Pegarle a un maestro
Por Mex Urtizberea
Lo sabe un chico de cuatro años, de salita celeste,
que ni siquiera sabe hablar correctamente.
Lo sabe un chico de seis años, que ni siquiera sabe escribir.
Lo sabe un chico de doce años, que desconoce todas las
materias que le deparará el secundario.
Lo sabe un adolescente de diecisiete años, aunque sea la
edad de las confusiones, la edad en la que nada se sabe con
certeza.
Lo saben sus padres.
Lo saben sus abuelos.
Lo sabe el tutor o encargado.
Lo saben los que no tienen estudios completos.
Lo sabe el repetidor.
Lo sabe el de mala conducta.
Lo sabe el que falta siempre.
Lo sabe el rateado.
Lo sabe el bochado.
Lo sabe hasta un analfabeto.
No se le pega a un maestro.
No se le puede pegar a un maestro.
A los maestros no se les pega.
Lo sabe un chico de cuatro años, de seis, de doce, de
diecisiete, lo saben los repetidores, los de mala
conducta, los analfabetos, los bochados, sus padres,
sus abuelos, cualquiera lo sabe, pero no lo saben
algunos gobernadores.
Son unos burros.
No saben lo más primario.
Lo que saben es matar a un maestro.
Lo que saben es tirarles granadas de gas lacrimógeno.
Lo que saben es golpearlos con un palo.
Lo que saben es dispararles balas de goma.
A los maestros. A maestros.
Lo que no saben es que se puede discutir con un maestro.
Lo que no saben es que se puede estar en desacuerdo con
lo que el maestro dice o hace.
Lo que no saben es que un maestro puede tener razón o
no tenerla.
Pero no se le puede pegar a un maestro.
No se le pega a un maestro.
A los maestros no se les pega.
Y no lo saben porque son unos burros.
Y si no lo saben que lo aprendan.
Y si les cuesta aprenderlo que lo aprendan igual.
Y si no lo quieren aprender por las buenas, que lo
aprendan por las malas.
Que se vuelvan a sus casas y escriban mil veces en sus
cuadernos lo que todo el mundo sabe menos ellos, que
lo repitan como loros hasta que se les grabe, se les fije
en la cabeza, lo reciten de memoria y no se lo olviden
por el resto de su vida; ellos y los que los sucedan, ellos
y los demás gobernadores, los de ahora, los del año
próximo y los sucesores de los sucesores, que aprendan
lo que saben los chicos de cuatro años, de seis, de doce,
los adolescentes de diecisiete, los rateados, los bochados,
los analfabetos, los repetidores, los padres, los abuelos,
los tutores o encargados, con o sin estudios completos:
Que no se le pega a un maestro.
No se le puede pegar a un maestro.
No debo pegarle a un maestro.
A los maestros no se les pega.
Sepan, conozcan, interpreten, subrayen, comprendan,
resalten, razonen, interioricen, incorporen, adquieran,
retengan este concepto, aunque les cueste porque
siempre están distraídos, presten atención y métanselo
en la cabeza: los maestros son sagrados.
Un maestro neuquino asesinado por la
policia del gobierno de Kirchner
Murió el docente herido durante los incidentes con la policia
casapueblos (lafogata.org) [06.04.2007 09:23] -
Carlos Fuentealba, maestro asesinado en la
Argentina de Kirchner
Carlos Fuentealba, herido por una granada de gas
lacrimógeno lanzada ayer por un oficial, falleció
esta tarde tras varias horas de agoníaEl docente
Carlos Fuentealba, quien sufrió ayer graves
heridas al recibir en su cabeza el impacto de una
granada de gas lacrimógeno lanzada por la
policía en una protesta gremial en Neuquén, y que
presentaba un "daño cerebral casi irreversible",
falleció esta tarde.
Por la mañana, el director médico del Hospital
Provincial Castro Rendón, Sergio Homman, había
dado a conocer el parte médico en el que se
indicaba que el docente permanecía en coma no
farmacológico. También había admitido que el
estado de salud del profesor fue empeorando con
el correr de las horas. Incluso se había "hablado
con la familia" hace unas horas atrás sobre la
eventual donación de sus órganos. Los médicos
informaron que Fuentealba sufrió "muerte cerebral"
y que el respirador al cual estaba conectado y que
lo mantenía con vida fue desconectado.
Sus órganos serán donados, según informaron los
médicos. Fuentealba, de 41 años, recibió en la
cabeza el violento golpe del artefacto antidisturbios
disparado por uno de los policía de la provincia,
quien había recibido la orden del gobernador
neuquino, Jorge Sobisch, de evitar un corte en la
ruta donde se manifestaban. Uno de los docente
que se econtraban en la protesta, Gabriel Pillado,
profesor de geografía y uno de los que sacaron a
Carlos Fuentealba del auto donde recibió el disparo,
hizo un dramático relato de lo que se vivió ayer en
la ruta 22. El proyectil, aseguró Pillado en
declaraciones por radio Continental, "fue disparado
a dos metros de distancia, explotó la granada
dentro del auto, provocando la asfixia y el
aplastamiento de la masa encefálica" de Fuentealba.
"Luego de romper el vidrio de la parte de atrás,
con un compañero lo sacamos del asiento", relató.
Ya en ese momento, "el estado del compañero era
muy grave y la policía seguía tirando", agregó.
Fuente: lafogata.org
Hola José,
ResponderEliminarQue lamentable es leer este tipo de situaciones, -para cualquier persona- sean maestros o no.
Los niveles de violencia que me ha tocado saber ultimamente ¡me alarman! no se si de niña ya existian y yo no me daba cuenta, pero es inaudito todo lo que ocurre ultimamente.
Un abrazo,
Flor