"Quiero más una libertad
peligrosa que una
servidumbre tranquila "
Mariano Moreno
Tras la celebración de los 200 años de la gesta del 25 de Mayo de 1810 en que nació nuestra Patria brindamos un cálido homenaje a Mariano Moreno, fundador dela Gazeta un 7 de junio (también de 1810) y que posibilitó la consagración de esa fecha como Día del Periodista.
Hoy en que los medios periodísticos de renombre –Clarín y La Nación a la cabeza- abundan en mensajes y orientación a la opinión pública contra todo clima de crispación adquiere un valor muy significativo aquella premisa de Moreno que reza “quiero más una libertad peligrosa que una servidumbre tranquila”.
Y no fue todo cuanto escribió Mariano Moreno porque como si hubiera imaginado la realidad de estos días en la relación medios y población, sentenció: “Si los pueblos no se ilustran, si no se divulgan sus derechos, si cada hombre no conoce lo que puede, vale, debe, nuevas ilusiones sucederán a las antiguas y será tal vez nuestra suerte cambiar de tiranos sin destruir la tiranía”.
La Argentina nació aquel 25 de mayo de 1810 signada por las contradicciones y los hombres que hicieron posible aquella gesta no eran carmelitas descalzas a tal punto que el fundador de la Gazeta terminaría asesinado en altamar en un atentado que muy pocos se atrevieron a confirmar.
De los representantes, Moreno escribió: “Es justo que los pueblos esperen todo bueno de sus dignos representantes; pero también es conveniente que aprendan por sí mismos lo que es debido a sus intereses y derechos”.
El último panorama lo dedicamos a remarcar tanto olvido, despojo y hasta genocidio que existe con los pueblos originarios, un drama sobre el que el primer periodista argentino, en los albores de esta Nación, subrayó: “Desde el descubrimiento empezó la malicia a perseguir unos hombres que no tuvieron otro delito que haber nacido en unas tierras que la naturaleza enriqueció con opulencia y que prefieren dejar sus pueblos que sujetarse a las opresiones y servicios de sus amos, jueces y curas”.
Sobre la miseria, sentenció: “La verdad, como la virtud, tienen en sí mismas su más incontestable apología; a fuerza de discutirlas y ventilarlas aparecen en todo su esplendor y brillo: si se oponen restricciones al discurso, vegetará el espíritu como la materia; y el error, la mentira, la preocupación, el fanatismo y el embrutecimiento, harán la divisa de los pueblos, y causarán para siempre su abatimiento, su ruina y su miseria”.
De los ingleses, refirió: “Yo he visto llorar muchos hombres por la infamia con que se les entregaba; y yo mismo he llorado más que otro alguno, cuando a las tres de la tarde del 27 de junio de 1806, vi entrar a 1. 560 hombres ingleses, que apoderados de mi patria se alojaron en el fuerte y demás cuarteles de la ciudad”.
También se expresó, Mariano Moreno, respecto del espíritu del pueblo al asegurar que “felizmente, se observa en nuestras gentes, que sacudido el antiguo adormecimiento, manifiestan un espíritu noble, dispuesto para grandes cosas y capaz de cualesquier sacrificios que conduzcan a la consolidación del bien general”.
Como no nos fue enseñado en los libros de historia de la educación primaria, el nacimiento de nuestra Patria obedeció a la necesidad de dejar de depender sólo de España para incorporar a Inglaterra para el intercambio comercial.
Por ello, Mariano Moreno sostenía: “Sea que sigan dependiendo de España o que formen gobiernos independientes, lo cierto es que los sudamericanos, en este momento, abren sus brazos a Inglaterra: es indiferente en qué forma buscan nuestra ayuda, siempre que el incremento de los negocios y el nuevo mercado que nos ofrecen para la venta de nuestras manufacturas compense nuestra protección”.
Una última reflexión que rescatamos de Moreno es la que tiene que ver con su visión del pueblo el que, escribió, “no debe contentarse con que sus jefes obren bien; él debe aspirar a que nunca puedan obrar mal. Seremos respetables a las naciones extranjeras, no por riquezas, que excitarán su codicia; no por el número de tropas, que en muchos años no podrán igualar las de Europa; lo seremos solamente cuando renazcan en nosotros las virtudes de un pueblo sobrio y laborioso”.
En NOVA somos periodistas, no historiadores. Y la prédica de Mariano Moreno –que nació en Buenos Aires un 23 de septiembre de 1778 y murió en altamar el 4 de marzo de 1811- es nuestra guía.
En 200 años de historia la Argentina fue y es presa de desencuentros tal vez signados por haber sido siempre un crisol de razas, un impedimento para definir una identidad más allá de que por haber querido trasplantar la mentalidad europea con la ideología de la generación del ’80 en el Siglo XIX se aniquiló y pretendió sepultar todo vestigio de pueblo originario y al mismísimo gaucho de las pampas en tiempos en que Domingo Faustino Sarmiento impuso su teoría de la civilización o barbarie.
Moreno fue abogado, periodista y político argentino, de gran participación en la Revolución de Mayo y luego como secretario de la Primera Junta. Fue el mayor de 14 hijos que tuvieron Manuel Moreno y Argumosa, inmigrante español y María del Valle.
Cursó estudios de latín, lógica y filosofía en el Real Colegio de San Carlos y gracias a una recomendación del clérigo Felipe Tomas de Iriarte, viajó en 1799 aChuquisaca (Sucre, Bolivia), donde completó sus estudios de teología y se graduó como abogado en 1804 y más tarde regresa a Buenos Aires. Un año después nace su primer hijo, fruto del matrimonio que formó en 1801 con María Guadalupe Cuenca.
En 1806, durante las expediciones británicas que atacaron a las colonias españolas del Río de la Plata, conocidas como Invasiones Inglesas (1806-1807), Mariano Moreno se opuso y redactó un diario con los acontecimientos que sucedían. En 1809 apoyó la revuelta de Martín de Álzaga y el partido español contra el virrey Liniers, frustrada por el regimiento de Patricios comandado por Cornelio Saavedra.
En 1809, el fundador de la Gazeta redacta el documento "La representación de los hacendados", en el que abogaba por la libertad de Comercio y logra gran notoriedad.
En vísperas de la revolución, siguió unido a Álzaga y a grupos revolucionarios, pero no participó activamente en los sucesos de la Revolución de Mayo (1810), donde fue depuesto el virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros y reemplazado por la Primera Junta.Al ser proclamada la primera Junta, Mariano Moreno fue nombrado secretario y se reveló como un gran estratega, tratando de extender y consolidar la revolución a través del "Plan de Operaciones", donde plasmaba sus ideas.
Fundó –insistimos- el periódico "Gazeta de Buenos Ayres", la Biblioteca Nacional y el establecimiento de una academia de instrucción militar y de matemática para los oficiales. Creó una fábrica de armas y se preocupó de los intereses de la industria y el comercio, reacondicionó los puertos de la Ensenada del Barragán y de Patagones.
El prestigio logrado con sólo 33 años despertó recelos dentro y fuera del gobierno y tras un fuerte choque con Saavedra, presidente de la junta, firma el decreto de Supresión de honores. Mariano Moreno se opone a la disposición de incorporar diputados provinciales por entender que la revolución estaba en peligro dado el escaso compromiso de éstos con el proyecto emancipador y acentúa más las tensiones, no teniendo éxito y renunciando.
Cornelio Saavedra lo destinó a una misión en Londres (Inglaterra), zarpando a bordo de la goleta inglesa "fame" y murió en alta mar. Siempre se sospechó de que, en realidad, fue asesinado.
En un resumen de esa época, el escritor enmarcó su alocución en la intensa batalla de "centralismo y federalismo", en la que actuaron los caudillos riojanos y provincianos, representando al levantamiento popular.
La Argentina desangrada
Siempre existieron y perduran diferentes visiones de la historia argentina y enNOVA, insistimos, no somos historiadores pero no podemos ni queremos sortear la división permanente que existió entre unitarios y federales.
Simplemente, y porque en la vida hay que tomar partido por una idea u otra, queremos sumarnos a la posición reflejada por Pacho O’Donnell, uno de los escritores y dramaturgos contemporáneos de mayor renombre, quien al referirse a una encuesta que publicó el diario Clarín este año sobre el ser argentino, sentenció que “nosotros tenemos una gran capacidad de auto denigrarnos. Esto tiene que ver con una raíz histórica. Cuando se organizó el país, al fin de la guerra civil, se consideró que civilización era Europa y los bárbaros éramos los habitantes de la argentina. El problema de esta idea era que la barbarie estaba relacionada con nuestras raíces”.
En este sentido, O’Donnell subrayó que “la construcción en espejo con Europa nos llevó a este estado de situación, por el cual nunca estamos conformes con lo nuestro. Muchas veces creemos que una música norteamericana es mejor que la nuestra o un sociólogo francés es mejor que (Arturo) Jauretche”.
De tantas historias que nos han contado han prevalecido las tendenciosas porque fueron escritas por los vencedores de las luchas civiles.
Desembocamos en los 200 años de nuestro país con una Constitución Nacional que define el carácter federal de la República Argentina federal pero en realidad se encuentra inserta en un marcado unitarismo, según Pacho O’Donnel, por cuestiones históricas que derivaron de los triunfos en las batallas obtenidas por la oligarquía cambista, portuaria o los “decentes”, tal como se autotitulaban, por encima de los gauchos que habitaban otra parte de país.
Según O´Donnell, ese centralismo se consolidó cuando se designó como capital a la provincia de Buenos Aires, desequilibrio que hoy se paga por un poder central que ya no es de Buenos Aires, sino del Poder Ejecutivo Nacional.
Centenario y Bicentenario
En momentos en que se celebró el Centenario de nuestro país el presidente era Amancio Figueroa Alcorta; había Estado de Sitio en mayo de 1910 luego de numerosas e importantes huelgas que se habían producido. Asistíamos a la realidad de un país que venía de protagonizar con la prédica de Julio Argentino Roca la Conquista del Desierto con el exterminio de las comunidades de nativos cuando, como contrapartida, el último jueves 19 de mayo de 2010 una jefa de Estado –Cristina Fernández de Kirchner- recibió a los representantes de la Marcha de los Pueblos Originarios que irrumpieron en Buenos Aires.
100 años atrás la Argentina se caracterizaba por sostener un modelo agro exportador fundamentalmente concentrado en la producción primaria mientras hoy busca re industrializarse tras la debacle a la que la llevaron 10 años de políticas neoliberales aplicadas por Carlos Saúl Menem y Domingo Felipe Cavallo en los años ’90 pero cuyos embriones fueron sembrados durante la última dictadura militar con José Alfredo Martínez de Hoz.
Argentina, ingresó al Bicentenario mucho mejor de lo que estaba en 1910, en la celebración del Centenario, cuando algunas familias muy ricas vivían muy bien, pero el pueblo vivía muy miserablemente, con represión, con fraude electoral y no había ninguna ley social que protegiera a los trabajadores".
Bienvenido el Bicentenario de la Patria. Bienvenido para la polémica, el debate y las discusiones de siempre por ser la Argentina un país de permanentes contradicciones.
Bienvenida la nueva ley de medios audiovisuales a la que quieren ponerle freno el monopolio de Clarín y La Nación, la “cloaca mitrista” según siempre definió magistralmente el historiador Abelardo Ramos a la "Tribuna de Doctrina" de los Mitre. Dijo algo más Ramos: “Ha sido siempre un factor de distorsión de la honrada conciencia cívica y ha moldeado el pensamiento ciudadano conforme los oscuros designios de los cultores del libre cambio”.
“Durante 200 años, hemos superado una tiranía de las más sangrientas que el mundo conoció, dictaduras cívico militares, hiperinflaciones inauditas y una gran crisis en 2001 de la que salimos con sangre, sudor y lágrimas, y sin ayuda de nadie", señala Pacho O'Donnell.
Dos siglos de "encuentros" y "desencuentros" que han terminado en "un proyecto de país que es el proyecto de la democracia, una democracia intensa, donde los conflictos se dirimen en superficie, donde los intereses están a la vista de todos", afirma.
No obstante, Argentina tiene todavía muchas asignaturas pendientes y una de ellas, admite Pacho O’Donnell, es "ubicarse en este mundo complejo, especialmente en Suramérica, aunque en la región se está llevando a cabo un proyecto de mayor unidad como nunca se había registrado".
Mariano Moreno, Manuel Belgrano, José de San Martín, Lavalle y el fusilamiento de Dorrego, Juan Manuel de Rosas Dios y demonio a la vez, los progresistas que rescatan a Rosas, Hipólito Yrigoyen y Juan Domingo Perón; los que orillamos los cincuenta que calificamos a Raúl Alfonsín como el “Padre dela Democracia” por la primavera democrática de 1983.
Los lectores de NOVA tendrán una y mil anécdotas y posiciones respecto del Bicentenario para aportar. Simplemente, queríamos considerar a Mariano Moreno como disparador para exponer una posición más ligada a los humildes que forjan una Nación por encima de tantos intereses que hoy al menos los vemos en la superficie y son pasibles de ser evaluados a la hora de la toma de una postura de vida.
Como radical no quiero dejar pasar por alto la etapa democrática que vivimos desde la presidencia de Alfonsín de 1983 y la emoción que significa ver el Paseo del Bicentenario absolutamente colmado por una muchedumbre que alejado de las discusiones de comités, unidades básicas, cafés o de sus preocupaciones en lo social y laboral colman la 9 de Julio entre Corrientes (Obelisco) y la Avenida de Mayo.
Precisamente, a los cincuentones, nos tocó lidiar con la peor de las dictaduras que dejó el trágico saldo de 30.000 desaparecidos y 400 nietos aún por recuperar por Abuelas de Plaza de Mayo dos de los cuales podrían ser los hijos “apropiados” (como dice Estela de Carlotto) por Ernestina Herrera de Noble, la dueña de Clarín.
Pero en 1985-86 hubo un proceso judicial realizado por la justicia civil (por oposición a la justicia militar): El Juicio a las Juntas que, más allá de las leyes del perdón –Punto Final y Obediencia Debida- sentó las bases y la jurisprudencia para los Juicios por la Verdad que se sustancian en todo el país y que, por ejemplo, posibilitaron la detención de José Alfredo Martínez de Hoz, ideólogo civil del golpe cívico militar de 1976.
La Argentina de los desencuentros se refleja claramente en el acto de reinauguración del Teatro Colón que organizó el 24 de mayo el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri y al que no asistió la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner; por su parte, la mandataria no invitó al vicepresidente Julio Cobos a la cumbre de mandatarios de este 25 de mayo a desarrollarse en la Casa Rosada.
Este es fiel reflejo de un país que se debate en forma permanente entre polémicas y diferencias históricas o circunstanciales como las descriptas. Pero el pueblo dio una magistral demostración de madurez y salió a las calles a celebrar el Bicentenario en paz; y los más de dos millones de asistentes a los actos de la 9 de Julio (Paseo del Bicentenario) entonaron como nunca antes el Himno Nacional.
Hasta fue feliz la idea de Fito Páez de cerrar su participación de cierre de los espectáculos musicales con la entonación por parte de artistas y público del Himno Nacional y la 9 de Julio volvió a vibrar como 24 horas atrás cuando se lo entonó por primera vez en los primeros segundos del 25 de mayo, el cumpleaños número 200 del primer gobierno patrio.
Instamos a la clase política a que sepa escuchar el mensaje del pueblo no sólo de Buenos Aires sino de cada rincón del país donde hubo celebraciones por idéntico motivo: El Bicentenario.
FUENTE: http://www.novanacional.com/
26 DE mAYO 2010
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