Sentimientos a flor de piel en un mundo pestilente
No
se ha informado sobre por qué Márai resolvió no publicar en vida esta
breve pero intensa novela, escrita pocos meses después de concluida la
Segunda Guerra Mundial y luego de que Budapest, la ciudad en la que
residía, fuera prácticamente reducida a escombros.
La
capital húngara se transformó en un dramático escenario bélico en el
que se enfrentaron edificio por edificio, casi podría decirse metro a
metro, las tropas rusas (en rigor, soviéticas) y alemanas cuando ya la
guerra estaba llegando a su fin. Para las tropas nazis era estratégico
defender Budapest para que no cayera Austria, mientras que para los
soldados de Stalin vencer en Hungría resultaba capital para consolidar
su avance antes de penetrar en Alemania.
Una
verdadera “orgía” de sangre y destrucción, agravada por el hecho de que
las fuerzas fascistas de la Cruz Flechada en medio del caos, la
hambruna y la desesperación buscaban y mataban enemigos políticos,
especialmente judíos. A tanto llegaron en su locura que según los fríos
datos estadísticos nada menos que 80 mil judíos fueron liquidados en
Hungría en el exiguo plazo de tres meses.
En
tanto, los civiles se hacinaban en sótanos pestilentes, imposibilitados
de higienizarse, a veces con comida y agua y otras sin ellas,
desconfiando los unos de los otros, tratando de sobrevivir como mejor
pudieran.
La mujer ética
Márai,
sensibilizado por lo que le tocó presenciar, ver y vivir, volcó esa
desesperación y esa impotencia en esta ficción que tiene como
protagonista excluyente a la joven Erzsébet, hija de un científico
famoso que ha sido acusado de traidor por el extremismo que gobernaba
Hungría a cuyo frente se encontraba el almirante Horthy, aliado de
Hitler.
La
novela se inicia “la decimooctava noche después del Año Nuevo (de 1945)
–la vigésimo cuarta jornada del asedio a Budapest.”, cuando Erzsébet se
dispone a dejar su refugio para buscar a su padre, escondido con otros
cuatro hombres en un sótano tapiado al que llega apenas un poco de
comida y agua aportadas por un hombre que se ha jugado la vida al darles
asilo. Sin embargo, y pese a que su padre se encuentra muy cerca, la
joven se ve demorada para dar ese paso porque en las calles de Budapest
se lucha metro a metro y porque ella se mueve con una documentación
falsa que, de ser descubierta, le significaría la muerte inmediata.
Cabe
aquí detenernos en relación al relato y hacer referencia a la
sensibilidad extrema de Márai para “contar” sobre los sentimientos
humanos. Y sobre lo que remanida, pero acertadamente, se ha dado en
llamar la condición humana.
Con su sensibilidad a flor de piel consigue
narrar con minuciosidad lo que significaba vivir en forma
claustrofóbica, extraños rodeados de extraños tratando de mantener un
poco de sentido mientras afuera estallaban las bombas, disparaba la
metralla y la muerte se volvía omnipresente.
Erzsébet
es una persona que no se entrega, que no se deja llevar por los vientos
según para donde soplen. Mantiene una férrea actitud ética, está sola y
más que preocupada por lo que le puede pasar a su padre, pero no pierde
de vista a los otros y se aferra a creer en un porvenir que le entregue
algo diferente, sustancial.
Un
judío tullido la acompaña. Es un profesor que ha conocido a su padre y
que, con sus palabras, le demuestra tanto su afecto personal como su
escepticismo por lo que puede venir. La guerra, parece decirnos Márai a
través de él, sólo sirve para dejar heridas y profundos deseos de
venganza.
El joven soldado
Sin
dejar de ser novela, “Liberación” podría haber sido también una
perfecta obra teatral de escasos personajes. Porque si bien hay muchos
confinados en el sótano, la mirada de Márai se centra en la muchacha,
secundariamente en el profesor judío, en tanto que el resto opera como
comparsa o coro, son los anónimos que acompañan a estos seres transidos
de angustia y soledad.
En
un momento dado, cuando alemanes y aliados húngaros ordenan la
evacuación del sótano en el que se encuentran, Erzsébet y el hombre
tullido quedan solos y por no seguir al resto deben enfrentarse a un
soldado soviético que como avanzada de su tropa llega primero al lugar.
Erzsébet
aguardaba a la tropa invasora con moderada expectativa: “Ahora siento
que algo va a pasar. No soy bolchevique pero lo noto, ¿entiende? Siento
incluso en cada fibra de mi cuerpo que los rusos aportarán algo; cuando
salgamos del sótano, usted y yo y los demás, judíos, cristianos,
proletarios, señores, cuando volvamos al mundo las cosas irán mejores”,
le dice a su único interlocutor.
Pero
las cosas no serán como la joven quiere, o más bien pretende. El ruso
“liberador” actuará de manera innoble (habría que decir: como era de
prever) y Erzsébet queda aún más desolada y desorientada.
Ciertas
innecesarias reiteraciones conceptuales, explican que Márai no revisó a
fondo este importante trabajo, que se impone por sus sutilezas y por
ese in crescendo de las emociones que el narrador húngaro supo manejar con mano maestra. Otro opus insoslayable de un escritor excepcional.
….
En el bog:
Comentario sobre “La extraña”
Carlos Roberto Morán
Soy un escritor y periodista que vive en Santa Fe,
República Argentina. En el presente blog voy incorporando textos
narrativos y comentarios sobre libros y autores, por lo que me propongo
mantenerme en el territorio de lo literario. Al menos por el momento.
En un artículo del blog (en el tag o ventana "Noticia") doy más detalles sobre mis datos bio-biblográficos. He incorporado también en "Invitados" textos de escritores amigos.
Gracias por visitarme.
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Carlos
Cliqueando sobre las distintas secciones que aparecen en Mis Tags
pueden ubicar los diversos trabajos que voy agregando al blog, por
categoría o tema.
FUENTE: http://lacomunidad.elpais.com
NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG,
felicito al amigo Morán por la calidad de sus
comentarios y de sus creaciones.
Escritor y periodista santafesino(argentino),
su pluma fluye como el río Paraná que
bordea las costas de la ciudad de Santa
Fe, la que tiene la suerte de contar con
una PERSONALIDAD como la de
Carlos Roberto Morán.
Lic. Jose Pivín
frente al puerto de Haifa
frente al Mar Mediterráneo
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