Por Bárbara Munker / DPA
Desde el tsunami que asoló Japón en marzo de 2011,
una alfombra gigante de chatarra flota en el Pacífico y es arrastrada
por el agua hacia Estados Unidos. En el oeste del país crece la
preocupación ante una inminente contaminación de sus costas.
Un barco fantasma ha sido el mayor precursor de la
temida invasión de basura en la costa oeste estadounidense. El
remolcador "Ryou-Un Maru" se soltó de su ancla tras el terremoto y el
viento y las corrientes lo han arrastrado casi 8.000 kilómetros por el
Pacífico.
El barco se había acercado a Alaska de forma tan
peligrosa que las autoridades decidieron hundirlo. Ahora, desde la costa
occidental se avistan con cada vez más frecuencia otros objetos, basura
y chatarra.
"Esto es sólo el principio", opina el oceanógrafo
Curtis Ebbesmeyer. "Estamos en la cuenta regresiva hacia octubre, cuando
llegará la mayor masa. Debemos prepararnos para una acción de limpieza
de enormes proporciones", profetiza el científico jubilado.
Son sobre todo bidones de plástico y grandes boyas de
poliestireno, como las que se utilizan para el cultivo de ostras en
Japón, lo que Ebbesmeyer y sus ayudantes avistan desde la costa oeste de
Estados Unidos. Casi 400 partes llegaron a las playas entre California y
Alaska desde octubre, se supone que todo ello basura del tsunami.
El organismo oficial norteamericano de Clima y
Oceanografía no quiere determinar el origen de la basura hasta disponer
de pruebas definitivas. Sólo en el caso del barco fantasma y de dos
botes menores se logró demostrar claramente la relación con la
catástrofe del tsunami. Pero según el último modelo informático del
organismo, las corrientes y los vientos podrían haber arrastrado a
Seattle los primeros restos hace meses. "La mayoría sigue en el mar,
repartidos en una gran superficie y arrastrados por un complicado
sistema de corrientes". Sin embargo algunas partes, como boyas o
contenedores de plástico, llegaron con mayor rapidez, explica Helton.
Lo que comenzó siendo una espesa alfombra de
escombros en aguas japonesas se ha dispersado en una superficie mayor,
debido a las tormentas de invierno boreal.
Estimaciones. "No hay una cifra
exacta sobre la cantidad de material que arrastra aún el agua", afirma
Diana Parker, del departamento de basura marina norteamericano con sede
en Washington. "Según cálculos del gobierno japonés, cinco millones de
toneladas de escombros cayeron al mar; el 70 por ciento de esa cantidad
se hundió con rapidez, por lo que un millón y medio de toneladas podrían
seguir desperdigadas por ahí", calcula Parker.
En el Día de la Tierra se espera que miles de
voluntarios participen en la tradicional limpieza de playas el fin de
semana, entre ellos Jody Kennedy en Seattle, miembro de la Fundación
Surfrider.
"Calculamos que habrá mucha más contaminación en los
próximos años", opina la estadounidense. "Esperemos que la basura del
tsunami dirija la atención a la amenaza mundial del mar por el plástico y
otro tipo de basura". Además cree que los habitantes de la zona y los
municipios deben asumir las tareas de limpieza.
"No hay ningún organismo responsable de la retirada
de basura del mar", afirma también Curt Hart, de la oficina de Ecología
en el estado de Washington. Su oficina recibe llamadas de ciudadanos
preocupados que encuentran en las playas bidones y contenedores que
podrían contener sustancias químicas o venenosas.
Sin embargo, considera "muy improbable" que con la
basura del tsunami llegue también material radioactivo o partes de
cadáveres. Algunas oficinas como el NOAA han creado líneas telefónicas
de emergencias para informar de basura sospechosa.
Para el oceanógrafo Ebbesmeyer hay aún muchas
preguntas abiertas sobre el daño que pueda provocar al medio ambiente la
chatarra del tsunami.
"Observamos por ejemplo una alta cifra de tortugas
marinas que flotan muertas, ya que su ruta de nado las conduce
exactamente por el campo de escombros", cuenta el investigador, que
critica el hundimiento del remolcador japonés ante la costa de Alaska.
El barco a la deriva debería haber sido remolcado a un puerto y
eliminado, considera.
Pero la guardia costera consideró que el riesgo de
contaminación por el barco fantasma era bajo y que el crudo vertido al
mar no supondría peligro alguno para la vida marítima.
22-04-12 |
fuente: diario LA CAPITAL, DE ROSARIO -ARGENTINA
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