martes, 30 de julio de 2013

ARGENTINA: nuevo libro de Ricardo Feierstein, "Alberto Gerchunoff. El argentino más judío, el judío más argentino", editado por Capital Intelectual,

Gerchunoff, paradigma de la
inmigración en un nuevo país




















La literatura de Alberto Gerchunoff sintetiza la integración a un país pluralista sin renunciar al origen inmigratorio y la propuesta de un mestizaje cultural argentino que se desplegará en las sucesivas generaciones, afirma Ricardo Feierstein, autor de un reciente libro sobre la vida de quien supo ser un periodista y ensayista paradigmático.

Guillermo Lipis

En Alberto Gerchunoff. El argentino más judío, el judío más argentino, editado por Capital Intelectual, Feierstein registra una semblanza completa del autor de Los Gauchos Judíos en quien, asegura, se entrecruza “el modernismo con el naturalismo y articula una profunda vocación hispánica y el compromiso con su identidad judía y la tierra argentina”.
Gerchunoff llegó al país a través de los planes migratorios y colonizadores de quienes creyeron que la mejor forma de poblar Argentina era como un espejo de Europa, un falso liberalismo que negaba la identidad nativa para reconvertir a la nación en un inadecuado crisol de razas en el que todo se fundía. Y ya se sabe, en un crisol no se distingue la particularidad de los componentes.
Gerchunoff, contra eso, trató de dejar impregnada su literatura de una identidad judía que tomó su máxima expresión en ‘Los gauchos judíos’, “en una estrategia literaria que enfrentó con éxito las postulaciones xenófobas de la sociedad que lo cobijó, sin olvidar el mestizaje cultural al que se enfrentaba en su proceso inmigratorio”, afirmó Feierstein.

De hecho, esa mezcla entre lo europeo y lo criollo se dio desde su arribo al país, al que llegó en 1890 con su familia y se radicaron en la localidad santafesina de Moises Ville.  Allí su padre fue asesinado por un gaucho matrero y la familia se mudó a Entre Ríos “donde inmortalizó sus relatos y crónicas plagadas con hombres de campo”, dijo el autor.

Cuando se radicó en Buenos Aires adhirió al socialismo y en 1916 se incorporó al Partido Demócrata y se identificó con el liberalismo.

Sin embargo, Feierstein advirtió que “resulta difícil definir, desde una mirada actual, derecha e izquierda en las primeras décadas del siglo XX argentino. Gerchunoff provenía de una tradición humanista, libertaria y teñida de solidaridad social y fraternidad que le fue inculcada por sus maestros de la infancia (en la colonia entrerriana) y, ya en Buenos Aires, por su maestro Roberto Payró, gran escritor argentino y uno de los fundadores del Partido Socialista local”.
En 1916 adhirió a la Democracia Progresista de Lisandro de la Torre “y el mismo Payró lo llevó al diario La Nación, donde se conectó con el prestigio del alto mundo literario y social de su época”.

Feierstein explicó a Télam que “durante más de cuatro décadas (1908-1950) -y con algún pequeño intervalo- Gerchunoff trabajó en ese periódico, fue modificando su forma de pensar y terminó por adherir al eje Caseros-Sarmiento-Mitre-civilización, antes que a su opuesto y simétrico Rosas-Gauchos-Barbarie-Yrigoyen-Perón”.
A pesar de esta mirada política, “conservó intacta su estructura moral y de principios que lo llevó a solidarizarse con todas las causas libertarias del mundo, y luego del ascenso de Hitler, comenzó a apartarse de muchos de sus antiguos colegas y asumió una postura antinazi”.

Sin embargo, su obra más conocida, ‘Los Gauchos Judíos’, aparece para el primer centenario argentino en el que refleja “un canto a la integración desde las particularidades, con lo que comienza la literatura judeo-argentina desde donde trató de sumar y promover unión y respeto entre las personas obviando diferencias de credo y buscando lo que los une por sobre lo que los separa”.


Feirestein agregó que “Gerchunoff jamás renegó de sus  raices judías. Hablaba en idish, estaba fuertemente relacionado con su colectividad, fue uno de los fundadores de la Sociedad Hebraica Argentina (y quien eligió ese nombre), participó activamente en la lucha antinazi y, al mismo tiempo, fue un enamorado de su tierra de adopción, un argentino por elección y un nostálgico cronista de la tierra entrerriana que lo formó en su infancia”.- ¿Por qué consideró que Gerchunoff fue el argentino más judío y el judío más argentino?

- En mi libro planteo, como hipótesis, que de manera consciente o construyendo la idea sobre la marcha, Gerchunoff elaboró una estrategia literaria que abrió un amplio campo de aceptación para que los creadores de origen inmigratorio pudieran sumarse a la cultura y la vida argentina. Entendió su particularidad como una sumatoria, que enriquece. No eligió, metafóricamente, querer más a su padre o a su madre, sino a ambos en conjunto, reunidos con sus otros amores que no resignó como el origen, la familia, los hijos y amigos, la buena comida”.



Y agregó que “frente a las líneas del nacionalismo cultural patricio y xenófobo, Gerchunoff aplicó la técnica del yudoka: utilizar la fuerza ajena en beneficio propio”.

Es así que que Gerchunoff reflexionó: - ¿Gauchos? Sí, claro. Pero gauchos judíos. ¿Herencia hispánica? Sí, claro, la del idioma sefardí -por sus antecesores judíos del Siglo de Oro español- a partir del cual se convierte en un maestro impar del idioma castellano”, agregó el autor.
“Sin dudas, fue una jugada genial”, concluyó Feierstein. 


fuente: http://www.telam.com.ar/notas/201307/26514-gerchunoff-
paradigma-de-la-inmigracion-en-un-nuevo-pais.html

sábado, 27 de julio de 2013

VENEZUELA: Américo Gollo Chávez, escritor, poeta, docente universitario, intelectual venezolano nos entrega su reflexión semanal: ¿SE DIFUMA, ESCONDE, HUYE EL CATATUMBO?


 

Américo Gollo Chávez.

           A Marienbad, coautora de este texto

       En aquel tiempo  ordenó Dios a una estrella que guiara los pasos de pastores,  sabios, magos, para que  nadie pudiese extraviarse en el camino,  hasta llegar a un diminuto  espacio, Belen,  que previamente  había dispuesto para que allí nacieran  quienes jugarían decisivo papel en la conformación  e historia de Israel y en la historia y la redención de  la humanidad, y  fue así como allí vieron la  luz, David, rey, poeta, hacer, poder,  y  Jesús, descendiente de Dios y de David,  tal es la cristiana fe y el cristiano saber,  que si bien se  distinguen en su modo de SER  y de hacer en el mundo,  sin que Cristo tal se propusiera, partió el tiempo en dos grandes etapas y en dos grandes modos  de mirar y vivir,  de juzgar y amar,  antes de Cristo y después de él.  David, por su parte, sigue su lucha inmensa, derrotar a los enemigos de  Israel.  A Cristo en  mucho  tiempo no le ha ido muy bien.   Su palabra perdura, fue lo mejor de él, por ahí anda Francisco en estos días,  buscando que su voz se vuelva a oír tal como ayer se oyeron Pablo, Ratzinger y  Juan XXIII.

        Del mismo modo y sin que yo lo sepa quien así lo dispuso, en un lugar que por tiempo hemos creído que era el espacio de él, al Sur del Lago,  este de Maracaibo hoy, Coquivacoa  ayer, vivía un extraño ser, indefinible para sabios y obispos, pero de cuya existencia no había duda, estaba allí, su presencia  cubría de luz del cielo  y de amores los suelos. El Relámpago del Catatumbo.  Los niños y los ancianos se reunían para bañarse en los colores arcoíris que brotaban de él o que, nadie lo sabe, eran parte de él y su modo de hacerse  y su modo de ser. Las mujeres más bellas solían desnudarse para estar con él y dejarse aprehender por  sus caricias, suaves y audaces  como los sueños, cálidos como los amores primeros que furtivos verdades hicieron sus  ficciones  vírgenes.  Cada  varón se admiraba de él.  Era ejemplo  incansable, constante, como las palpitaciones del corazón cuando la calma habita y el solaz  que provoca el bien  hacer. Los científicos en asuntos de astronomía,  en cosas de la física de la luz y  del calor, de la energía, los químicos, los biólogos y otros  con ellos quisieron como a bien les compete, descifrar sus misterios.  La luz que dan los rayos que preceden al trueno, se hace verdad  en miles y miles de grados de calor y destrucción de aquello que de alguna una manera queda  cerca de ellos.  El trueno  llega largo tiempo después de cuanto el ojo ve o al ojo llega, y aterra tantas veces su intensidad y su volumen. Es el miedo a lo ignoto envuelto en pánico.   Pocos saben, tal vez nadie, que el trueno  viene para ayudarnos a saber que hemos quedado vivos y que salvos estamos del terrible rayo que hace arder las entrañas del cielo.  El Relámpago del Catatumbo  es el distinto a todo aquello que se parece a él. Su luz  es tierna, suave, indefinible, es como una caricia que su magia edulcora  la piel y al ojo da sonrisas.  Los poetas, cantores, pintores y los otros,  convivieron con el Relámpago y lo aprehendieron cada quien supo bien, que el Relámpago es una verdad distinta, nunca vista y que jamás en otro espacio podrá haber. Nunca les importó  lo que era,  solo supieron que el Relámpago era como es Dios,  sencillamente es!

        Ese Relámpago marcó  a todos el camino que hizo posible que al Zulia pudieran llegar inmigrantes  de todas partes,  y de una en especial, de Venezuela, orientales, andinos, llaneros, del centro, se vinieron  tantos sin saber a qué, solo con la esperanza de construir su vida  de modo bien distinto al que sus  viejos,  sus ancestros, sus padres,  mal vivieron o no vivieron bien.  Sus maletas  repletas  venían de esperanzas y sueños,  que aquí en el Zulia, pensaban,  llenaría de hechos buenos.   El Relámpago  señaló el camino, pero del destino del venido de lejos no dispuso. Fueron los tiempos  de la explosión petrolera y con ella vino el cambio más radical que en esta tierra ha habido.  Se silenció  la producción de bienes para el cuerpo y el alma y la algarabía  de boom petrolero, creo que así llaman,  sustituyó  todo lo anterior que pasó a ser  y lo echaron por  viejo.  Venezuela cambió, así dijeron,  las exportaciones de comidas, cafés, cacaos,  se fueron, las sustituyeron por petróleo y entonces se empezó una nueva era, comer del viento que llegaba de lejos enlatado y a ser ricos de nada, solo de  ficciones.  Fue entonces cuando el Relámpago empezó a tener miedo.  Empezó a esconderse de esa palabra extraña que llamaron progreso.

        Y muchas voces empezaron a gritar su ira por aquello.  Fueron los únicos que asumieron el reto de la verdad.  La gaita alzó  su protesta  en el vuelo.  De Maracaibo, de El Saladillo  contó  su destrucción. De Cabimas otros versos lo hicieron.  Nada quedó de aquello.  Hesnor Rivera, como muy pocos, vio la muerte del Lago, donde el Relámpago tenía su inmenso y dulce y límpido  espejo.  Cada basura, cada excreta,  cada  taladro, cada cosa que tiraron para envenenar sus aguas y asesinarlo  raudos,  para  mas fácil arrancarle las entrañas a sus suelos,  destrozaron el espejo y el Relámpago huyó al verse destrozado a pedazos como   de grietas se llenan los rostros que otrora mozos de tersura estuvieron cubiertos.

        De vez en cuando el Relámpago sonreía, la alegría de sus colores danzaba sobre el cielo. Fue en los intersticios donde  sabia la savia de la ciencia, del arte, del cine,  le nutrían con su verdad el avío para que pudiera continuar viva la belleza  que la pulcritud reclama como lecho.   Se solazaba el Relámpago del Catatumbo  cuando a diario visitaba cada ciudad, cada pueblo y en  cada hogar, en cada  bar, en cada escuela, en la universidad,  encontraba poetas, científicos,  bohemios, repentistas, aventureros de amores y dialogaban sobre lo que era  bueno y era bello.  Que si necesitamos ser autónomos, dijo más de uno. Ser libre de las cadenas que desde arriba nos impone el centro, repetían otros.  Necesitamos buscarnos y encontrarnos en los que bien hacemos, trabajar, crear, producir, amar.  El más sabio, siempre hay un sabio grande entre los buenos, necesitamos encontrarnos, repetía, hacer verdad lo que en verdad somos. Un estado de geografías distinto, un estado en gentes bien distintos, diversos y dispersos,  solo nos une, repetía, el interés de  hacer, de trabajar y la libertad  que reclamamos para lograr  hacerlo.

        Yo no se que pasó,  pero al mirar los cielos hacia el sur nadie ve en las alturas  la luz  del Catatumbo su Relámpago.  Salí a averiguar si alguien podría ayudarme a descifrar que ha ocurrido.  ¿Huyó  el Relámpago?  ¿De quien, de qué  a qué le tiene miedo? ¿Lo echaron? Y, ¿por ser bueno carecía de armas de fuego  o sus únicas armas, la belleza, la paz, la luz, y por ello no quiere enfrentamientos de estos donde solo la muerte  impone las reglas de su juego?.  ¿Decidió, a cuenta propia, difuminarse y  así los ojos ya no pudieran  ver la armonía que se encuentra en su seno?  ¿Decidió huir, pero esconderse dónde? ¿Sería que en ese empeño se ahogó o decidió buscar un espacio a donde el mal no  disponga de acceso?

        En eso andaba,  buscando a pleno día y en la noche sin luz   donde no alcanza  el sueño a alguien que pudiera ayudarme a descifrar si hay un enigma en ello. Si es verdad que todo  se ha de ir,  que nada queda igual y que hasta el tiempo alcanza límites que el propio tiempo jamás podrá medir.  ¿Será que es así?  Alguien se acercó a mí,   tendió su mano y suave como un poema  de Darío de los primeros tiempos de su tiempo de azul, me dijo, levántate,  no tengas miedo y sígueme.  No temas. No es verdad que todo se acaba y se transforma, digamos más  bien que se avanza y que  de caos a catástrofes, al orden, bien andamos y en ello anda la vida como un juego.  El azar y la necesidad tienen su tiempo y el tiempo muchas veces no alcanza a disfrutar su propio tiempo.  Cierto que inexorables leyes nos agobian, gobiernan, son  a la vida como a la sociedad, al ser íntimo y solo, con lo otro y los otros, los mandamientos que esculpidos en piedra  Moisés dejó para que siempre fuera saber que estaba bien o que mal pueda estar según obremos.  Mandatos para amar,  para amarnos, prohibiciones  para poder vivir y  así andamos, amamos y vivimos, sin la felicidad de Adán y Eva, pero, como bien sabes, la felicidad que regalada viene, lleva consigo la tragedia de la monotonía,  del nada hacer, del nada obrar, del nada disfrutar, es como si se viviera la plenitud de la abulia,  la pesadez de no alcanzar el sueño o la infelicidad de andar dormido.   

        Así creo que es, repetía,  no se si meditaba, oraba o  me regalaba una lección para superar  las imposibles  respuestas a mis preguntas que, en el caso, a una quedaba reducida, ¿que ha pasado con El Relámpago del Catatumbo?.  Óyeme bien, dijo, Yo soy la Primavera.  Recién  recorrí  los parajes donde, como bien dices,   anida, sueña, vive, se repite como un tema musical perenne del Catatumbo su Relámpago.  No se ha ido, ni huido, aun  permanece vivo.  Fui a dejarle la plenitud de mi esencia.  Como sabes, yo visito la tierra una vez cada año, cada vez soy igual mas no lo mismo.  Tengo tiempo finito. Estipulado en días para estar sobre cielos y suelos.  Pero nunca me voy. Solo que no me ven los ojos que no  ven, que no saben mirar, que nunca indagan.  Yo estoy en la belleza del poema, en la transparencia  de las almas buenas,  en la sublimidad de la música,  en la grandeza  inagotable del teorema.  Estoy en la palabra que  busca  la pregunta y va tras la respuesta.  Estoy en la frescura de la mar para que el amor florezca en el  Verano.  En el misterio que se oculta en los colores que se difuman en Otoño,  pero que no se van, que dan reposo al pensamiento y estoy en el calor que mantiene la blancura de la nieve en el Invierno.

        Así es  del Catatumbo  su Relámpago.  El está ahí, solo que  la gente lo ha echado de  su ser y así  vagando él no sabe que hacer.  Sabes, y dejaba  la respuesta en  la hondura del silencio, sabes?  Cuando cada quien se interrogue sobre a donde se ha ido del Catatumbo su Relámpago, en ese instante  sabrá mas de sí de cuanto  pudiera decirle  el mas grande de los sabios. El Rayo del Catatumbo ha huido de cada quien, porque cada quien dilapida su tiempo en  pensar o vivir de lo inmediato.  El Lago, no se si soy muy cruel, ya se ha ido.  O cerca está del viaje sin regreso. Ves? Puedes decir, lo mató  la desidia. Verdad es, solo que la desidia tiene nombres, es  el hacer  sin amor, sin reflexión, es nada hacer ante el mal. O es hacer para sobrevivir, existir en lo inmediato lo que conlleva  destruir el vivir.  El vivir no es solo la vida que en mi tiene lugar y  espacio y algún tiempo, la vida es la vida del hijo y en cadena se perfila al infinito.  Es la vida de la naturaleza que reclama del amor y la consciencia el equilibrio.  Mira de ese modo la existencia que es parte de la vida y  la existencia  si alargar y continuar quiere la vida, es saber qué somos, qué  hacemos, qué queremos,  a donde vamos,  y preguntarnos  con quien vamos.  Es tiempo de que hablemos de nosotros, de cada uno, de  cuanto bueno tiene y cuanto falta.  Si lo hacemos bien, quiero decir si es  ejercicio de la consciencia y el hacer la reconciliación con el amor, la verdad, la fe,  entonces volveremos a ver el Relámpago del Catatumbo.


Si  te miras por dentro,  con  rigor,  pero sin masoquismos o narcicismos, que no se si a la larga es lo mismo, podrás ver donde está  del Catatumbo su Relámpago. Y al verlo, sal con él y llévalo a cada ser que como tú ha de interrogarse por los mismo temas y  echemos a andar juntos, veremos  renacer lo que creímos muerto.  Camina conmigo y a cuatro manos recorramos las estaciones de Vivaldi y las de cada tiempo real de nuestro espacio y verás   como en  cada lugar  a donde vamos,  llevaremos  con nosotros la belleza infinita del  Catatumbo su Relámpago.  Probemos que solo nosotros de él estamos lejos, porque de nosotros mismos lejos nos encontramos.
 
 
 

 fuente: recibido directamente del autor, al que agradezco.

Americo Gollo Chavez, escritor, poeta, profesor, docente, intelectual....
 
 


Ingreso a LUZ (Universidad del ZULIA)
01.02.69. Dirección de Cultura.09.07.93. Profesor. Facultad Experimental de Ciencias
Titular
Jubilado

Estudios Realizados

Doctor en Filosofía. Universidad Eotvas Lorand
Budapest. Hungría. 03.05.79

Investigación Post doctoral, Estética
Instituto Schiller, Alemania Federal. 1991

Licenciado en Letras Hispánicas. LUZ. 69

Primer Nivel de Maestría en Educación Superior. LUZ l973.

Sociología Literatura. 1 al 24 de nov. 1974. FHE.LUZ

Semiología del Objeto. LUZ 84 Hs. FEC.LUZ. 1976

Lengua Alemana. Un año Instituto Goethe. Prien. 1977.

Tercer año de Economía. LUZ. 61.62.63.

Idiomas: Latín, Español, Francés, Alemán.

Cargos Desempeñados en LUZ: 
 
Decano Fundador(I) de la Facultad Experimental de Arte, desde el 06 02 00 Prof. De Comunicación y Lenguaje. FEC. LUZ. Desde l973. Primer Lugar en el ingreso según la metodología empleada. Coordinador del Eje del Pensamiento Simbólico: Matemática, Lógica, Lenguaje, FEC. Años 73 74 75. Profesor de Epistemología: Matemática y Sociedad; Ciencia y Sociedad. Departamentos de Matemática, Física. FEC. LUZ . Profesor de Estética. Postgrado de Letras Facultad de Humanidades Profesor de Metodología de la investigación. Fac. De Ciencias Jurídicas y Políticas de LUZ. Postgrado en Ciencias Políticas. Coordinador de la Comisión Central del año Jubilar de LUZ, en El 50 aniversario de su reapertura. Proponente y Coordinador de la Comisión para la creación de La Facultad Experimental de Arte. Representante de LUZ ante la Comisión Bicameral y la AVERU para el análisis del PLES. 98 –99. Coordinador Primer Encuentro de Educación Musical para América Latina, UNESCO, CONAC; UCV, LUZ...Caracas Sep 1996 Moderador del II Encuentro Musical de Expertos de A.Latina. UNESCO, UCV, LUZ; .....Caracas 1997. 
fuente: http://www.analitica.com/colaboradores/6307970.asp 


 
 

       

 

viernes, 26 de julio de 2013

BUENOS AIRES: Murió el artista plástico León Ferrari. El hombre que erizó los ánimos pacatos.

Por  | LA NACION















Enorme pena y vacío deja en el mundo
del arte la muerte de León Ferrari , que
nos dejó hoy, a los 92 años, tras una l
arga y fecunda vida. Fue un artista
comprometido con sus ideas y con su
credo estético al que suscribió con
convicción y sin claudicaciones.
 
" Civilización occidental y cristiana "
se llamó su obra más famosa, que en
tiempos del Di Tella lo llevó a la primera
plana de los medios y sacudió a la
crítica con el mensaje corrosivo y
político, en plena guerra de Vietnam, 
del Cristo crucificado en un bombardero.

Hombre de familia, amigo de sus amigos,
tierno, cálido, de inesperado sentido del
humor, la fama y el éxito del mercado le
llegaron tarde en la vida por las razones
menos pensadas. Su muestra prohibida
y piedra del escándalo en la sala
Cronopios del Centro Cultural Recoleta
lo colocó en el centro de una polémica
desatada por el contenido provocativo
de sus esculturas. Más de una vez había
erizado los ánimos pacatos con sus
dardos conceptuales, dirigidos a las
autoridades eclesiásticas y al poder militar.
Basta con recordar las portadas
intervenidas del Observatore Romano.
 

Pero aquella vez, la muestra de la
Cronopios y el láser de su pensamiento
provocaron el cierre de la exposición.
Lo que vino después era previsible.
Inevitable, dadas la magnitud y
grandeza de su arte: reconocimiento
del público y la valorización en el
mercado de sus obras que pasaron a 
cotizarse cinco, diez veces más.

Premio Costantini , Premio de Pintura
del Banco Central, seleccionado por
Robert Storr para la 52 Bienal de Venecia.
En esa oportunidad, el jurado internacional
le otorgó el León de Oro de Venecia,
máximo galardón. Parecía cumplirse el
derrotero de toda una vida. Allí, en Venecia,
lo crucé en el vaporetto rumbo al Lido,
junto a Alicia, su mujer de toda la vida.
Se reía y gozaba como un chico de ese
triunfo y de vivir en la magnificencia del
Excelsior rodeado de los figurones del 
 jet set del arte.



El Cristo de Ferrari crucificado en un bombardero. 
Foto: Archivo-LA NACION

Artista conceptual, su cuadro escrito marcó
un quiebre en la producción nacional del
siglo XX, es una obra liminar en la que se
miraron como en un espejo los jóvenes
finiseculares. El exilio durante la dictadura
lo encontró en San Pablo donde produjo
una selección de trabajos geniales años
inspirados en las autopistas paulistas más
tarde incluidos por Adriana Rosenberg
como curadora de la Bienal de Mercosur.


Con León Ferrari, el país pierde a uno de
sus artistas más originales . Pierde también
a un hombre íntegro, eternamente joven,
capaz de experimentar con materiales
inéditos y empezar de nuevo, otra vez, en
el último codo de la vida. Adiós, León.

Te vamos a extrañar. 

Twitter: @alicearte     |  
Mail: aarteaga@lanacion.com.ar

Alicia de Arteaga
        Se graduó de Licenciada en Letras Modernas en la Universidad Nacional de Córdoba, con Medalla de Oro y Premio Universidad. Fue becaria del Conicet en la Categoría de Iniciación a la Investigación durante dos períodos en los que realizó un trabajo de campo sobre los medios de comunicación masiva "La radio y su relación con el desarrollo socio cultural".             

Desde 1982 integra la redacción de La Nación. Inició las secciones Mercado de Arte y En la trastienda con información referida a subastas, exposiciones, arte y antigüedades. Fue editora de Información General y de la Revista de los domingos.

Actualmente edita la sección Arte que se publica los domingos en el Suplemento Cultura. Es vocal de la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos y miembro de la Comisión de Cultura del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales. Integra el Comité de Admisión de Arte BA, Feria de Galerías de Buenos Aires.             

Fue profesora adjunta de Géneros y Estilos Informativos en la carrera de Ciencias de la Información de la Universidad Austral, y en 2004 dictará la Cátedra de Arte y Comunicación, en la carrera de Gestión Cultural de la Universidad del Salvador.     

domingo, 21 de julio de 2013

ESPAÑA: Corrupción… envilecimiento, por el escritor y filósofo Antonio García Fuentes
















Antonio García Fuentes
 

 

Corrupción… envilecimiento

 

                                A la tan generalizada palabra “corrupción”, para referirse al principal problema que hoy sufre España y los españoles; algunos comentaristas ya van empleando la apostilla de “envilecimiento”; sin que aquí se “conmueva nada ni nadie” y todo sigue “como si aquí ni hubiese pasado, ni hubiese ocurrido nada”; todos se pegan al sillón, a la paga y a las grandes prebendas políticas y apelan al tiempo y al olvido de los españoles, para que, pasado “el temporal” (ya borrasca, tifón y no sabemos si después maremoto) y aclarado el tiempo, puedan seguir disfrutando de tan grandes e inmerecidos “bienes”, que nadie les dio, sino que se los impusieron ellos mismos.

                                La odisea que sufren España y los españoles, no ha acabado aún y pese a cuanto nos digan los que dicen gobernar; muy al contrario, los que dicen entender de política económica, ya anuncian que en el próximo año subirá como mínimo, un punto más el desempleo, por lo que vaticinan el que éste se va a situar por encima del veintiocho por ciento.

                                Bárcenas (“lo de señor no lo entiendo”) y desde la cárcel, sigue afirmando cosas y casos, que en cualquier país “medio asentado”, ocasionaría las dimisiones en riada, pero en “la numantina España”, aquí no dimite nadie; habrá que dimitirlos y ojalá (Dios lo quiera) sea civilizadamente y por las urnas tan pronto nos llamen a votar; puesto que llegado ese momento habrá que pensar y pensarlo bien, a quiénes se vota y a quienes no; por mi parte, pienso que a todos cuantos se han pringado en la inmensa corrupción que nos asola y a sus partidos, habrá que olvidarlos y que pasen con todas sus miserias, a la miserable historia de “un país terriblemente inmaduro como lo sigue siendo España”.

                                ¿Pero por qué no dimite nadie aquí? Supongo que en primer lugar, por cuanto si muchos dimiten, estando “a medio camino de la gran prebenda vitalicia que se asignaron con toda la ignominia que queramos añadirle, no tendrán ese derecho que nos cargaron al indefenso súbdito español, con esas pagas y prebendas que se asignaron con toda la vileza de que han sido capaces”. En segundo lugar, por cuanto aquí el orgullo lo ciega todo y hay que mostrarse “incólumes”, aunque España se hunda hecha pedazos difíciles de recomponer en muchos años. Y en tercero, por cuanto “legiones” es que fuera de la política “se morirían de hambre”.

                                Pero ¿qué ocurriría si por ejemplo dimitiera Mariano Rajoy, Alfredo Pérez Rubalcaba, Griñán en Andalucía, Más en Cataluña y resto de “señalados”, en todo el ámbito nacional. A mi entender nada, nada que afecte al común de los españoles, que en general desprecian ya en demasía a tales individuos, por cuanto han hecho o han dejado hacer.

                                Si y por ejemplo Rajoy dimitiera, no se hundiría su partido (no más de lo que se sigue hundiendo y cada vez más) puesto que el mando, pasaría a Soraya Sáenz de Santamaría, que afortunadamente para ese partido, aparece “limpia de pecado” y se muestra bastante inteligente y con carácter; y quizá ella, fuese capaz de limpiar lo sucio que exista en ese partido y llegar al final de la legislatura con cierto decoro; que es a lo máximo que a mi entender, pueden aspirar los actuales “peperos”.

                                Si dimitiera Rubalcaba, el que sigue en un puesto donde hace el mayor ridículo que pudiera ostentar cualquier político de hoy, por “sus hechos y pasado”… tampoco pasaría nada; puesto que el partido pondría a un sucesor, que si aciertan, igual pudiera salvar, “los destrozados restos de un partido hecho pedazos”.

                                En el resto de “trozos de España”, ocurriría lo mismo y no pasaría nada, sencillamente por cuanto ya está visto que “el común del pueblo no quiere guerras ni guerrillas”; pero lo que no puede seguir es este envilecimiento y corrupción, donde ya lo que hay que preguntar no es quién dimite o no… “sino quién está libre de tener que pedir la dimisión e irse a donde pueda o lo dejen las leyes vigentes, que esperamos como último recurso, el que los jueces y fiscales que de verdad sientan la justicia, la hagan cumplir con las máximas consecuencias, sencillamente España y los españoles se lo están exigiendo… y para ello les pagan tan buenas pagas cada fin de mes”.

                                Lo que ya nos preocupa y repugna a los españoles que somos un poco conscientes de serlo, es que España está siendo “despellejada” en todos los periódicos, televisiones y emisoras de radio (no hablemos en Internet) de todo el mundo. Y lo está siendo por cuanto nos presentan como el país más corrompido de los de todo el mundo y que hasta hace poco… “pintaban algo en el mismo” y eso ya es mucho más de lo que nos podíamos esperar… ¿hasta cuándo?

 

Antonio García Fuentes

(Escritor y filósofo)

www.jaen-ciudad.es (aquí mucho más)
 
fuente: recibido directamente del Autor, al que agradezco.