viernes, 25 de marzo de 2011

Palabras en vía de extinción: así lo dicidió la Real Academia de la Lengua Española

Eliminarán varias palabras del diccionario


Por una razón u otra, casi siempre porque han caído en desuso, hay palabras que están llamadas a desaparecer del DRAE

Quienes no recuerden que "atraquina" es sinónimo de "atracón", que "churriana" lo es de prostituta o que "acertajo" en el lenguaje coloquial era lo mismo que "acertijo", deberán darse prisa en consultar estos términos en el Diccionario de la Real Academia Española, porque no estarán en su próxima edición.

Por una razón u otra, casi siempre porque han caído en desuso, hay palabras que están llamadas a desaparecer del DRAE, y en esa situación se encuentran también "alfonsearse", que en otros tiempo significaba "burlarse de alguien en tono de chanza"; "acurdarse", que no es una versión incorrecta del verbo acordarse, sino que tiene que ver con "curda" y "borrachera"; o "extrema", forma rápida y vulgar de aludir a la extremaunción.

Estos términos están ya en la UVI del idioma y las Academias de la Lengua de los países hispanohablantes, autoras del Diccionario, podrían certificar en breve su defunción.

De momento, son artículos propuestos para ser suprimidos de la vigésima tercera edición, como puede comprobarse en la página web de la Real Academia Española (RAE), en la que se actualiza de forma periódica la última edición de esa obra de referencia, la de 2001.

La incorporación de nuevas voces al Diccionario suele suscitar gran interés entre los hispanohablantes, y para la XXIII edición ya han sido admitidas las siglas "ABS" y palabras como "abrefácil", "amniocentesis", "autogobierno", "bulímico", "castrante", "mulá" o "salvapantalla", entre otras muchas propuestas.

Pero rara vez es noticia la lista de voces desaparecidas del DRAE, aunque varias de las que ya no figuran en la vigente edición sean tan sugerentes como "mulier", arcaísmo de mujer; "pontecilla", diminutivo de aquella época en que la palabra "puente" era de género femenino, o "deliramento" y "orgulleza", formas anticuadas de decir "delirio" y "orgullo".

Sin embargo, la excelente acogida que está teniendo la iniciativa de la Escuela de Escritores de Madrid de proponer a los hispanohablantes que apadrinen palabras en vías de extinción o, como se dice en su página web, "palabras obsolescentes", con motivo de la celebración del Día del Libro, trae de nuevo a la actualidad la suerte que corren en el Diccionario las voces que caen en desuso.

Miles de internautas están participando en este concurso, cuyo resultado se sabrá el próximo 23 de abril y en el que también hay "padrinos de honor": José Luis Rodríguez Zapatero, presidente del Gobierno español, apadrina la palabra "andancio"; Mariano Rajoy, líder de la oposición, no quiere que se pierda "avatares"; la ministra de Cultura, Carmen Calvo, elige "pundonor", y el presidente del Congreso, Manuel Marín, propone "urdimbre".

"Es triste tener que suprimir palabras del Diccionario, pero la lengua es dinámica, nunca está quieta", afirma, en declaraciones a Efe, el secretario de la Real Academia Española, José Manuel Blecua, quien apunta los motivos más frecuentes de esas supresiones.

Hay palabras que desaparecen del Diccionario porque son puros arcaísmos, como sucede con "cader", que con el paso de los siglos fue perdiendo la "d" y se quedó en "caer"; con "recabdación", que pasó a ser "recaudación", o con "fallazgo", cuya letra inicial se convirtió en la muda hache de "hallazgo".

Otras, como "orgulleza", salen del DRAE porque "han perdido la vitalidad que tuvieron en su momento", o porque son simples derivados "y no pueden estar todos", señala Blecua.

Por esta última razón no figuran los adverbios terminados en mente y hubo que suprimir el diminutivo "hierbezuela" o el aumentativo "manaza".

En la edición de 2001 del Diccionario se anularon 6.008 artículos que sí figuraban en la de 1992, entre ellos "abebrar", forma antigua de "abrevar"; "chufear" (chufar); "deliñar" (aliñar, aderezar); "depós" (después); "farsador" (farsante); "intúitu" (vistazo); "sofridero" (sufridero), o "tesaurero", sustituido por "tesorero".

Aún es pronto para saber cuántas voces se suprimirán de la próxima edición del DRAE, prevista para el 2010.

Pero con ese cartel amenazante de "artículo propuesto para ser suprimido" figuran también "abinar", "acabijo", "batiborrillo", "hogueril", "piujar" o "retrónica".

La decisión de eliminar palabras del Diccionario no se hace a la ligera. Como recuerda Blecua, las supresiones tienen que contar con la aprobación de las 22 Academias de la Lengua Española, igual que sucede con las incorporaciones.

De cualquier forma, las palabras nunca mueren.

El Diccionario Histórico que preparan las Academias se encargará de acogerlas, por muy humildes derivados que sean, y contará su evolución a lo largo de los siglos.

16-04-2007
Fuente: EFE

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