jueves, 30 de junio de 2011

Poesía A LA INDEPENDENCIA DE 1816 [Argentina] de Carlos Guido y Spano


A la Independencia de 1816



CARLOS GUIDO
y SPANO




La tierra estaba yerma, opaco el cielo,


la derrota doquier. Nuestros campeones,

que en la tremenda lid fueron leones,

ven ya frustrado su arrogante celo.



America contempla en torvo duelo

la bandera de Mayo hecha jirones.

El enemigo avanza : sus legiones

cantan victoria estremeciendo el suelo.



Pero la Patria, irguiendose entre ruinas :

" Atras ! " prorrumpe, libre se proclama,

rompe el vil yugo con potente brazo ;



y triunfantes las armas argentinas,

llevan la libertad, su honor, su fama,

desde el soberbio Plata al Chimborazo.


CARLOS GUIDO y SPANO

Carlos Guido y Spano
(19 de enero de 1827 - 25 de julio de 1918)



Hijo ilustre del General Guido y de doña Pilar Spano, distinguida dama chilena, se conjugaron felizmente en don Carlos Guido y Spano el austero talento del padre y la gracia poética de la madre. La elevación espiritual de ese ejemplar arraigó en el hijo tanto más hondamente cuanto que éste sentía verdadera devoción por sus padres.

Había nacido en Buenos Aires el 19 de enero de 1827 y aquí mismo transcurrió su infancia y cursó los primeros estudios, hasta que en 1840 su padre, que desempeñaba la embajada de Río de Janeiro, lo llevó a su lado junto con el resto de la familia. Allí empezó a despertar en él, en plena adolescencia, la afición a las letras, las artes y todo lo bello. Contaba 19 años cuando hace un romántico y breve retorno a la patria. En 1848, enviado a París porque su hermano Daniel se encontraba allí enfermo, tuvo la gran pena de conocer a su arribo, la noticia de la muerte de éste. Luego del espectáculo de la revolución de aquel año, había de distraer su dolor templando su espíritu liberal y afinado su exquisita cultura políglota.

Vuelto a Río y mimado de aquella sociedad, se mezcla a los círculos intelectuales en los que también es muy estimado. De nuevo viaja a Europa visitando esta vez primero Inglaterra, por cuya democracia manifiesta gran admiración, y después a Francia, en cuyas luchas participa quijotescamente. Y en 1852 regresa al país para ser testigo de la revolución de Septiembre. Se mantiene al margen de los acontecimientos políticos, dedicándose por entero a la labor literaria hasta que toma parte de la defensa de Buenos Aires como ayudante del general Pacheco en la revolución de Lagos. Pero casi enseguida debe partir hacia Montevideo siguiendo a su padre que había sido desterrado.

Ya restablecida la Paz, cuando el doctor Derqui ocupa la presidencia, lo nombra subsecretario del departamento de Relaciones Exteriores. Nuestro poeta renuncia al cargo en octubre de 1861 y nuevamente va a refugiarse en Montevideo. Sobreviene para él una época de mezquina lucha por la vida que pone a prueba su natural optimismo y despreocupación de las cosas materiales. Debe volver incluso a Brasil, patria de sus primeros sueños juveniles, en misión comercial. Retorna allí al grupo de sus viejas amistades, pero el artista de alma, un si es no es bohemia, no está hecho para esta clase de empresas, y helo otra vez en patria, entre sus libros y versos, en medio de penurias económicas con la sola compensación de los afectos familiares. En poco tiempo pierde a sus padres. Asola la ciudad la fiebre amarilla de 1871, y con infinita abnegación y simpatía humana Guido y Spano se alista como primer soldado en la cruzada defensiva. Pierde también a la esposa. Tantos dolores acumulados parecen deprimirlo profundamente. Pero logra recomponerse y en 1872, siendo ministro de Avellaneda, le confía la Secretaría del Departamento Nacional de Agricultura de reciente creación. Desarrolla allí una proficua labor de dos años y ha de dejar el puesto para correr a la defensa del gobierno en la abortada revolución del 74´.

Algún tiempo después pasa a la dirección del Archivo General de la Provincia y desempeña también la vocalía del Consejo Nacional de Educación. Al fin, acogido a los beneficios de la jubilación, se retira a la vida privada. Pero se afirma cada día su fama literaria y crece su popularidad alimentada por su natural hidalguía, generosidad y exquisitas dotes de conservador. Murió ya muy anciano el 25 de julio de 1916, habiendo conservado hasta los últimos tiempos toda la frescura y juventud de su espíritu, rodeado de jóvenes y viejos que lo visitan y consultan como al más respetado patriarca de las letras. Grandes homenajes oficiales y populares se rinden en su tumba.

Fue Guido y Spano un delicadísimo poeta que amalgamó con sello muy personal, el sentido moderno de su poesía con un clásico equilibrio en la expresión de los sentimientos más tiernos y la contemplación casi pagana de la belleza. Se inicia como poeta publicando algunas composiciones en 1854, en la "Revista el Paraná", más tarde publica Ecos Lejanos y en 1871 Hojas al viento. Hay entre sus poemas verdaderas piezas de antología como Myrta en el baño y En los guindos. Cantó con particular ternura los afectos del hogar en At Home, A mi hija María del Pilar y muchas otras.

No es menos notable su prosa elegante y limpia. A la par que deliciosas descripciones desenvuelve con admirable humor, mitad sajón y mitad latino, sagaces reflexiones y juicios certeros. Su principal obra de prosista está contenida en Ráfagas, publicado en 1879. Llama la atención muy especialmente la carta autobiográfica.

(Literatura argentina del siglo 19)
fuente: http://www.los-poetas.com/e/biocarl.htm

POETA SALVADOREÑO: Julio Valencia, radicado en Estados Unidos de Norte America.




Día de Independencia.(EE.UU)


Julio cuatro
dia de independencia

de discursos de democracia
de libertad y de derechos humanos
dia de preguntarse a donde diablos esta la clemencia
y que demonios es democracia
para 12 millones de indocumentados sin derechos

dia en que se contaran historias de sangre
de las miles de guerras que han peleado
pero olvidaran la sangre morena cruzando la frontera
los cadaveres devorados en el desierto
dias que se recordaran tiranias opresoras
pero olvidaran sus doce millones
de semieslcavos

helos alli dispersos en todos sus estados
gente con sueños de dignidad
deseosos de ser vistos como humanos
gente mercancia de traficantes
de empresarios de politicos

Julio cuatro dia de independencia
en su demencia los politicos escupen discursos
que algunos blancos regordetes y flojoscelebraran deseosos de patear morenos traseros

que bellos los fuegos artificiales
mientras doce millones de personas
son solo papeles esperando a ser devorados
por las polillas del congreso

PequeÑas lecciones de erotismo - Poemas de Gioconda Belli, talentosa y renombrada poeta de Nicaragua




PequeÑas lecciones de erotismo

I

Recorrer un cuerpo en su extensión de vela
es dar la vuelta al mundo
Atravesar sin brújula la rosa de los vientos
islas golfos penínsulas diques de aguas embravecidas
no es tarea fácil -si placentera-
No creas hacerlo en un día o noche
de sábanas explayadas.
Hay secretos en los poros para llenar muchas lunas


II

El cuerpo es carta astral en lenguaje cifrado.
Encuentras un astro y quizá deberás empezar
a corregir el rumbo cuando nube huracán
o aullido profundo
te pongan estremecimientos.
Cuenco de la mano que no sospechaste


III

Repasa muchas veces una extensión
Encuentra el lago de los nenúfares
Acaricia con tu ancla el centro del lirio
Sumérgete ahógate distiéndete
No te niegues el olor la sal el azúcar
Los vientos profundos
cúmulos nimbus de los pulmones
niebla en el cerebro
temblor de las piernas
maremoto adormecido de los besos


IV

Instálate en el humus sin miedo
al desgaste sin prisa
No quieras alcanzar la cima
Retrasa la puerta del paraíso
Acuna tu ángel caído
revuélvele la espesa cabellera
con la espada de fuego usurpada
Muerde la manzana


V

Huele
Duele
Intercambia miradas saliva impregnante
Da vueltas imprime sollozos piel que se escurre
Pie hallazgo al final de la pierna
Persíguelo busca secreto del paso forma del talón
Arco del andar bahías formando arqueado caminar
Gústalos


VI

Escucha caracola del oído
como gime la humedad
Lóbulo que se acerca al labio sonido de la respiración
Poros que se alzan formando diminutas montañas
Sensación estremecida de piel insurrecta al tacto
Suave puente nuca desciende al mar pecho
Marea del corazón susúrrale
Encuentra la gruta del agua


VII

Traspasa la tierra del fuego la buena esperanza
Navega loco en la juntura de los océanos
Cruza las algas ármate de corales ulula gime
Emerge con la rama de olivo
Llora socavando ternuras ocultas
Desnuda miradas de asombro
Despeña el sextante desde lo alto de la pestaña
Arquea las cejas abre ventanas de la nariz

VIII

Aspira suspira
Muérete un poco
Dulce lentamente muérete
Agoniza contra la pupila extiende el goce
Dobla el mástil hincha las velas
Navega dobla hacia Venus
estrella de la mañana
-el mar como un vasto cristal azogado-
Duérmete náufrago.



Gioconda Belli

Gioconda Belli
GiocondaBelli.jpeg
Gioconda Belli en 2007.
Nacimiento 9 de diciembre de 1948 (62 años)
Flag of Nicaragua.svg Nicaragua, Managua
Nacionalidad nicaragüense
Género poesía

Gioconda Belli (Managua, Nicaragua, 9 de diciembre de 1948), escritora.

Es una de las más populares escritoras nicaragüenses. Entre sus obras destacan "Línea de fuego" y "La mujer habitada", entre otras muchas.

Comenzó a escribir poesía, siendo premiada por sus poemas en 1970. Se opuso a la dictadura del general Somoza. Esto le valió verse obligada a emprender el exilio rumbo a México y Costa Rica. Fue durante años refugiada política. El régimen de Somoza la había condenado a prisión. Desde 1970 fue militante revolucionaria del Frente Sandinista de Liberación Nacional FSLN, organizacíon clandestina y perseguida cuyo objeto era la eliminación del régimen de Somoza. Tras su final ocupó cargos en el nuevo gobierno revolucionario. Destaca como autora de poesía y de novela. Primero con obras poéticas como Línea de Fuego, Truenos y Arco Iris y De la costilla de Eva. Más tarde, en 1988, publicó una exitosa novela, titulada La mujer habitada.

Nació en Managua, Nicaragua el 9 de diciembre de 1948. Su padre, Humberto Belli era empresario. Su madre, Gloria Pereira fue fundadora del Teatro Experimental de Managua. Gioconda fue la segunda de cinco hermanos: Humberto, Eduardo, Lucía y Lavinia, y cursó su primaria en el Colegio de La Asunción en Managua y la secundaria en el Real Colegio de Santa Isabel en Madrid, España, donde se bachilleró en 1965. Tras obtener un diploma en Publicidad y Periodismo en Filadelfia, Estados Unidos, regresó a Managua y en 1967 contrajo matrimonio. Su primera hija, Maryam, nació en 1969. Sus poemas aparecieron por primera vez en 1970 en el semanario cultural del diario La Prensa de ese país. Su poesía, considerada revolucionaria en su manera de abordar el cuerpo y sensualidad femenina, causó gran revuelo. Su libro “Sobre la grama” le ganó en 1972, el premio de poesía más prestigioso del país en esos años, el “Mariano Fiallos Gil” de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua.

Como muchos intelectuales de su generación, Belli se integró a las filas del FSLN y militó en esa organización desde 1970 hasta 1994. Perseguida por la dictadura somocista, vivió en el exilio en México y Costa Rica. Fue miembro de la Comisión Político-Diplomática del FSLN. Fue correo clandestino, transportó armas, viajó por Europa y América Latina obteniendo recursos y divulgando la lucha sandinista.

En 1978, obtuvo el prestigioso Premio Casa de las Américas (Cuba) en el género poesía por su libro “Línea de Fuego¨.

Después del triunfo sandinista y hasta 1986, ocupó varios cargos dentro del gobierno revolucionario. En 1984 fue representante sandinista ante el Consejo Nacional de Partidos Políticos y vocero del FSLN en la campaña electoral de ese año. Belli dejó todo cargo oficial en 1986 para dedicarse a escribir su primera novela. Fungió como directiva de la Unión de Escritores y fue una de las fundadoras del suplemento literario“Ventana”.

Entre 1982 y 1987, publicó tres libros de poesía: “Truenos y Arco Iris”, “Amor Insurrecto” y “De la costilla de Eva”. Estos libros o selecciones de los mismos se han publicado en España, México, Alemania, Bélgica, Inglaterra, Italia y Estados Unidos.

En 1988, Belli publicó su primera novela “La Mujer Habitada”, que fue muy aclamada por la crítica y alcanzó en Europa y América Latina, altos tirajes y numerosas ediciones. En Alemania –donde el tiraje llegó a un millón de ejemplares y alcanza más de veinte ediciones- la novela obtuvo el Premio de los Bibliotecarios, Editores y Libreros a la Novela Política del Año en 1989. Ese año la autora recibió también el Premio Anna Seghers. Desde su publicación, la novela ha sido traducida a once idiomas y ha tenido gran éxito editorial en España e Italia. En Estados Unidos, Warner Books la publicó bajo el nombre “The Inhabited Woman”.

Gioconda Belli junto al escritor chileno Ramón Díaz Eterovic, en 1989.

En 1990, se publicó la segunda novela, “Sofía de los Presagios”, en 1996, “Waslala”, ambas traducidas a varios idiomas. Gioconda publicó también un cuento para niños: “El Taller de las Mariposas”, que se publicó también en alemán, holandés e italiano y en 1998, otro libro de poemas, “Apogeo”.

En enero de 2001 apareció en Plaza Janés, su libro “El País bajo mi piel”, un testimonio-memoria de sus años en el sandinismo. Fue publicado, simultáneamente, en alemán, holandés e italiano. Su publicación en Estados Unidos estaba programada para el otoño del 2002 bajo el sello editorial Knopf y en Inglaterra, por la Editorial Bloomsbury de Londres. Hay una edición en ingles de 2002 titulada the country under my skin: A Memory of Love and War.

Desde 1990, Gioconda alterna su tiempo entre los Estados Unidos y Nicaragua. Se casó en 1987 con Charles Castaldi con el que tiene una hija, Adriana, nacida en 1993. De dos matrimonios previos, tiene tres hijos: Maryam (1969), Melissa (1973) y Camilo (1978).

La cantante catalana Carme Canela graba un disco con algunos de sus poemas de madurez en clave de jazz que se edita en primavera de 2008, de título Carme Canela canta Gioconda Belli. Sencillos Deseos.

En febrero del 2008 publica su última novela El infinito en la palma de la mano, la cual fue merecedora del Premio Biblioteca Breve 2008 de la editorial española Seix Barral y el Premio Sor Juana Inés de la Cruz de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. El pais de las Mujeres (2010) Su mas reciente libro, que habla de un mundo gobernado por mujeres. El libro fue sometido originalmente con el nombre de "Crónicas de la Izquierda Erótica", título basado en el Partido de la Izquierda Erótica que, en la novela, es el que fundan un grupo de mujeres en la ficticia Faguas y con el que toman el poder. El nombre Partido de la Izquierda Erótica se utilizó en Nicaragua en los años 80 por un grupo de mujeres entre las que estaba Belli. Lo llamaban el PIE, y fue bautizado así usando el nombre del poemario de la poeta guatemalteca Ana María Rodas: Poemas de la Izquierda Erótica, razón por la cual tuvo que cambiar el nombre.

Enlaces externos

fuente: poesias: llegaron en un e-mail.
FOTO SUPERIOR: de google.com

Hoja de vida y fotos: www.wikipedia.com

lunes, 27 de junio de 2011

GILAD SHALIT, JOVEN SOLDADO ISRAELI SECUESTRADO HACE 5 AñOS POR TERRORISTAS PALESTINOS FUNDAMENTALISTAS




El 25 de junio del 2006, miembros armados de la agrupación terrorista Hamás cruzó la frontera y raptó en Kerem Shalom a Guilad Shalit, soldado israelí de 20 años al momento de su secuestro. Desde entonces, probablemente nada ha cambiado en la vida de Guilad: sin acceso a su familia y amigos, al aire libre o incluso a una visita humanitaria de la Cruz Roja que pueda constatar su bienestar y proveerle atención médica, Guilad permanece en su encierro en un lugar desconocido como un rehen por fuera de toda regulación internacional.


Desde su desaparición, diversos líderes alrededor del mundo se han sumado en exigir la aparición con vida de Guilad. A modo de influir en la opinión pública y en la política, 24 famosos de Israel, entre los que se encuentran artistas, políticos y periodistas, estarán pasando cada uno una hora en la oscuridad, de la misma forma en la que Guilad probablemente se encuentre durante su cautiverio y en la que todos estamos con respecto a su paradero.


Vos podés sumarte: concientizá a los que te rodean y comunicate con tus dirigentes locales y nacionales, para que ellos también conozcan su historia y puedan presionar al liderazgo palestino por su liberación. Porque todos somos Guilad.



Departamento de Actividades para la Diáspora (Hagshamá)
Organización Sionista Mundial
www.hagshama.org.il/es


sábado, 25 de junio de 2011

Liliana Mizrahi: Querida tía Lala


Mi tía vivió sus últimos años en el Hogar Israelita de ancianos de Burzaco, un geriátrico, un asilo. Ella misma decidió su ingreso junto con su marido hemipléjico. Antes, ellos habían sido internados a la fuerza (por un familiar), en un depósito para viejos enfermos. Lugar difícil de ver. Yo los visité una tarde de horror inolvidable. Mi tía, por primera y única vez en su vida, tomó una decisión: entregó, como pago, su propia casa, lo único que tenían, y abandonó todo lo que había adentro.



La entregó aliviada, en contra de la voluntad de su propio marido. Fueron aceptados. Ella se iba esperanzada en una nueva vida, llevó en su cartera algunas fotos y nada más que lo puesto. Mi tío partía, herido en su orgullo, sintiendo que todo era injusto y que él podía solo. Ella percibió enseguida la oportunidad de hacer las cosas que más le gustaban: leer, escuchar música y conocer gente. No así mi tío, que vivió ofendido, herido en su narcisismo por tener que compartir su vida con otros ancianos, que eran un espejo en el que no quería mirarse.


Entonces, él decidió no salir de su habitación, ni hablar con nadie.
Mi tía se liberó de a poco de él y comenzó a recorrer los pabellones con espíritu antropológico. Hablaba con los internados e internadas y descubría lo interesante que eran sus historias de vida. Al poco tiempo, se le ocurrió que quizá podía transmitir esas historias, para que en otros pabellones las escuchen y se acercaran a contar las propias. Propuso hacer una radio. Mi tía era una enferma bipolar, había padecido muchas internaciones, muchos shocks eléctricos, chalecos de fuerza químicos y de los otros, y solía dejar la medicación cuando se sentía bien. La gente del hogar la escuchó, legitimó su proyecto y se hicieron las instalaciones del caso.



Ella sintió, por primera vez, que no era tratada como una loca, sino reconocida en su deseo. Mi tía comenzó a transmitir su programa, ponía música elegida por ella, incluía textos clásicos que leía muy bien y después seguía con las historias de vida. Los ancianos de todos los pabellones la escuchaban con interés. Empezó a hacerse famosa dentro del hogar. Mi tío seguía autoexiliado en el cuarto como un aristócrata polaco venido a menos. El creía que no tenía nada que ver con el resto de la gente que estaba ahí. Mientras tanto, para ella, la cosa no quedó en la radio, se le ocurrió que los viejos tenían que moverse, parados o sentados, y comenzó a dirigir, en su pabellón, clases de gimnasia con música y que cada uno hiciera lo que podía. Mi tía se las rebuscaba, su mundo era intenso y extraño, pero siempre estaba interesada en los otros. Lectora de los eternos: Cervantes, Dostoyevski, Borges, Kafka, Miller, Proust, Rulfo... leía para ella y, desde su programa, leía para los otros.



Mi tía era generosa e inteligente, a pesar de que su enfermedad la había ubicado en el lugar de “la loca de la familia.”. En el hogar, por suerte, la medicación ya no estaba más a su cargo, ni a cargo de mi tío, la tomaba sin quejarse, se había liberado de muchas obligaciones y aprovechaba las nuevas opciones. Me decía: “No tengo que hacer las compras, no tengo que cocinar ni pensar en qué preparo para la cena, no tengo que limpiar, salvo nuestro cuarto, no tengo que ir al banco a pagar nada, ni recibo boletas. Tengo todo el día para mí, si necesito atención médica la tengo inmediatamente y mi marido también. Me parece que es la primera vez que soy tan libre a pesar de no poder salir a la calle, que tampoco me interesa. No estoy sola, estoy menos sola que cuando creía que tenía familia”.



Su enfermedad de Parkinson avanzaba, perdía el control de esfínteres, pero ella, pañales mediante, no se detenía. Le sugerí que pidiera una terapia y algún taller literario. Obtuvo las dos cosas. Comenzó a escribir. Al principio se asustó, eran textos eróticos muy lanzados,“subidos de tono”, los llamaba ella y los escondía.


Por suerte, me los dio a leer y le sugerí que los mostrara a alguien. Lo hizo. El hogar eligió un texto, y lo mandó a participar en un concurso en el que ganó una mención. Tenía no sólo reconocimiento adentro, sino que lograba prestigio afuera también. Era realmente feliz. Su marido, crónicamente ofendido, la castigaba con interminables reproches, la llenaba de culpa, hasta que se le fue la mano con el bastón y en el hogar decidieron separarlos. Mi tía se asustó, pero al fin reconoció que era algo que ella secretamente deseaba desde hacía tiempo. Por suerte, él, sin salir de su habitación, se puso a hacer collages también eróticos, se sentía Matisse, sus obras terminaron expuestas en una sala del hogar, con vernissage, invitados y todo. Eso lo reconcilió un poco con él mismo, se sintió elegido, mirado, y a mi tía le disminuyó la culpa.



En una oportunidad, donamos una computadora para los ancianos, para que aprendieran a usarla y pudieran comunicarse con sus hijos y nietos por ese medio. Al principio, eran muy pocos los que la usaban. Mi tía, siempre a la cabeza, tenía un instructor que le enseñaba a navegar. Al poco tiempo, tenían una lista de turnos rigurosos, que muchos ancianos cumplían con entusiasmo. Las cosas entre ella y su marido no mejoraban. Le prohibieron visitarlo. Mi tía, con mucha terapia, aceptó y comenzó a dormir sola. Me sorprendió cuando me dijo por teléfono: “¡Dejé de tomar pastillas para dormir!”.



Su vida fue más linda y más libre aún; un hombre, también autointernado y de su edad, alrededor de los setenta y pico, se acercó a ella para conversar y se hicieron muy amigos. ¿Amigovios quizás? Después supe que mi tía se había enamorado, quizá por primera vez en su vida.




Entonces pude entender que me pidiera ropa nueva, jabones ricos, perfumes y alguna crema para la cara. Para ese entonces, llegó al hogar una invitación de la Universidad de Lomas de Zamora, para que los ancianos participaran en un taller literario. Mi tía aceptó volando y su amigo también. Ella se excitó tanto que hubo que calmarla. Para mi tía Lala, entrar a la facultad a hacer un taller equivalía a cursar la carrera de Letras completa y recibirse. Comenzó el taller, escribía apasionadamente, y leía sus textos eróticos con libertad, escribía la novela de su vida. Los llevaban y los traían en una combi mientras comían sandwichs triples.



Ella tocaba el cielo con las manos. Mi tío seguía encerrado en su habitación y en su rigidez. Mi tía tuvo permiso para salir del hogar, iban con su amigo a comer triples y tomaban té. Su bipolaridad estaba controlada, pero su Parkinson no, sin embargo (“con pañales y bien vestida, yo no falto ni muerta”), ellos estudiaban juntos. Ese amor fue un estímulo para el amor que ella había acumulado durante años. La realidad es que el amor es una cosa extraña. El programa de radio continuaba, la biblioteca en orden, las clases de gimnasia se espaciaron. Al día siguiente de terminar el curso de la facultad, iban todos los alumnos a recibir un certificado de asistencia al taller.



Eso para ella era equivalente a recibir el diploma de egresada en Letras. Me contaron que estaba eufórica, entraba en todas las habitaciones para contar que se había recibido. Todos la querían mucho, las enfermeras, los médicos, las mucamas, los internados, todos. “¡Hoy es el día más feliz de mi vida!” “Hoy es el día más feliz...” dijo, y se cayó al suelo, muerta, un síncope. Fue el día más feliz de su vida, estaba enamorada y se sentía reconocida y libre. Al día siguiente, en el velatorio del hogar, su amigo la despidió con palabras muy tiernas. Yo no sabía quién era ese hombre tan bien.



Mi tío lloraba sentado en su silla de ruedas. La llevamos al cementerio de Berazategui, éramos cinco personas, como a ella le habría gustado, y cuando nos acercábamos a su tumba escuché su voz nítida que me decía: “¡Sé feliz! ¡Sé feliz!” y me lo siguió repitiendo hasta que la cubrimos con tierra. Acordate que te quiero, me decía por teléfono. Querida, querida tía Lala.

por Liliana Mizrahi


* Licenciada en psicología, ensayista y poeta. Autora de, entre otros libros, Mujeres en plena revuelta.