viernes, 23 de noviembre de 2012

Ese pilar no solo defiende a Israel : ante los ataques terroristas fundamentalistas desde la Franja de Gaza a Israel.

Ese pilar no solo defiende a Israel

22 de Noviembre de 2012


Recurriendo al Éxodo, Tzahal bautizó la operación defensiva contra el lanzamiento de misiles desde Gaza como Pilar de la Defensa. La mención alude a la columna de nube y de fuego que ora de día, ora de noche protegió a los israelitas camino del Jordán. E inadvertidamente, a la Doctrina Bush, enunciada en varios pilares, siendo el cuarto el que exigía el fin del terrorismo para la implantación de un estado palestino.
 La primera víctima de la guerra, según la clásica y un tanto amanerada expresión, es la verdad. Es justo empezar por recordarla.


 El terrorismo y el antiterrorismo no son equiparables, ni moralmente, ni de ninguna otra manera: de hecho el segundo es lo contrario de lo primero. La paz no llegará por lo que Israel haga o deje de hacer sino cuando el mundo árabe y musulmán en general, y el palestino en particular, asuman la existencia de un estado judío en Oriente Medio y abandonen su intención de destruirlo. Por fin, nadie debe arrogarse el privilegio de la compasión por la muerte de inocentes y menos que nadie quien vulnere el artículo 51.7 del Protocolo a la Convención de Ginebra, en la medida en que resulte aplicable, que dice así:


 La presencia de la población civil o de personas civiles o sus movimientos no podrán ser utilizados para poner ciertos puntos o zonas a cubierto de operaciones militares, en especial para tratar de poner a cubierto de ataques los objetivos militares, ni para cubrir, favorecer u obstaculizar operaciones militares. Las Partes en conflicto no podrán dirigir los movimientos de la población civil o de personas civiles para tratar de poner objetivos militares a cubierto de ataques, o para cubrir operaciones militares.

Ataques con proyectiles iraníes


 Los hechos recientes son conocidos. Ante el aumento incontrolado de los ataques con proyectiles iraníes de cada vez más largo alcance por parte de los terroristas que mandan en Gaza y de la Yihad Islámica, Israel no ha tenido más opción que defenderse, lo que ha procurado hacer eliminando a los criminales responsables. Hamas acaso haya protagonizado esta escalada para probar la firmeza de los aliados tradicionales de Israel, en primer término Estados Unidos y su recién reelecto presidente, o para ver hasta qué punto el dominio de la zona por la Hermandad Musulmana, de cuya rama egipcia es una extensión, le favorece; o para ensayar su actitud si se lo pide Irán en un futuro.


 Sin embargo, mucha gente olvida, especialmente fuera de Israel donde todos los gatos de la geo-estrategia posmodernista son pardos y prestan a la confusión, qué es exactamente Gaza. Es una estrechísima extensión costera en el Suroeste de Israel fronteriza con Egipto. Pertenecía al mandato británico de Palestina después de que la I Guerra Mundial reordenara las posesiones de las entonces potencias occidentales. Tras la guerra Árabe-Israelí de 1948, que enfrentó a los cinco vecinos de Israel contra éste en el momento mismo de su reconocimiento, pasó a ser administrada por Egipto. Tras la guerra de los Seis Días, una guerra de agresión de Egipto dirigido por Nasser, cuyas afirmaciones con el sesgo antiimperialista de antaño son el antecedente de las declaraciones de las autoridades persas de hogaño, Gaza fue ocupado por Israel. Sin embargo siguió poblado mayoritariamente por árabes - egipcios hubiera dicho Golda Meir que aseguraba que no había nunca visto a un palestino, solo a árabes - y por supuesto albergando esos perpetuos campamentos de refugiados de aquella primera guerra que han justificado la eterna conmiseración del planeta hacia una situación deliberadamente estudiada para ser usada contra Israel. Así que, cuando el gobierno israelí gobernado con inmejorables intenciones de concordia por Isaac Rabin y, tras su asesinato por un judío exaltado, por el hoy presidente Simón Peres, probó a cambiar paz por territorios tras los Acuerdos de Oslo, pasó a formar parte junto con Judea y Samaria de las zonas administradas por la recientemente llamada Autoridad Palestina nombre con que las negociaciones decidieron apodar a la hasta entonces ominosa OLP, cuyas manos estaban manchadas de sangre hebrea.


 Aquello sucedió en 1993, pero la circunstancia no mejoró en exceso y las fases por las que habían de transcurrir los tratos de conciliación no prosperaron, como no habrían de hacerlo múltiples intentos posteriores, debido a la intransigencia de los árabes. En efecto, a pesar de que hubiera podido pensarse que el nomen iuris atribuido ex novo a la OLP había cambiado sustancialmente las cosas, nada lo hizo. Al contrario, enfrentado Arafat, que entonces dirigía el organismo, con propuestas de cesión, algunas de ellas insuperables como la realizada por el hoy ministro de Defensa Barak en Camp David en el año 2000, decidió añadir a la primera intifada, una segunda, mutando el modo en que los palestinos fueron usados como peones para permitir seguir haciendo la guerra al judío ahora por la vía asimétrica del terrorismo.

Sharón no confiaba en Oslo


 Así que Ariel Sharón, proverbialmente calificado como halcón y que a la sazón era primer ministro israelí, llegó a la conclusión de que si no era posible entregar Gaza a los palestinos y tener armonía,� sería acaso mejor desembarazarse unilateralmente de ella sin compartir allí el poder con la AP, para defender más efectivamente las fronteras nacionales. Combinó pues la medida con la construcción de un muro defensivo contra los atentados que entonces ensangrentaban las poblaciones israelíes que separaría Israel de las zonas palestinas de Cisjordania, incluyendo del lado judío los enclaves de hebreos en Judea y Samaria.


 Sharón no tenía especial confianza en la fórmula que Oslo había dado a luz, y que habían sepultado las intifadas, de paz por territorios, pero al menos, pensaba, la protección sería más sencilla. Por tanto, con no poco esfuerzo, Sharón - el durísimo Sharón que la prensa occidental vistió en tiras presuntamente cómicas ataviado de más esvásticas que ningún otro personaje conocido - se dedicó a la ingrata tarea de sacar de sus casas a más de 8.000 colonos judíos que habitaban Gaza evacuando hasta los cadáveres de los cementerios. La decisión, terrible, había de servir a un fin noble: evitar los enfrentamientos y el terrorismo, dejando a los palestinos el control absoluto de la zona.


 La AP asumió el poder pero inmediatamente la facción islamista de Hamás disputó a la más laica y socialista Fatah la dirección política. Tras las elecciones parlamentarias de 2006 que dieron el mando del legislativo de la AP a Hamas, correspondiendo el ejecutivo a Fatah, los islamistas dieron un golpe de estado llevando hasta hoy la extraña situación de la entidad palestina gobernada por dos grupos distintos y con dos primeros ministros, uno para Cisjordania, y otro, de momento Ismael Haniyé, que no está acudiendo a su despacho, en Gaza.


 Tardó poco este nuevo poder en dedicar su control sobre Gaza al lanzamiento de cohetes sobre Israel. En principio eran los Kassam de producción propia habitualmente calificada de casera en los medios de comunicación - pero ahora son los Fajr-5 de factura iraní.� Tal voluntad de aniquilación del estado judío, que está en la carta fundacional de la organización, provocó ya una guerra reciente en 2008-2009 sin que Hamas entendiera su resultado. Sí comprendió en cambio el rocambolesco suceso que llevó a su líder Jaled Meshal a sobrevivir un intento de liquidación por parte de Israel. Había estado acogido a la hospitalidad de Bachar el Asad hasta hace poco y ahora negocia un alto el fuego.


 Ciertamente Israel ejerce un control sobre las fronteras de Gaza, como lo hace también la Hermandad Musulmana que gobierna Egipto tras la caída de Mubarak. Algunos lo llaman embargo y otros bloqueo. En realidad no es ninguna de las dos cosas, pues no solamente Israel trata con Gaza, por lo que no hay embargo, sino que recauda sus impuestos y hace entregas humanitarias. Tampoco es bloqueo pues se permite la entrada de bienes de consumo de toda procedencia en la franja. Así que no se sabe muy bien en Occidente exactamente en qué consiste, por lo que se deduce que lo fundamental es transmitir la idea de que Israel coarta la actividad económica del lugar cuando lo único que pretende es que no le lancen misiles.


 Hoy en la vecina Siria hay una atroz guerra civil en la que han muerto 40.000 personas desde su inicio hace veinte meses, pero lo que ocupa al mundo es Gaza, en donde hay que lamentar cada víctima inocente que Israel hace todo para impedir, aunque en toda Palestina desde 1948 no hayan muerto tantos árabes en las guerras como en Siria en este tiempo.


 El quid de la cuestión radica en la situación invariable desde 1948, más allá de los cambios superficiales en denominaciones y facciones. Demasiados árabes y musulmanes quieren ver desaparecer a Israel. Ello es perfectamente independiente de lo que legítimamente pueda pensarse acerca del derecho a los palestinos a convivir en paz y en fronteras seguras con Israel, núcleo de la proposición de los dos estados que George W. Bush fue el primer presidente americano en vocalizar públicamente, pero que a pocos gusta porque exige el fin del terrorismo. Y es esta perpetuación del horrible dictado de itbach al yahud, la que impide toda solución razonable. Tampoco ayuda que encuentre su eco en muchos occidentales, aunque en esta ocasión tanto los Estados Unidos como la UE hayan culpado a Hezbollah y subrayado el derecho de Israel a defenderse. Et pour cause, porque el odio al judío representa la barbarie que hizo un infierno del siglo XX y que hoy considera que detrás del pequeño Satán seductor de Israel - intruso en tierra del Islam - está el más numeroso empuje diabólico de los cruzados - con los que, haciéndonos un favor inmerecido, nos identifican -. Aunque solo fuera por interés, deberían los occidentales mostrar más fraternidad con el estado hebreo.


 La zona vive tiempos de tribulación y mudanza - no se vea descortesía en la alusión a San Ignacio - por la incertidumbre combinada de los alzamientos populares *_GoBack*_GoBacky el desistimiento occidental en sostener a los pocos liberales del lugar, el respeto a las minorías y la imprescindible matización de la democracia con la protección de los derechos fundamentales, grandes ausentes de la región salvo de Israel. Al mismo tiempo aumenta la producción de material nuclear por parte de Irán habiendo fijado Netanyahu el límite de la primavera para lidiar con esa amenaza, y el mundo entero, en especial, los terroristas, ponderan qué significa la nueva victoria de Obama en América para la proyección de su poder económico y militar garantista de la paz.


 Sigue siendo pues costumbre que sea el judío la parte primera de Occidente en sufrir la prueba de fuego. Es de nuevo Israel quien tiene que exhibir coraje mientras se las compone con el tibio respaldo de sus aliados, aparentemente inconscientes de las consecuencias de su flaqueza. Esto mismo lo saben quienes tratan de romper la cadena por el eslabón que creen más débil.�Pero el pilar de la defensa no va a ceder. Esa columna es trascendente.

* El Prof. Juan F. Carmona Choussat es licenciado y doctor en Derecho cum laude por la UCM, diplomado en Derecho comunitario por el CEU-San Pablo, administrador civil del Estado, y correspondiente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación. Es, además, miembro del Grupo de Estudios Estratégicos de España.

  (Publicado en Aurora, 22 de noviembre de 2012)

fuente:  Grupo de Estudios Estrategicos
http://www.gees.org/articulos/ese_pilar_no_solo_defiende_a_israel__9511

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