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El prolífico escritor Yoram Kaniuk, que falleció de cáncer en el Hospital Ijilov de Tel Aviv, a los 83 años, murió apesadumbrado por la situación del Estado cuyo establecimiento anheló y por el que combatió - y fue herido - en la guerra de 1948.
Kaniuk que en
sus últimos años lanzó diatribas en contra de algunas tendencias de la sociedad
israelí rechazaba el racismo y el régimen hegemonizado por los religiosos,
protestaba contra la ocupación y contra el tratamiento que se les da a los
ancianos y a los escritores.
Kaniuk nació en 1930 en Tel Aviv, hijo de un secretario
personal del entonces intendente, Meir Dizengoff. A la edad de 17 años, se
alistó en el Palmaj, la unidad de élite de la Haganá, el ejército popular
clandestino de la comunidad judía, y durante la Guerra de la Independencia
combatió en Nabi Samuel, la Colina del Radar, la batalla por el Monasterio de
San Simón y también en el Monte Sión de Jerusalén, donde resultó herido. Sus
experiencias sobre la guerra fueron escritas en la novela "Eagles" y
también "1948", por la cual ganó el Premio Sapir de Literatura.
Después de la guerra, se interesó por el arte. Estudió
pintura en la Academia Betzalel y trabajó como marinero en un barco que trajo
sobrevivientes del Holocausto al país. Convertido en marinero, partió a Estados
Unidos, donde vivió durante casi una década, llevando una vida aventurera y
entablando amistad con numerosos artistas de la bohemia de Nueva York.
A fines de la década de los cincuenta, Kaniuk y su mujer
estadounidense regresaron a Israel, donde tuvieron dos hijas. Desde principios
de la década de los sesenta, publicó alrededor de treinta novelas y colecciones
de cuentos en hebreo. Algunas de ellas fueron convertidas en obras de teatro o
películas y se transformaron en clásicos nacionales: "Himmo, King of
Jerusalem" (1968), "Adam Resurrected" (1971), "Rocking
Horse" (1977), "The Last Jew" (2006), "His daughter"
(1987) y "The Last Berliner" (2001).
Durante décadas, Kaniuk fue considerado un extraño, el
"chico malo" de la literatura israelí.
Relegado por sus contemporáneos, Kaniuk disfrutó,
paradójicamente, de la devoción de la nueva generación.
Algunas de sus viejas novelas están siendo releídas. Su
preocupación por la vejez y la muerte atrajo a muchos lectores y su exploración
del post-trauma de la guerra de 1948 le concedió un gran prestigio.
Kaniuk también fue galardonado con el Premio Brenner, el
Premio del Presidente, el Premio Bialik de Literatura, le entregaron las llaves
de la ciudad de Tel Aviv, y fue nombrado Oficial de la Orden de las Artes y las
Letras de Francia, uno de los honores más prestigiosos concedidos por el
gobierno francés.
La ministro de Cultura y Deportes Limor Livnat expresó su
profunda tristeza por la muerte de Kaniuk.
"Formó el ethos de Israel con gran talento",
expresó. "Hace varios años que me hizo ver las fallas en el mercado del
libro. Me entristece que no alcanzara a ver a su ley aprobada en la Knéset
(Parlamento). En muchos aspectos, me ha dejado un legado, y voy a llevar a cabo
su deseo".
"Kaniuk escribió la historia de Israel a través de su
punto de vista personal y nacional único. A veces criticaba amargamente al
país, pero también lo amaba sin reservas", apuntó la presidenta del
partido laborista, Shelly Yachimovich.
"Con precisión y claridad, Kaniuk articula una crítica
valiente y original de las injusticias morales", aseveró la presidenta de
Meretz, Zehava Gal-On. "En sus libros y ensayos describe la forma en que
Israel fue fundada y cómo puede llegar a ser un lugar mejor".
Dos años antes de morir, Kaniuk le pidió al tribunal de
justicia que "lo exima de la religión judía" y ser registrado en el
Ministerio del Interior sin religión, tal como está registrado su nieto, porque
la madre del muchacho no es considerada judía. Kaniuk explicó en su solicitud
que no quiere ser parte de un "Irán judío". La corte accedió y fue
registrado como que no tiene religión. Su identificación con el judaísmo pasaba
por fuera del sistema de creencias.
Kaniuk era el ejemplo del intelectual que persiguió la
justicia social, apunta el editorial del diario Haaretz. Junto a muchos
miembros de su generación, luchó por establecer un estado democrático secular e
igualitario. El primer objetivo fue alcanzado; pero en el resto fracasó. Se le
debía haber prestado más atención cuando vivía, y su lucha seguramente no será
olvidada tras su muerte, señala el rotativo.
fuente: Semanario 'AURORA" 10 de JUNIO 2013
NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG,
Yoram Kaniuk "partió hacia su mundo"(traducción de la frase en idioma hebreo que dice que una persona 'falleció".) Y dejó la orden de que su cuerpo no fuera enterrado, según el rito hebreo, sino que donaba su cuerpo para la ciencia.
No habrá pues entierro, ni placa recordatoria sobre una inexistente tumba.
El fue uno de los últimos grandes escritores de su generación , 'TASHAJ'(1948), que aún estaban vivos ...
Lamentamos su deceso, pero a pesar de su enfermedad terminal y una edad de 83 años, era de prever que no pasaría el promedio de vida estadístico para los varones, en el Estado de Israel.
Vivió como quiso, y dejó una cantidad de libros importantes, que serán leídos por las generaciones jóvenes y no tan jóvenes de este país.
Con dolor lo dejamos partir...y ya lo estamos extrañando.
Bendita sea su memoria.
Lic. Jose Pivín
frente al puerto de Haifa
frente al Mar Mediterráneo
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