martes, 6 de septiembre de 2011

Una entrañable muestra del maestro Spilimbergo en la Galeria Coppa Oliver de la Ciudad de Buenos Aires

Son grandes óleos, pasteles y
obra sobre papel, que hasta
ahora estaban en poder de la familia.


Por Mercedes Pérez Bergliaffa,
ESPECIAL PARA CLARIN



AUTORRETRATO. ASI SE VEIA EL
PINTOR EN 1939.

ES OLEO SOBRE CARTON.


Despiertan amor, las obras del gran artista argentino Lino Enea Spilimbergo que se mostrarán al público a partir de hoy en la galería Coppa Oliver. Porque son humanas, porque son aparentemente sencillas y porque generan una fuerte sensación de proximidad. Pero sobre todo porque son sorprendentes, de un inmenso valor histórico. Hasta cuesta creer que todavía no pertenezcan a algún gran museo.

“Son pinturas importantes, que hasta ahora estaban en poder de la familia”, explica el galerista Ricardo Coppa Oliver.

Grandes óleos, grandes pasteles, y varias joyas sobre papel o bastidor que conforman un verdadero rosario de obras de arte. De entre ellas se distingue el desnudo femenino en tiza que Spilimbergo realizó en el taller de uno de los padres del Cubismo , André Lothe, cuando el argentino estudiaba con el francés en París, allá por 1925.

“El desnudo es un obra que hizo mi abuelo en el atelier de Lothe, donde estudiaba y trabajaba”, detalla el nieto del pintor, Leonardo Spilimbergo. “Mi abuelo era el único artista del grupo de París que no estaba en ese momento becado. Por eso por las tardes, tenía que trabajar para poder aprovechar al máximo su estadía en Europa. Al final terminó siendo una especie de ayudante de Lothe.” ¿Recuerda cuándo vio a su abuelo por última vez? Sí, fue cuando él volvió de París por un viaje corto (Spilimbergo estaba viviendo en Francia junto con su mujer). Un domingo de esos, fui con mi hermano a su taller y él nos sentó en el patio, con unas maderas y unas herramientas. Pero a mi hermano lo dejaba martillar y a mí no. Me enojé, porque yo quería usar el martillo.

La versión familiar del traslado del pintor a Unquillo dice que unos químicos con los que se limpió el atelier le hicieron mal. “El era asmático y tuvo entonces un ataque. Los médicos le dijeron que no estaba en condiciones de volver a Europa; en cambio, le recomendaron que se fuera a Unquillo, donde tenía una casita”.

La casita de Unquillo hoy es santuario obligado de todos los estudiantes de arte del país. Porque también se sabe que Spilimbergo se dedicaba al arte con todas sus fibras, de una manera exigente y severa, pero que de igual manera ejercía la docencia.

Por eso esta exhibición es, también, un reconocimiento a un maestro entrañable del arte nacional. Si la visita, usted podrá ver que él, Spilimbergo, desde su Autorretrato de verdes ojos italianos, parece estar interrogándolo todo, midiendo el mundo. Y a usted también. A usted.


Agenda:

Dónde: Galeria Coppa Oliver,

Talcahuano 1287, “A”

Cuándo: Lun-vier de 10.30 a 19.

Sáb. de 10:30 a 13.


Entrada: Gratis.



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