domingo, 8 de julio de 2007

POESIA DE ISRAEL: IEHUDA AMIJAI


He perdido mi cédula de identidad


He perdido mi cédula de identidad
debo escribir mi biografía
de nuevo a muchas oficinas. Una copia a Dios
y una copia a los demonios. Recuerdo
la fotografía hecha hace treinta y seis años
en un cruce de caminos vaciado de espíritus del Néguev.
Entonces mis ojos eran profetas mientras mi cuerpo
no sabía qué le pasaba y cuál era su lugar.

Muchas veces uno se dice: éste es el lugar,
eso ocurrió aquí. Y ése no es el lugar,
piensas que sí y vives en el error
cuya victoria es más grande que la verdad eterna.

Y cuanto más pasan los años se llena
mi vida de nombres como cementerios abandonados,
o como una vacua lección de historia,
o como una guía telefónica en una ciudad extraña.

Y muerte es cuando te llaman
y vuelven a llamarte
y no vuelves la cabeza
para ver quién es.

Iehuda Amijai es uno de los principales escritores
israelíes contemporáneos. Nació en Alemania en
1924 e inmigró a Israel en 1935. En el exterior se
lo conoce por su poesía, traducida a 20 idiomas.
Publicó también una novela, colecciones de
historias cortas y obras de teatro. En 1982 recibió
el prestigioso Premio Israel de Poesía.

NOTA DE JOSÉ PIVÍN:

En Israel se considera que el poeta Jaim Najman
Bialik es el "POETA NACIONAL".

En mi humilde opinión, Amijai es el más grande
poeta israelí de todos los tiempos.

Su poesia esta escrita con palabras sencillas pero
es muy humana y rebela el talento y la calidad de su autor.

Cuando cumplió sus 70 años, se le realizó un homenaje
en la ciudad de Haifa, durante un encuentro literario de
dos días entre poetas y escritores israelíes judios, árabes
cristianos, árabes musulmanes y drusos.

A la hora de la cena, en el Hotel donde se realizaba el
evento, tuve el honor de compartir su mesa de 4, junto
a mi amigo, el poeta, escultor , pintor y fotógrafo
Yaacov Bazak, y la esposa del gran poeta.
La charla entre los cuatro comensales fue animada y
de tipo personal.

En los ultimos años de su vida Amijai fue atacado por
la terrible enfermedad llamada cancer, que lo derrumbó,
pese a los tratamientos que se le dispensaron en un
Hospital de los Estados Unidos de Norte America,
mientras se encontraba en ese pais enseñando en una
Universidad.

Regresó muy desmejorado, pero con ansias y esperanzas
de vivir.

Lamentablemente la enfermedad lo venció, y nos dejó

para siempre, más huerfanos que antes.

José Pivín
Haifa, 8 de julio de 2007

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