AROMAS
A mi Abuela Rafaela la recuerdo
con sus manos diligentes removiendo el
dulce,
o pelando papas o espesando el locro,
junto a su brasero que enhiesto y
sencillo
soportaba firme sobre sus tres patas
todo el peso de la olla negra,
conteniendo,
nada menos, que nuestro diario alimento.
Y junto con ese recuerdo, lejano, por
cierto,
aspiro el aroma de azúcar quemado,
de azahar, de rosales, de frutos
selectos.
Y de tantas cosas que en mi infancia he
amado.
Si tuviera que hacer un resumen de
aromas,
sin dudas diría: Ananá, Vainilla, Dulce
de Duraznos,
Pelón, Pan Casero, ropa almidonada;
y maderas de Pino y de Cedro;
Madreselvas en la Gruta del Colegio,
Paraísos bien floridos en el patio de los
juegos.
Y en las tardes de verano, cuando
promediaba Enero,
el aroma de los Juncos del arroyo de mi
pueblo.
Fuente: recibido de mi querido amigo Ricardo,
al que felicito, agradezco y deseo larga y saludable
vida.
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