sábado, 1 de noviembre de 2014

Al Estado Islámico no le importan los palestinos



Así lo veo yo

Columna de Ana Jerozolimski


Una de las grandes mentiras, o al 
menos de los serios errores 
conceptuales, que acompañan la 
cobertura de Oriente Medio y el 
mundo islámico, es que «la 
cuestión palestina», el conflicto 
entre Israel y los palestinos, es 
el motivo principal de 
inestabilidad y raíz de la 
violencia en la región. Nada más 
lejos de la verdad.

Numerosos conflictos sumamente 

cruentos han estallado durante 
décadas en el mundo árabe e 
islámico, y ninguno de ellos tenía 
relación alguna con Israel sino 
con pujas internas, divisiones 
religiosas dentro del islam, 
problemas étnicos locales y el 
hecho que en todos los casos, un 
gobierno autoritario o 
directamente dictatorial, regía los 
destinos de su población, sumida 
en la opresión.

Los enfrentamientos más 

cruentos de los últimos años por 
estos lares, han tenido lugar en 
Irak, Pakistán, Afganistán, Somalia, 
Siria y Nigeria, entre otros, y 
ninguno ha estado vinculado a 
Israel o los palestinos.

La cantidad de muertos en el 

marco del conflicto israelí-
palestino desde sus comienzos, 
es infinitamente menor que los 
números que resumen la 
violencia en Siria, Irak, 
Afganistán, Pakistán, Sudán y 
Nigeria, entre otros. Además, en 
todos estos últimos, el nervio 
motor es el islam radical que 
quiere imponer un tipo de vida 
que no responde a los valores del 
mundo libre, y no un deseo de 
ningún tipo de ayudar a los 
palestinos. Por supuesto que 
tampoco se trata de ayudar a 
palestinos e israelíes a solucionar 
pacíficamente sus diferencias.

A pesar de ello – que no es 

interpretación subjetiva nuestra 
sino un hecho concreto en el 
terreno – dado que se largan 
frases al aire con demasiada 
ligereza, también gente con 
cargos de gran responsabilidad 
incurre a menudo en serios 
errores.

Especialmente grave fue la 

declaración formulada días atrás 
por el Secretario de Estado 
norteamericano, John Kerry, 
quien aseguró que «el conflicto 
entre Israel y la Autoridad 
Palestina (AP) alimenta las 
adhesiones de terroristas al 
grupo yihadista Estado Islámico 
(EI)». No atribuimos mala 
intención a Kerry sino 
irresponsabilidad o una lectura 
equivocada de la situación. No 
sería la primera vez que la 
administración Obama comete 
serios errores en su lectura de 
Oriente Medio, al que 
evidentemente no terminan de 
comprender.

Concordamos con dos 

agregados de Kerry: «es 
imperativo que encontremos 
la manera de reiniciar las 
tratativas» y «tenemos que 
encontrar la manera de crear 
dos Estados que puedan vivir 
juntos uno al lado del otro, dos 
pueblos con sus respectivas 
aspiraciones respetadas».

Eso está perfecto. El problema es 

que dar a entender que mientras 
este conflicto no se resuelva, se 
estará dando combustible al 
terrorismo de los fanáticos 
yihadistas del EI, no acerca a 
nadie a ningún entendimiento, 
sino que disfraza el extremismo 
fundamentalista islámico y le 
facilita las cosas con excusas 
inventadas. Si el EI se 
manifestara sobre el tema israelí
-palestino, es indudable que no 
apoyaría ninguna solución 
negociada que respete los 
derechos de las dos partes, 
calificaría al presidente palestino 
Abbas de traidor si negocia con 
Israel, y estaría del lado de los 
peores terroristas que quieren la 
eliminación de Israel y no la 
convivencia pacífica a su lado.

Cuando en junio último Ibrahim 

Awwad Ibrahim, más conocido 
por el nombre que adoptó, Abu 
Bakr el-Baghdadi, se proclamó 
«Califa Ibrahim» al fundar el 
nuevo Califato Islámico, difundió 
una declaración en cinco idiomas 
anunciando la decisión. Su título: 
«Esta es la promesa de Alá». 
Nada que ver allí con el tema israelí
-palestino.

Afirmó ser el líder de «los 
musulmanes de todas partes» y 
exigió su juramento de fidelidad a 
su poder, afirmando que los demás 
gobiernos musulmanes son 
ilegítimos. Dejando en claro que 
su lucha es contra los valores del 
mundo libre todo, recalcó que «los 
musulmanes deben deshacerse de
la democracia, el secularismo y el 
nacionalismo, así como de todas 
las demás ideas y desperdicios 
procedentes de Occidente».

«El astro de la yihad ha salido», 

decía la proclama. «Las felices 
nuevas de bien brillan. El triunfo 
asoma por el horizonte». Y 
agregaba que «los infieles» (o sea, 
para ellos, los que no siguen a 
Alá), deben temer porque «Oriente 
y Occidente se someten y los 
musulmanes gobernarán la tierra».

En un informe publicado hace 

pocos meses por la organización 
«Amnistía Internacional», luego 
del asesinato del periodista 
norteamericano Sotloff degollado 
en Irak, se acusa al EI de perpetrar 
múltiples asesinatos de «personas 
que pertenecen a comunidades 
étnicas y religiosas minoritarias, 
soldados y policías, así como 
otros periodistas».

Estos son algunos párrafos del 

informe de Amnistía Internacional.

– El 24 de agosto de 2014, el EI 

capturó y mató a unos 150 
soldados del Ejército regular sirio 
tras hacerse con el control de la 
base aérea de Tabqa, al noreste 
de Siria.
– También este año, el EI ha dado 
muerte en lugares públicos a 
decenas más de personas sirias, 
entre ellas niños y niñas, por 
toda una variedad de «crímenes».
– En Irak, varios centenares de 

soldados gubernamentales 
hechos prisioneros fueron 
ejecutados sumariamente en 
Tikrit tras capturar el EI la ciudad 
en junio de 2014.
– El EI también ha llevado a cabo 

ejecuciones sumarias selectivas 
de personas pertenecientes a 
minorías étnicas y religiosas, 
como las de centenares (como 
poco) de yazidíes de la región de 
Sinjar en agosto de 2014, algunas 
en forma de matanzas masivas.
– En el informe titulado «Ethnic 

cleansing on a historic scale: the 
Islamic State’s systematic 
targeting of minorities in northern 
Iraq» («Limpieza étnica de 
magnitud histórica: La persecución 
sistemática de minorías por parte 
del EI en el norte de Irak»), hecho 
público por Amnistía Internacional, 
se describe la campaña 
sistemática de limpieza étnica 
emprendida por el EI en el norte 
de Irak. En el informe se 
documentan crímenes de guerra 
dirigidos específicamente contra 
minorías étnicas y religiosas, 
entre ellos ejecuciones sumarias 
multitudinarias y secuestros en 
masa. Entre las minorías étnicas 
y religiosas perseguidas en el 
norte de Irak figuran, además de 
los yazidíes, los cristianos asirios, 
los chiítas turcomanos, los chiítas 
chabaquíes, los kakaíes y los 
mandeos (o sabeos).
– También en el norte de Irak han 
sido objeto de persecución 
multitud de personas de origen 
árabe sunita sospechosas, fundada 
o infundadamente, de oponerse 
al EI.

Cuando comenzaron los 

levantamientos en distintos países 
árabes en el marco de lo que en un 
principio se llamó 
equivocadamente «la primavera 
árabe» – porque parecía el 
comienzo de una era de mayor 
libertad en la región y no de mayor 
extremismo islámico – una de las 
primeras conclusiones que cabía 
extraer de ello, era que los pueblos 
árabes comprendían que sus 
problemas no eran culpa de Israel 
sino de la opresión bajo la que 
vivían a manos de sus 
gobernantes. Hubo inclusive 
analistas árabes que se 
manifestaron claramente en estos 
términos en distintos periódicos 
de Oriente Medio.

Las declaraciones de Kerry son un 

serio paso hacia atrás, por más 
razón que tenga en cuanto a la 
necesidad de resolver el conflicto 
israelí-palestino.

Claro que hay que resolverlo. Pero 

eso nada tiene que ver con la 
brutalidad del EI, para el que un 
Estado palestino carece de sentido 
e importancia alguna.

Sería sin duda otra frontera 

desdibujada en el avance fanático 
de la peor expresión del islam 
radical.

19.Oct.2014


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