Elena Poniatowska recoge el Premio Cervantes con un discurso centrado en la injusticia social, las mujeres y el recuerdo a Gabo.
La vida nunca le ha sido indiferente a esta dama de las palabras, de mirada chispeante y verbo regulado por la experiencia.
Menuda físicamente y de fortaleza arbórea en su interior, la hija del aristócrata franco-polaco Jean Joseph Evermond Sperry Poniatowski (pariente del último rey del país de Chopin, Estanislao II Poniatowski) acudió a Madrid en la mañana del 23 de abril de 2014 para recibir el galardón nominado como el inmortal autor de Don Quijote de La Mancha: el Cervantes.
Sin aspavientos ni galas de eminencia intelectual, Elena Poniatowska accedió a la mayor distinción de las letras en español con el aplomo de los espíritus conscientes de la fragilidad de los honores multitudinarios, parapetada tras la lámina de papel de su cuaderno periodístico, y protegida del protagonismo excesivo bajo su deseo de observación constante.
Tal vez por eso, el discurso de esta hija de México -nacida en el París de las vanguardias en 1932- estuvo tapizado con los rostros anónimos de los sufrientes, de los que padecen las injusticias de los poderosos, y de las mujeres que pierden su dignidad e incluso su existencia a manos de los desalmados que practican la violencia de género.
Un pliego de justicia social en el que también hubo sitio para el recuerdo emocionado hacia su colega colombiano fallecido hace poco: el hombre de los paraísos imaginados, el cohete de la literatura iberoamericana conocido como Gabriel García Márquez.
PONIATOWSKA, LA REPORTERA ESCRITORA
Los ochenta y dos años que acreditan el carné de identidad de Hélène Elizabeth Louise Amélie Paula Dolores Poniatowska Amor han calcificado su osamenta con los edredones excelsos del mejor periodismo, el que se vaporea con la charla y la investigación.
Al igual que su compañero de oficio García Márquez, la responsable de Leonora y Todo México comenzó su idilio con la literatura a través de los papeles impresos, primero en ElExcélsior, y luego en los rotativos Novedades (donde se mantuvo publicando durante la mayor parte de su carrera profesional) y en La Jornada.
Esta labor como reportera aportó a Poniatowska la capacidad para la observación de la sociedad en la que se movía, como si se tratara de una transmutación del mismo Charles Dickens, perdida en un paisaje de esperpénticos trazos y colores distorsionados.
Dentro de esa realidad convulsa y atractiva, la escritora de Hasta no verte, Jesús mío destiló un estilo propio y reconocible, vertido con perfección de alquimista sobre géneros periodísticos tan vivificantes como la entrevista y la crónica.
Este afecto reconocido hacia el llamado cuarto poder fue el que animó a doña Elena a transitar los procelosos senderos de la creación literaria, huerto que empezó a abonar muy pronto, tras la publicación de Palabras cruzadas (1961).
Poeta de los desarraigados y de los horizontes utópicamente humanos, prosista de corazones agrietados por la degradación moral de los individuos, ensayista de energías guerreras… la galardonada con el Premio Cervantes de 2013 distingue su silueta con la implicación activa en pro de los que no tienen voz para llorar sus tristezas frente al mundo. Virtud que lacra su sello profesional con el escudo de la sensibilidad latente.
Conocida por muchos con el pseudónimo de la Princesa Roja (la literata nunca ha escondido su predilección por la filosofía de izquierdas), Poniatowska sucede a José Manuel Caballero Bonald en el Premio Cervantes con un libro bajo el brazo: un texto de especial significación que lleva por título El universo o nada. Biografía del estrellero Guillermo Haro, y que la mexicana dedica al astrofísico que fue su pareja durante décadas.
La flor de Lis; Fuerte es el silencio; De noche vienes; Octavio Paz, las palabras del árbol… Los trabajos de Elena Poniatowska Amor tienen el influjo de los hechizos cotidianos, mezclados con la paleta de la curiosidad de una artista sin Torre de Marfil, siempre inspirada por las confesiones de los que tiene a su alrededor…
http://kevinjesus20.com/2014/04/23/poniatowska-el-cervantes-y-el-feminismo/
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