miércoles, 13 de junio de 2012

MEXICO LITERARIO Y POETICO: La poesía y el poeta en Hidalgo - Entrevista con Omar Roldán Rubio

 
Ricardo Yáñez
 

En Hidalgo existe un buen número de ejercitadores de la literatura. Aclarando que no todos los nombrados son hidalguenses de nacimiento, y reconociendo, eso sí, su búsqueda constante, su dedicación y su labor literaria en general, el Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Hidalgo (Cecultah) tiene en sus registros a alrededor de treinta escritores de distintas épocas. La lista, a la que se puede acceder por internet, incluye a Agustín Cadena, Antonia Cuevas Naranjo, Arturo Trejo Villafuerte, Daniel Fragoso Torres, Daniel Olivares Viniegra, Diego Castillo Quintero, Diego José, Efrén Rebolledo (†), Enrique Olmos, Elisa Vargaslugo Rangel, Fernando Rivera Flores, Gonzalo Martré, Guadalupe Ángeles, Ignacio Rodríguez Galván (†), Ignacio Trejo Fuentes, Javier Said, Estrella García, Ilallalí Hernández, Jorge Antonio García Pérez, José Antonio Zambrano, Luis Rubluo Islas, Margarita Michelena (†), Mariano Morales y Nancy Ávila Márquez. No están enlistados Abraham Chinchillas, Jorge Contreras, Venancio Neria, Alfonso Valencia, Alejandra Craules, Ramsés Villanueva, Eduardo Hidalgo, Antonio Hernández, Pilar Cheín, Virgilio Guzmán, Ana María Vázquez, Rafael Tiburcio, Armando Muñoz, Anel Ortega y Ricardo Luqueño, por mencionar algunos. 


–Los mencionados, casi sin excepción, al menos una vez habrán “visitado” un taller literario. Antes del concepto taller ya se practicaba el intercambio de impresiones: en grupo, de manera epistolar o de otras formas, lo que da una idea sobre la importancia del diálogo y la discusión en la recreación literaria, y de la existencia y permanencia de estos lugares. Para un mejor y mayor acercamiento a lo poético se hace ineludible acudir a un taller, aunque en muchos de ellos existan y persistan equívocos mentores que contagian su ceguera respecto a lo esencial poético, estableciéndose sólo en la construcción del poema. En mi caso he tenido la fortuna de que mis maestros me hayan llevado por intensos derroteros poéticos hasta comprender que la poesía no se enseña ni se aprende: se aprehende, está allí, lista a revelarse a la aguzada mirada. 

–Lo que hace un buen maestro o tallerista literario es enseñar a observar, a observar-nos como parte de un todo: yo y el entorno, yo y el universo, yo el universo. Poeta es aquel que se asienta y habla y escribe desde la poesía, siendo parte, causa y efecto de la misma. Para ello recurre a lo que se conoce como poema, pero también se expresa en otras formas.



–El arte es una virtud inherente al hombre, cuya tendencia natural, de acuerdo con el viejo Aristóteles, es hacia el bien; el practicante del arte debe producir actos bien hechos que obren el bien común. Este principio debería diferenciar al artista del simple escritor, pues no es suficiente escribir bien o bonito; para lograr un texto sustancialmente literario y poético se debe reflexionar sobre qué se escribe y para qué.


–La palabra es herramienta que permite entablar un diálogo uno mismo y con los demás a partir de la mirada introspectiva del entorno para revelar la entidad que es, que somos. La poesía habita al hombre, es su médula y contexto.


–El arte debería irrumpir siempre en la conciencia colectiva, pues el verdadero artista explora y conjura para explicarse lo que de la naturaleza humana reverbera: más maravilloso que encontrar a un unicornio bebiendo en una fuente es ver el paso del hombre yendo hacia la muerte. Aunque la poesía está en todas partes no influye en todos. Núcleo que pervive en el profundo misterio de la vida y la muerte, para entenderlo a profundidad es necesario adentrarse en un conjunto ilimitado de signos capaces de revelar una realidad cercana a lo inasible, una otra posibilidad de religarse al entorno, a la divinidad y al conocimiento. 


–Aunados a los sustentados por Cecultah, que funcionan según una programación establecida, debe haber en Hidalgo alrededor de veinte talleres sostenidos de manera independiente, de los cuales sólo se conocen quizá tres en la capital, dos en Tulancingo, uno o dos en algún otro punto del estado. Hace falta, por parte de las autoridades culturales y académicas, reconocer su importancia en la formación no sólo de posibles escritores, poetas o artistas en general, sino también de profesionistas.


–Existen en el estado grupos dedicados a la práctica literaria que, en conjunto, logran una comunidad, aunque distanciada. Internet ayuda a que ese distanciamiento no sea tanto, pero habría que preguntarse qué tan valioso es, qué tan riesgoso para lo literario, pues si bien propicia rápidamente el intercambio de textos, un gran porcentaje de esos escritos son triviales: cualquiera con dos grados de necesidad expresiva y sin la menor reflexión, el menor adiestramiento en la escritura, da a conocer sus “obras”. Y nada como abrir un libro, percibir su olor, su textura y adentrarse en su contenido.


–Institucionalmente se editan al año alrededor de cuatro libros referentes a lo creativo o recreativo literario; de manera independiente quizá otro tanto. Hace falta mucha promoción de lo que realmente los escritores hidalguenses hacen, lo que es difícil cuando no se cuenta con una universidad que prevea esa formación. El practicante literario en Hidalgo ha tomado siempre la actitud de ser al mismo tiempo escritor y promotor de su obra –sin o con apoyo de las instituciones, y a veces, a pesar de ellas. A mi ver la poesía, esencia del hombre, en el estado de Hidalgo y en el país se encuentra confundida, ignorada, maniatada, manipulada, secuestrada y traicionada, pero viva. 


Poeta, periodista, tallerista y promotor cultural, Omar Roldán Rubio nació en Tulancingo, Hidalgo, en 1960. Ha publicado los poemarios Sueño de miércoles y mayo, Del viento y la mirada y Para acabar el año; su trabajo se ha incluido en diversas antologías y actualmente es instructor de teatro en el Instituto de Ciencias Agropecuarias de la UAEH

FUENTE: http://www.jornada.unam.mx/2012/06/03/sem-ricardo.html 


Omar Roldán Rubio

Fue la mayor de cincoy a los diez perdió la infancia;
a los once su madre era un recuerdo
sus hermanos sus hijos
y su padre uno más.

Cuando doce huyó
(hundida en el sofoco de la tarde
contempla, con la mirada fija, el horizonte
no avista más que un profundo dolor, un eterno misterio.
Absorta en la lejanía no escucha, no teme la ira de Dios
ya no importa.
Sin saberlo, se esculpe su destino
y dirige sus pies a cumplir la encomienda)

Al siguiente día
en aquella casa de un sólo cuarto
entre maizales y monte
la niña y mujer
morena y rota
comenzó a ser pabilo y cera requemados.



La puntual voz de alerta
corta el rutinario insomnio
las pupilas se abren y reflejan
el camastro paredes barrotes son.
Otra vez levantarse despabilar el paso
bajo un cielo engañoso salir a la fajina
a la ciudad que es patio y fábrica
donde los días se forjan a golpes de tiempo
de llanto y de recuerdos.
Hoy
como las últimas mil noches
se acostará vestida
y evadirá aquel sueño
que la devuelve al día
en que sucedió todo.
Hoy tampoco habrá luna ni marea.

 
http://lamujerrota.blogspot.co.il/2008/03/fue-la-mayor-de-cinco.html

No hay comentarios: