo estrés postraumático. Cuando conocí a Ramón, mi marido, que es delegado y un luchador de alma, empecé despacito a salir del letargo. Claro que no tengo la fuerza de entonces. Pero en el Bachillerato estoy con compañeros y compañeras más jóvenes que sí tienen toda esa frescura, esa determinación. Lo mismo que mi hija Lena, que tiene dieciséis, y va a las marchas, está en las tomas, se apasiona… Como la literatura es lo mío, trato de militar desde ahí. Desde la educación. Popular porque enseñamos a trabajadores. Gente que está desprotegida frente a un sistema social que los excluye. Es como la película “Matrix”. Primero tenés que despertarte y descubrir que te vendieron una ilusión. Recién después, cuando entiendas que el sistema te narcotiza para chuparte la sangre, tal vez puedas liberarte… un poquito. Me encanta enseñar literatura pero no como algo vacío sino como herramienta de liberación. Porque eso es el arte, una ventana, una puerta, un caballo que te lleva lejos.


          7 – Asentamos ya el enlace que conduce a la biblioteca de poesía virtual, pública y gratuita que fundaste con el poeta Ramón Fanelli. 

          MB – Esa es tal vez otra apuesta ideológica fuerte. Descubrimos que en Argentina no existe ninguna biblioteca de poesía. Yo hice un curso de bibliotecas comunitarias y cuando íbamos con el grupo de visita a la Biblioteca Nacional, a la del Maestro, a la del Congreso…, siempre buscaba al menos un sector enteramente dedicado a la poesía, pero… nada. No había ¿Qué va a ser de nuestra generación de poetas si no se conserva su obra?, nos preguntábamos. Libros sublimes con tiradas mínimas que nadie podía ya encontrar. Pensamos en armar una biblioteca en casa pero no teníamos espacio. Entonces empezó a crecer la idea de un espacio virtual. Ramón entiende muchísimo de tecnología, de lenguaje digital, tiene su www.paginadepoesia.com.ar con miles y miles de contactos. Eso facilitó el camino. Diseñamos el proyecto entre los dos. Fuimos pidiendo los libros, la autorización de los autores o de sus herederos. Hicimos como cincuenta libros igualitos a los de papel y lo lanzamos al ciberespacio. Esos libros están vivos. En un año lo visitaron seis mil personas. Es como militar de poeta. Llevar al mundo lo mejor de un lenguaje que es revolucionario de por sí. Por ahora nuestro plan es seguir incorporando títulos. Estamos preparando, por ejemplo, la poesía completa de Walter Adet (1931-1992), el gran poeta salteño. Y los que ya están son todos maravillosos, especiales. Difundir la obra de otros me resulta tan importante como escribir lo mío. Porque fíjate qué perverso es el sistema: tira a la basura a nuestros mejores artistas, los silencia, los ignora, a la vez que produce toneladas y toneladas de discurso basura. Hay que dar vuelta la ecuación, difundir lo mejor de la producción humana, hacer de la poesía un antídoto, de eso se trata.


          8 - ¿Tenés por allí un libro que estás preparando, al que calificaste el año pasado como “raro” y que se titularía “Umbra”?

          MB – Raro en mi producción. De algún modo cuenta una historia. Y tiene un aire de película de misterio. Pero no puedo decir mucho más porque me falta distancia con mi propia producción, es demasiado reciente...


          9 – “Las lobas” apareció firmado por Karina Marión Berguenfeld. Pero ya en “Bruta piedad” no sólo “voló” tu primer nombre sino que con él se fue la tilde de Marión. (A un septuagenario como yo le resuena sobre todo por ser el título de un tango —letra y música— del prestigioso Luis Rubinstein.) ¿Qué te fue pasando con tus nombres, cómo te fuiste acercando a tus dos decisiones, Marion sin tilde?

          MB – En eso mi historia es bastante inusual. Como periodista, a veces, debí usar  seudónimos y siempre jugué con mis verdaderos nombres. Por ejemplo, en “Clarín” redacté notas durante varios años en una sección que se llamaba "Arte y Antigüedades" y como no estaba “en blanco” me intimaron a usar un seudónimo, y elegí Karina Kurz, porque Kurz es el apellido de mamá. Cuando empecé a publicar horóscopos en “La Nación” tenía un contrato de exclusividad con otra editorial, así que elegí Kirón, por Karina Marión, y además porque es un nombre de mucho peso en astrología. En otra ocasión me encargaron las novelitas de amor que firmé como Marion McKena. En cuanto a dejar de ser Karina y pasar a ser Marion... Karina es el nombre que me eligió mamá y Marion, mi segundo nombre, lo eligió papá. Como el poeta era él... Y además Karina Marion es muy largo. El acento no sé bien cuándo ni por qué se perdió.


          10 – Comparto con vos y nuestros lectores unas líneas de un mismo párrafo de la novela “El corazón de las tinieblas” de Joseph Conrad, la que confieso, estoy leyendo por primera vez: “Hay un toque de muerte, un sabor de mortalidad en las mentiras, que es exactamente lo que más odio y detesto en el mundo. Me hace sentirme desdichado y enfermo, como si hubiera tragado algo podrido.” Y luego: “Tengo la sensación del sueño, esa mezcla de absurdo, sorpresa y aturdimiento en un temblor de rebelión agónica, esa sensación de ser capturado por lo increíble, que constituye la esencia de los sueños…” Las mentiras y los sueños. ¿Qué te pasa a vos con ellos, qué te ha ido pasando con ellos —autora del poema “Sueños de loba”— desde aquella etapa de dos países, dos músicas, dos lenguas?

          MB – Yo vivo como dormida, volada, en un cierto estado de irrealidad que me suele angustiar. La vida diurna me resulta espesa, como una telaraña muy pesada que me rodea, haga lo que haga. Por eso me gusta nadar y dormir, me siento más liviana. La mentira es algo que me asusta. Yo suelo ser bastante brutal con eso de la franqueza, aunque a esta altura de mi vida aprendí a callarme, a no decir, a omitir más que mentir. Pero la mentira ajena me aterra porque no siempre la reconozco y sufrí enormemente pequeños y grandes engaños. La mentira me ha herido de muerte, llevo sus cicatrices.


          11 – Acabo de referirme al extraordinario novelista nacido en Ucrania en 1857, al que tantos reverenciamos. ¿Las poéticas de qué narradores preferís?

         MB – Las del boom latinoamericano, el realismo mágico de García Márquez, de Alejo Carpentier, de Miguel Ángel Asturias, de Juan Rulfo, de Julio Cortázar, de Jorge Amado. Ellos me hablan en mi idioma.


          12 - ¿Qué importancia le atribuís a los premios literarios en tu… carrera?

          MB – Me dieron ánimo para leer en público, algo a lo que le tenía terror; y a seguir escribiendo.


          13 - Como dijo William James, el hermano del gran Henri James: “Un gran número de personas piensan que están pensando, cuando no hacen más que reordenar sus prejuicios.” ¿Compartirías con nosotros alguna sentencia o algo así, que te parezca fenomenal por lo contundente?

          MB – No se me ocurre ninguna ahora mismo, pero esa cita de James me parece buenísima: pensar es romper con las ideas preconcebidas, con modos de vida pret a porter.

          14 - ¿Cuál sería tu “mayor secreto mejor guardado”?...

          MB – No tengo ninguno pero podría compartir una idea: no existe el control, no controlamos nada, hay que dejarse ir...


          15 - ¿Solés estar en desacuerdo con vos misma?

          MB - Soy muy contra. Me encanta tratar de mirar las dos caras de la moneda al mismo tiempo.


*


Marion Berguenfeld selecciona seis poemas de su autoría para acompañar esta entrevista:



novicia


soy la menor del asilo
por eso duermo atada
y me ensucio los pies
tengo múltiples madres
que van muriendo en línea
a medida que rezo

soy la gata
que entierra en el jardín
los trapos que se roba

(para no dejar huella
las anunciadas
me arrancaron las uñas)

vendadas
mis manos alzarán
un reino paralelo al del convento.


      (Inédito)



*

 

 

Cara de ángel



Lo mató el calor dijo la hembrita
ya sin abanicar al verdugo.

Sola en el mundo en la noche
baila
agradece al verano
que lo cocinó en sus arterias.

De calor.

Un vegetal azul
carnoso
dulcemente podrido.

Sangre con sangre
el suelo terracota de la casa.

Huérfana baila de sorpresa
de miedo
fuerte lo toca
para que el fantasma salga pronto.

Juega con su muerto la hembrita
pone barro
piedra
hormigas que coman
coman
como ella tantas noches.

Ahora que nadie nos ve.


  (de “Forense. Estación fantasma”)



*

marilyn blues


fui creada para el asedio y la maravilla
tengo una carne tan dulce
que ni siquiera se puede morder
porque ni bien me besan
soy azúcar
alcohol
un plañido que no se consuela

para el asedio me hicieron una noche de llena
y demasiado pronto
me pusieron al frío del amanecer
presa en la torre alta de un cuerpo
descontrolado
supe los milagros del amor apenas por reflejo

he dormido con armadura
desde el inicio de mis días activos
pude con los cachorros que me crecieron
y el arte de jugar
pero sola permanecí, guardada, intacta
de una pureza que ni yo misma comprendo

nadie dejó marca en esta arena ondeada
donde sigo descalza
y te llamo
y estoy.


    (de “Estrip”)




*



arsénico


¿mirar o que te miren?
preguntó

litros de ron cubano
recostado en mi alfombra

cargó la magnum

tu nena mala dije
y puse jazz

quedó seco
los ojos como platos
a mitad del estrip.



 (de “Estrip”)



*


Caronte



Pido para mi muerte un esclavo de azul.

Él me llevará por la huesería
a brazadas de oso el río espeso
alejará las calaveras
que muerden los pies del recién caído.

Un hombre.

Nadará por mí.
No se atreverán con su durísima carne
las tortugas lentas de los islotes.

Transitar los castigos
las gracias de esta vida.
Tanta materia agitada.

Lo pido azul hecho de río.

Que por los peligros de la muerte
me lleve me deje dormir.


   (de “Forense. Estación fantasma”)



*


la novia de los veleros

las viudas han bajado al mar
se van los barcos
no llevan velo
pero el pueblo es piadoso

llegaron juntas y de a una se irán
abandonando en el muelle
a la viuda novicia
la novia de los veleros

de ella naceré
de ella y de un varón que vendía corales
y tenía en la nuca un ojo místico

seré su niña viuda
con redes y anzuelos jugaré
con la rueda del temporal
porque he nacido extraña
igual a tantas huérfanas de marino

sal en la sangre

después me encerrarán
harán muñecas de tela
dulces que no probaré

mientras dure la fiebre
y yo camine sonámbula
hacia los barcos.


       (Inédito)



*

Entrevista realizada a través del correo electrónico: en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la Argentina, Marion Berguenfeld y Rolando Revagliatti, 2015.

*


fuente: recibido directamente del poeta y escritor 
Ronaldo Revagliatti al que agradezco y felicito.
Me siento muy contento de haber podido publicar
este reportaje y las poesías de la excelente poeta
hermosa mujer que es Marion Berguenfed.