Profecías:
Repetidas veces, el profeta,
trajo a flor de piel el fin del mundo.
Otras veces se lo guarda el kamikaze
con la bomba que le explota en el bolsillo.
Repetidas veces, el loco callejero,
auguró a la vereda un mal futuro.
Otras veces hay niños en el sur
que, sin saber de predicciones ni alimento,
del futuro no verán ni el día siguiente.
Esta vez un corredor de bolsa
se suicida porque en Tokio bajó un punto.
A la vez miles de pequeños del planeta
envejecen diez años cada año
sin saber de derechos ni de juegos
ni de una vida con propuestas diferentes
a la de trabajar los dos crepúsculos.
De vez en cuando
me niego a creer que hay Alguien
mirando desde arriba
el deterioro paulatino de su Obra
sin dedicarse un momento a restaurarla.
©Carmiña Candido Daverio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario