A
diferencia del cigarrillo, cuya incidencia en el cáncer está ampliamente
difundida, es mucho menos conocido el papel de la bebida en la aparición de
tumores.
Conozca cómo actúa este factor de riesgo
"Lo
primero que se le pregunta a un paciente que presenta un tumor de esófago es si
toma alcohol y fuma -dijo a Infobae la doctora María Elena
Domínguez, especialista de la Asociación Argentina de Oncología Clínica-, y en casi todos los
casos la respuesta es afirmativa. El paciente que tiene cáncer de cabeza y cuello o algunos tumores
digestivos como los de esófago o estómago casi siempre es un consumidor de
alcohol y tabaco".
En
efecto, el alcohol es especialmente cancerígeno unido al tabaco, y tiene
incidencia preponderante en los tumores de las vías aerodigestivas
superiores pero, como se verá, no sólo en esas variantes de la enfermedad.
Fumar
mata.
Lo sabemos todos. Pero la asociación del alcohol con un mal que, según
la OMS (Organización Mundial de la Salud), es la primera causa de mortalidad a
nivel mundial -un 13% aproximadamente- está mucho menos difundida.
Para
entender cómo actúa este factor de riesgo, conviene empezar por el principio.
"Cáncer
es sinónimo de crecimiento descontrolado de un grupo de células que no obedecen
a los controles de los procesos celulares que rigen en todos los tejidos del
organismo que son, uno, la proliferación, es decir, el aumento de la cantidad
de células; dos, la diferenciación o especialización y, tercero, la apoptosis,
como se llama a la muerte programada de las células, explicó la doctora
Domínguez. Se podría decir que el cáncer es, en última instancia, una
enfermedad del ADN dañado, una serie de mutaciones genéticas que pueden
transformar las células normales en células cancerosas".
La
hipótesis ambiental
En
la aparición de un cáncer inciden factores genéticos o de predisposición y
factores ambientales o disparadores. En concreto, lo hereditario o congénito se desarrolla o no a partir de
iniciadores. Y es en esta última instancia donde los agentes
externos toman su rol protagónico en la producción de mutaciones o cambios que
disparan el inicio de la enfermedad.
En
el año 2004, recuerda María Elena Domínguez, el profesor Dominique Belpomme
expuso en Francia su hipótesis que afirma que entre dos tercios y tres
cuartos de los cánceres tienen un origen ambiental, es decir, están causados
por agentes carcinogénicos externos al cuerpo humano.
"Entre
los factores que determinan que los tumores malignos sigan creciendo e invadan
tejidos aledaños se encuentra la falla de los mecanismos de reparación del ADN,
que encierra nuestro código genético -el ADN tiene sistemas de 'bacheo', como
de arreglo del asfalto de una ruta o calle-, la disminución de las defensas del
organismo tanto en cantidad como en calidad, la evasión de la muerte celular
programada de las células normales y la aparición de nuevos vasos
sanguíneos", dijo Domínguez.
"El
rol del alcohol, agregó, estaría dado a través de sustancias que genera su
metabolismo, como los radicales libres, que se 'meten' en nuestro ADN donde
producen una cascada de mutaciones, cambios o 'errores' en la división celular.
Esto equivale a decir que el alcohol, y otros tóxicos, actuarían como
'disparadores' de los cambios que mencioné antes".
Estragos
de los radicales libres
El
biólogo Roger Nordmann, especialista en salud pública y miembro de la
Academia Nacional de Medicina de Francia, lo explicó de este modo en un informe del diario Le Figaro:
"Después de su
absorción intestinal, el alcohol es oxidado a nivel del hígado y eliminado. Es
la autopista que toman las bebidas alcohólicas con el efecto energético que
conocemos... hasta el momento en que, saturada, ésta envía el sobrante
de alcohol a las 'colectoras', o vías secundarias, donde hacen estragos
los radicales libres, especies reactivas susceptibles de provocar
rupturas y daño a los sistemas de reparación del ADN, así como
perturbaciones de la regulación de los genes protectores, con proliferación
anárquica de las células".
"El
estrés oxidante ligado a la hiperproducción de radicales libres durante el
metabolismo del alcohol por esa vía es así una causa mayor de cáncer
hepático, dice este especialista. El abuso de alcohol actúa también sobre
el equilibrio hormonal favoreciendo los tumores de seno", agregó
Nordmann.
A
las mismas conclusiones llega el NCI (Instituto Nacional del Cáncer de
Estados Unidos), según explica la doctora Domínguez: "Ese organismo
sostiene que habría prueba 'convincente' de que el consumo de alcohol aumenta
el riesgo de cáncer de boca, esófago, mama, colon y recto (este último en los
hombres). Además, consideraron 'probable' que el consumo de alcohol aumente el
riesgo de cáncer de hígado y cáncer colorrectal, este último en las
mujeres".
"Es
interesante reiterar que la asociación de alcohol con el cigarrillo está
señalada como generadora de la mayoría de los cánceres de cabeza y cuello:
boca, labio, lengua y faringe, como así también de laringe y esófago y en menor
proporción en otros tumores", insiste por su parte Domínguez, quien es
investigadora del Grupo Oncológico Cooperativo del Sur (GOCS) y
especialista abocada también a la prevención ambiental.
Es
difícil en medicina y en especial en el cáncer, aislar un único factor como
determinante de una enfermedad, aclara esta profesional. Pero advierte:
"Lo que está comprobado es que el alcohol favorece la aparición de cáncer
y que, asociado al tabaco, es como comprarse todos los números de la Lotería".
(fuente: INFOBAE)
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