martes, 28 de enero de 2014

Vera Vigevani, "Una militante de la memoria", por Alicia Benmergui



Vera Vigevani Jarach tiene 83 años y es una mujer que lucha todos los días – y no tiene intenciones de dejar de hacerlo. Vera Vigevani es una de las madres de “Plaza de Mayo” que ya hace casi cuarenta años lleva cabo una dura tarea para que no sea olvidado lo que sucedió en la Argentina bajo la dictadura militar.

Vera, nacida en Milán en 1928, tenía solo diez años cuando su familia decidió dejar la Italia de Mussolini que había impuesto las Leyes Raciales para emigrar a la Argentina. Creció y estudió en Buenos Aires donde se casó con Giorgio Jarach, trabajaba como corresponsal de Ansa, agencia de noticias italiana, y donde también tuvo una hija, Franca. Vera que había huido de la persecución fascista, en los años 70 no alcanzó a huir de otra persecución, la de los militares argentinos: el destino del que ella y su familia habían escapado, alcanzó a la familia que se había construido en Buenos Aires.

El 26 de junio de 1976 la hija de Vera, Franca, es secuestrada; desde aquel día no se sabrá más nada de ella. Solo que desapareció en la nada. Tal vez presa en un campo de concentración, tal vez asesinada poco después, tal vez arrojada al mar luego de su asesinato. Un mar de conjeturas contra el que Vera comenzó a luchar día tras día luego de su desaparición. Se unió a la Asociación de Madres de Plaza de Mayo desde su fundación y al igual que muchas otras madres, buscó la verdad sobre el destino de su hija. Pero para ella esa búsqueda de la verdad se transformó muy rápidamente en un incesante testimonio de aquello que le ha sucedido a ella, a su familia, a Franca, a la Argentina de los años de la dictadura.

Cuenta su historia en todo el mundo para que todos sepan lo que les ha sucedido a ella y a tantas madres que de un día para el otro han visto desvanecerse en la nada a sus hijos. Por toda esta batalla librada en nombre de la verdad, en nombre de la memoria, el 7 de diciembre a Vera Vigevani le fue conferido uno de los más altos honores concedidos por la ciudad de Milán, el ’Ambrogino d’Oro.

Un reconocimiento a su lucha cotidiana contra el dolor por la pérdida de Franca, y por la memoria de todos aquellos que secuestrados con violencia de sus familias (y de sus vidas) que no han vuelto nunca más.

Vera ha testimoniado en los procesos de Roma contra los militares argentinos por crímenes contra la humanidad cometidos durante el período de la dictadura, en que fue asesinada su hija Franca. Recordar, testimoniar, compartir su historia es el modo que Vera ha encontrado para mantener viva a Franca, es lo que le ha dado a ella misma la fuerza para continuar viviendo. Como cada 7 de diciembre se ha celebrado en Milán, en el Teatro dal Verme, en un teatro lleno de público, personalidades y periodistas, la entrega de los Ambrogini d’oro, un insignia de honor conferida por la Comuna de Milán. Allí le fue conferida una medalla de oro a Vera Jarach Vigevani, por toda la tarea llevada a cabo como integrante de Madres de Plaza de Mayo y que nunca ha olvidado la ciudad donde ha nacido. Desde hace muchos años tiene encuentros en la universidad y en las escuelas de Milán para hablar sobre la tragedia Argentina bajo la dictadura militar y los desaparecidos italianos.

También ese día, recibieron la misma insignia la Asociación de Hijos de la Shoá por el intenso trabajo en sus trece años de actividad para la conservación de la Memoria de la Shoá. Ellos trabajan denodadamente para mantener viva la memoria de la Shoa, dando el testimonio directo de los sobrevivientes en los campos de exterminio, pero también con una obra incesante de sensibilización cultural, histórica y civil, convocando a las más eminentes personalidad de la cultura italiana e internacional. “Después de años de trabajo silenciosos este Ambrogino d’Oro es para nosotros un reconocimiento muy importante: pone a la luz nuestra actividad que desde siempre se desarrolla de un modo muy particular, en las escuelas y con los jóvenes” ha afirmado luego de la premiación Daniela Dana Tedeschi, voluntaria de hace algunos años en la Asociación.

Por diferentes razones, pero todas productos de tragedias, se ha premiado a quienes luchan para que no triunfen gracias al olvido, los asesinos y la muerte. Solo la memoria los mantendrán vivos en nuestro recuerdo para que todas estas cosas no sucedan nunca mas...

Fuente: Milim Cultural

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