Ex combatientes de Malvinas, una herida abierta 30 años después
- Fuente: Cecilia Caminos/Dpa
"La reivindicación está llegando recién ahora”, asegura a la agencia dpa el ex combatiente Daniel Comillas.
- El tiempo todo lo cura, dicen los sabios. Pero 30 años después, una sombra tiñe aún las miradas de los veteranos argentinos que combatieron en 1982 en la guerra por las Islas Malvinas con el Reino Unido. Foto Especial
Buenos Aires, Argentina.- El tiempo todo lo cura, dicen los sabios. Pero 30 años después, una sombra tiñe aún las miradas de los veteranos argentinos que combatieron en 1982 en la guerra por las Islas Malvinas con el Reino Unido.
En el archipiélago del Atlántico Sur, que hoy continúa bajo dominio británico, sufrieron hambre, frío y maltratos, además del crudo rigor de la guerra. A su regreso al continente, padecieron indiferencia y severos problemas para reincorporarse a la sociedad.
"La reivindicación está llegando recién ahora”, asegura a la agencia dpa el ex combatiente Daniel Comillas.
La dictadura militar que gobernaba Argentina desde 1976 envió cerca de 10,000 soldados, la mayoría de entre 18 y 20 años y sin entrenamiento bélico, a librar una guerra desigual. También participaron en el conflicto más de 3.100 hombres de la Armada y otros mil de la Fuerza Aérea.
"Tenemos que dar hasta nuestra última gota de sangre por nuestro territorio”, arengaba un teniente tras el desembarco del 2 de abril en las islas, cuando los combates ya advertían que sería muy difícil derrotar a los británicos.
"Ustedes deben hacerlo, que son los que eligieron la carrera militar, no nosotros”, le respondió el entonces joven Leandro López, quien poco después de concluir el servicio militar obligatorio debió abandonar su trabajo para responder a la carta que lo convocaba a la guerra.
"El desembarco en Malvinas fue una apuesta arriesgada para salvar al gobierno militar que se estaba hundiendo”, analiza hoy López.
Las arriesgadas misiones de los aviadores argentinos no alcanzaron para compensar las falencias de los batallones desplegados en tierra, sin vestimenta adecuada para tan bajas temperaturas, con pocos alimentos, mala instrucción militar y armamento vetusto.
Y a esto se sumaron los abusos sufridos por los soldados de parte de sus propios superiores. "El maltrato de los militares existió siempre. Fui testigo de abusos, estaquear una persona toda una noche con 12 grados bajo cero en medio de combates es terrible, terrible”, recuerda a dpa Comillas, quien pasó 72 días en las islas.
La opinión pública se estremeció a pocos días de este 30 aniversario del desembarco en Malvinas con denuncias sobre maltrato de combatientes judíos.
"A la mayoría de los soldados judíos se los trataba diferente, se nos quería hacer quedar mal. Las torturas y las vejaciones eran comunes, pero para los judíos eran un poco peor", advierte el ex combatiente Silvio Katz, quien demoró 22 años en poder hablar de lo que sufrió en Malvinas.
Llevó su denuncia a la Justicia. Pero la Cámara de Casación consideró que "no es delito de lesa humanidad que a mí me hayan torturado en la guerra”. "Las Fuerzas Armadas en aquellos momentos eran muy nazis. Nos costó darnos cuenta quién era nuestro enemigo, que estaba en nuestras propias filas”, lamenta Katz.
La rendición se firmó el 14 de junio de 1982. La guerra le costó la vida a 649 argentinos, 255 británicos y tres mujeres civiles isleñas.
Al regreso, los ex combatientes se enfrentaron con un frente inesperado. "Una inserción laboral muy difícil, inestabilidad emocional, problemas de salud”, enumera Luis Climente, quien participó en la operación para recuperar las australes islas Georgias del Sur en aquel 1982.
Tras varios años de gestiones de los centros de veteranos, los ex combatientes accedieron a una pensión estatal y una obra social médica, aunque no se hizo un estudio a fondo de los problemas de salud y psicológicos de los ex soldados, más allá de casos puntuales.
No todos pudieron manejar esta nueva realidad y superar la tragedia vivida. Unos 400 ex combatientes se suicidaron, según las cifras de los centros de veteranos. "Me tocó sacar a un chico con el arma en la cabeza y pegarle para que no se suicidara”, rememora Comillas.
La mayoría logró salir adelante, aunque con dificultades, para recuperar una vida lo más normal posible.
Algunos fueron más allá y en pos de cerrar un capítulo, consiguieron los permisos para regresar al archipiélago, visitar el cementerio de Darwin donde descansan los restos de sus compañeros caídos, y reconocer los terrenos donde libraron sangrientas batallas.
Hubo también reencuentros con sus otrora enemigos e intentos por acercar las culturas argentina y británica, como la iniciativa del ex combatiente y hoy fiscal Gabriel Sagastume. El ex soldado descubrió años atrás una banda argentino-británica, The Draytones, que llevaba en su batería el logo de ambas banderas fusionadas. Y cumplió su sueño de llevarla a tocar a las Malvinas.
Por estos días, la situación más compleja la protagonizan ex conscriptos que durante el conflicto fueron desplegados en distintos puntos del continente y aunque sin participar en la operación armada, reclaman ser reconocidos como ex combatientes. Desde hace varios años acampan en la Plaza de Mayo, frente a la Casa de Gobierno argentina, y en los últimos meses realizaron protestas y cortes de calles para alzar sus voces.
"Vivieron algo totalmente diferente que nosotros, que la hemos pasado muy, muy mal. El Estado nacional tendrá que ver si sufrieron las secuelas, la presión, si perdieron un año, para recibir una indemnización”, señala un ex combatiente.
Si en algo existe una coincidencia generalizada, es en el objetivo de recuperar la soberanía de las Malvinas. “La presidenta (Cristina Fernández de Kirchner) tiene que seguir con esta política, siempre por la vía pacífica”, alienta Comillas. Climente alerta sin embargo: “El tema Malvinas se utilizó siempre para movilizar al pueblo. Pero ello no significa que no sean nuestras”.
30 marzo 2012
fuente: http://www.vanguardia.com.mx/excombatientesdemalvinasunaheridaabierta30anosdespues-1251739.html
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