sábado, 13 de junio de 2015

SIRIA: ''Estamos haciendo por ellos lo que nunca nadie hizo por nosotros''



Alejandro Roisentul, odontólogo 
argentino a cargo de una unidad 
de cirugía maxilo-facial en la 
frontera con Siria, visitó los 
estudios de Radio Jai junto a su 
esposa Juliana y relató cómo es 
recibir a heridos de guerra sirios 
y por qué acepta curarlos y 
tratarlos “incluso mejor que a los 
 ciudadanos israelíes”. “Estamos 
tratando a pacientes que 
teóricamente son enemigos y que 
quieren atacar a Israel. Pero la 
medicina y el judaísmo van más 
allá de eso", destacó.
Alejandro y Juliana Roisentul 
Prado decidieron emigrar desde 
 su Argentina natal hace ya 26 
años, un día después de haber 
contraído matrimonio. Al llegar 
a Israel, estuvieron en un centro 
de absorción en Tiberias, 
aunque no todo fue como lo 
esperaban: todo el centro era 
de inmigrantes etíopes. 
“Éramos el único matrimonio 
blanco y los niños nos tocaban 
para ver si estábamos pintados. 
Si bien fue raro al principio ese 
 encuentro, esto nos permitió 
entender lo que era Israel, un 
país donde estamos todos 
juntos, somos todos iguales 
y todos podemos vivir juntos”, 
 cuenta Alejandro.


Alejandro es odontólogo, recibido 

en la UBA, realizó una residencia 
de cirugía maxilo-facial en Israel 
y hace ya más de 15 años abrió 
una unidad de cirugía 
especializada en Tzfat, al norte de 
Israel. Juliana es gerente de 
 ventas para países hispanos en 
una empresa de alta tecnología 
que hace implantes dentales.


La clínica de Roisentul está 

ubicada en una zona de periferia, 
lindando las Esferas del Golán 
con El Líbano y Siria. Es por ello 
que reciben muchos casos de 
heridos de guerra de esos países: 
“Con la guerra civil en Siria, 
 comenzaron a traer heridos sirios 
muy graves a la frontera porque 
no tenían ninguna posibilidad de 
tratarse allá… eran heridos del 
gobierno. Desde 2011 hasta hoy 
en día han llegado más de 1500 
heridos graves”.

Por la importante labor que realiza 

Alejandro, la prensa mundial se 
hace eco de su institución, por lo 
que siempre reciben a diferentes 
medios que realizan informes. 
“Recibimos cada dos semanas 
comunidades no judías que vienen 
a ver la labor que hacemos. La 
semana pasada recibimos una 
camada de 30 estadounidenses, 
entre ellos periodistas, gente de 
radio y televisión que se quedaron 
impactados al ver que en nuestra 
sala había entre 40 y 50 sirios 
 heridos de gravedad, siendo 
tratados de la mejor manera, con 
una atención médica de la más 
alta calidad mundial. Reciben 
mayor atención que un ciudadano 
israelí ya que ellos no están en 
condiciones de volver a su casa, 
 por lo que quedan internados 
durante 2 o 3 meses y no pagan 
nada”.

“Eran tantos los Sirios que 

llegaban que el ejercito israelí 
montó un hospital de campaña 
para poder tratarlos y muchas 
veces derivarlos con nosotros. 
Sus hospitales están destruidos, 
o no se les permite acceder”, 
 continuó.


Sobre la difícil posición en la que 

se encuentra, al tratar heridos y 
 víctimas consideradas tal vez 
como “enemigos”, Roisentul 
asegura que para él la vida está 
por encima de todo: “Cuando 
vos ves a un chiquito de 9 años 
que perdió las dos manos y las 
dos piernas y está ciego por una 
bomba que tiró el gobierno sirio
… uno solo puede rezar y pedir 
por ellos. Estamos haciendo por 
 ellos lo que nunca nadie hizo 
por nosotros. Cuando el pueblo 
mismo de Siria los intenta matar 
nosotros los salvamos”.

De hecho, relató algunos diálogos 

que mantiene con los heridos 
sirios. 
“Nos dicen: Estamos siendo 
tratados por el diablo, de repente 
estamos del otro lado del límite 
y ustedes nos están curando. Eso 
es algo muy especial que a uno 
le hace sentir la esencia del 
judaísmo”.


Juliana, por su parte, se siente 

conmovida por la labor de su 
esposo y por lo que representa 
Israel para sus valores: “A mi el 
ser judía me da un montón. Crecí 
y me eduqué en el judaísmo, mis 
valores son judíos y es lo que 
trato de enseñarle a mis hijos. 
Creo que Israel nos está 
demostrando eso con el ejemplo. 
Hubo un desastre en Nepal y el 
primer hospital de campaña con 
la mayor cantidad de gente y 
medicamentos fue israelí; lo 
mismo pasa en Siria”.


“Las familias (sirias) tiran a sus 

niños a la frontera para que sean 
 salvados, ellos no solo que 
reciben el tratamiento gratis, sino 
que reciben el apoyo de familias 
y voluntarios que van diariamente 
para contenerlos y apoyarlos”, 
continúa Juliana.

http://www.radiojai.com.ar/

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