YOLI
ROTENBERG
REMINISCENCIAS
Tiempo de
infancia…doloroso,
veloz, desconcertante.
Agudo frenesí que entre sus redes
iba marcando mi melancolía.
Mixtura de fragancias
que envolvieron mi piel día tras día.
Y la soledad que dominaba…
que revestía con su pátina incolora
las más doradas horas de alegría,
los sueños más felices.
Tiempo de lento pasar; de fantasía
remontando sin hilo hacia las nubes
y despojándome de tantas ilusiones
que al dolor y la nostalgia se rendían.
Tiempo de duendes socavando sueños…
tiempo de noches
con sus lunas como abrojos sobre el cielo…
de doradas hojas que en el viento
me transportaban con destino incierto.
Y esa excitante cortina de la lluvia
cayendo a borbotones.
Teñida por rumores imprecisos,
rendida de visiones imposibles…
y un horizonte infinito
ante mis ojos de niña apresurada,
inocente y febril; sorprendida
por tanta dimensión..
por esa alud intenso
de pensamientos volcándose en mi mente.
Tiempo de soledades tan intensas,
de embriaguez y luna en el aliento;
y un aprendizaje en el silencio
que fue clavando en mí daga impiadosa.
Quizá la misma
que me cercena las palabras y la dicha
cada mañana.
Hechizo involuntario
que en este ocaso al fin se me devela.
Y no puedo desprenderlo,
sin desprender mi sin-razón, mi esencia.
Porque es sangre en mi sangre
y en mis venas
sigiloso, me agota y me condena.
veloz, desconcertante.
Agudo frenesí que entre sus redes
iba marcando mi melancolía.
Mixtura de fragancias
que envolvieron mi piel día tras día.
Y la soledad que dominaba…
que revestía con su pátina incolora
las más doradas horas de alegría,
los sueños más felices.
Tiempo de lento pasar; de fantasía
remontando sin hilo hacia las nubes
y despojándome de tantas ilusiones
que al dolor y la nostalgia se rendían.
Tiempo de duendes socavando sueños…
tiempo de noches
con sus lunas como abrojos sobre el cielo…
de doradas hojas que en el viento
me transportaban con destino incierto.
Y esa excitante cortina de la lluvia
cayendo a borbotones.
Teñida por rumores imprecisos,
rendida de visiones imposibles…
y un horizonte infinito
ante mis ojos de niña apresurada,
inocente y febril; sorprendida
por tanta dimensión..
por esa alud intenso
de pensamientos volcándose en mi mente.
Tiempo de soledades tan intensas,
de embriaguez y luna en el aliento;
y un aprendizaje en el silencio
que fue clavando en mí daga impiadosa.
Quizá la misma
que me cercena las palabras y la dicha
cada mañana.
Hechizo involuntario
que en este ocaso al fin se me devela.
Y no puedo desprenderlo,
sin desprender mi sin-razón, mi esencia.
Porque es sangre en mi sangre
y en mis venas
sigiloso, me agota y me condena.
Es
un silencio gris
Es
un silencio gris, melancólico y duro,
el cielo que oscurece presagiando un tornado...
la ciudad se ha dormido, dormido está el pasado,
el corazón se agita en este mundo oscuro.
el cielo que oscurece presagiando un tornado...
la ciudad se ha dormido, dormido está el pasado,
el corazón se agita en este mundo oscuro.
Hay
un llanto que crece derribando algún muro,
en la noche palpita otro sueño callado...
mas si extiendo mi mano, no estarás a mi lado
aunque mi boca grite invocando un conjuro.
en la noche palpita otro sueño callado...
mas si extiendo mi mano, no estarás a mi lado
aunque mi boca grite invocando un conjuro.
Tinieblas
que me rondan con su negra presencia
impide que te busque entre tantos olvidos...
me trepo a la agonía que hunde mi existencia
impide que te busque entre tantos olvidos...
me trepo a la agonía que hunde mi existencia
es
que no encuentro el tiempo de amores perseguidos
que soslayan la causa de tu infinita ausencia,
enredando en silencios esos besos perdidos.
que soslayan la causa de tu infinita ausencia,
enredando en silencios esos besos perdidos.
MAESTRA
DE CAMPO
Cuando era flor
tu tiempo, tu juventud dorada,
y marzo
perfumaba todavía el verano,
un diploma
guardado, tu maleta en la mano,
llegaste una
mañana feliz y emocionada.
Apenas
dieciocho y un bagaje de sueños,
el corazón
latiendo por miedos ignorados,
miraban el
paisaje tus ojos asombrados,
el campo, la
escuelita…pastizales mimbreños.
Sentiste acaso
miedo de aquella vastedad,
pero unas manos
firmes y unos ojos muy tiernos
te encendieron
el alma con mil fuegos internos,
alentando en tu
pecho la naciente acuidad.
Así, con tus
alumnos ocupando tus días,
el guardapolvo
nuevo bañado de sonrisas,
al negro
pìzarrón blanqueaste con las tizas,
y al amor
relegaste, junto a tus fantasías.
El silencio del
campo, la visión infinita,
fue tiñendo tu
vida de colores inciertos,
y en la humilde
piecita, con tus ojos despiertos,
de noche te
sentías como rama marchita.
La distancia y
el tiempo espaciaron tus viajes
al hogar que
añorabas, al amor, los amigos;
mientras las
estaciones maduraban los trigos
junto a todas
las flores cambiaste tus ropajes.
El trabajo del
campo fue templando tu esencia
y el amor a los
niños se infiltró en tus rincones
cuando sin
entenderlo, olvidaste intenciones
de buscar el
regreso, de probar tu experiencia.
Y fue otoño e
invierno, verano y primavera,
soleando tus
mejillas, penetrándote el frío,
con el sol en
tu pelo, perfume del estío,
corazón
palpitante con ritmo de la espera.
Pero todo fue
en vano…te abandonó el amor;
se fueron
espaciando las cartas amistosas,
también se
disiparon las luces fulgurosas
vistiendo tu
mirada de nostalgia y dolor.
Apenas veinte
años y toda una mujer…!
Lloraron tus
ojos por tanta incomprensión;
te cubrió el
fuego eterno, creció tu vocación
y a ella
consagraste tus ansias de querer,
Y cuando entre
tus manos, como premio a tu esmero
recibiste el
traslado a tu ciudad natal,
lloraste
nuevamente cruzando aquel portal,
entre besos y
abrazos de un sentir verdadero.
Mientras te
alejabas, después de tantos años.
y un ¡Adiós,
Señorita…! repicaba en tu mente,
junto a dulces
recuerdos, un temor inconciente
fue invadiendo
tu alma, matriz de desengaños.
Más fue sólo un
momento. Porque el nuevo camino
entre cariño y
luchas, en pos de la enseñanza,
era un sueño
distinto con la misma esperanza:
la elección de
tu vida...¡tu auténtico destino!.
A
UN HOMBRE EXTRAÑO
Quizá tuvo en sus manos la ternura
que otra mano, feliz le transmitía;
la sencilla y auténtica alegría
de un sentimiento intenso que perdura.
Quizás en ese tiempo, la cordura
pintó en sus ojos luz de fantasía,
y en obscuro e inolvidable día
se alejó de su lado con premura.
Pero ya nada queda. Hay en su frente,
el indeleble sello de un ausente
amor que lo sostiene en su delirio.
Deambula triste. El eco de su historia
es un susurro ahogado en la memoria,
estandarte febril de su martirio.
Yoli Rotenberg
Yoli Rotenberg nació en Buenos Aires
en el mes de octubre. Desde niña tuvo pasión por la lectura y la escritura pero
sólo comenzó a participar de
encuentros y tertulias literarias ya adulta.
Es Licenciada en Comunicación Social
graduada en la U.N.R , carrera que
cursó al radicarse en Rosario en 1987.
Nunca concurrió a ningún taller literario,
pero la poesía la llevó a ser publicada
en diversos medios escritos y virtuales.
Si bien no participa prácticamente de
concursos, tiene una primera mención
en Guaymallén, Mendoza; una plaqueta
por su aporte cultural de un grupo literario
y poemas publicados en una Antología
del Club de los Poetas en Rosario, en el
libro de una amiga, “MIS GRANDES
AMORES” y en numerosos lugares virtuales.
Figura en la Biblioteca Digital Siglo XXI
por invitación. Es Administradora y
Moderadora del Foro Bohodon de Poesía
desde hace años . Una de sus poesías
fue publicada por Bohodon ediciones en
una antología. De igual modo un relato de
su autoría también fue seleccionado por la
misma editorial. Ha participado en numerosas
emisoras leyendo sus poemas. En la red
virtual, tiene poemas publicados en Israel,
España, Venezuela y Argentina. Actualmente
participa de varios blogs de diferentes países
latinoamericanos y de Israel.
Su inclinación es hacia la poesía clásica,
soneto y romance fundamentalmente, pero
también escribe poemas libres y
mayoritariamente, el tema es el amor.
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