CHICHARRAS
Espumas de la siesta,
las chicharras
arrorroan carpinterías de amor por las absortas frondas…
Lejos aún del baño diamantino
el cielo fosforece transmojado de polen en el viento que se dona de brisa, asunto del silencio…
En el franco vastísimo sopor
húmedamente verde y frescamente azul desde la sombra
la insonora chicharra
ara con esmero de molinera su esmeril
labrando rodajas preciosas de descanso
de reposo que es verde y que es azul
de amor como agua...
Oscila de planeta su canto:
de planeta que viaja ensimismado zumbando en el vacío sideral
inventando las aires de un consuelo…
Haciéndonos imaginar la lluvia,
en fin pero sin fin,
la danza…
Fulguran en la siesta
como fermiente espuma
al sur del cielo
todas
las chicharras…
Nos transpiran mensajes de la diosa contenta que sonríe
así posándose en el ritmo de nuestro corazón…
HORACIO C. ROSSI
ALLÁ AFUERA ESTÁ LLENO DE GENTES SIN CASA
Allá afuera está lleno de gentes sin casa,
tumbada en la callle al lado de su otro yo,
ninguno, cada uno, no todos,
pues no son, apenas si están, en siesta de intemperie,
apenas si parecen cosas acostumbradas (nosotros, acostumbrados)
se están como montoncitos de ropas
hilvanadas por un cuerpo de manos y pies metidos bajo tela, cabeza rapada o lanuda
durmiendo o queriendo dormir para aguantar mejor
lo vacío del mundo,
el vacío está lleno, allá afuera,
lo que llamamos viento, lo que llamamos frío, lo que llamamos día nublado,
la cosa que se puede agarrar es el viento, viento frío,
el día es la parte clara de la noche, parte fría y clara de la noche obscura y fría,
llena de ropas cuerpadas que tuerce el viento y lleva como que arrastra olor a humo y mugre, olor a rancho:
casucha de juntadero mísero, llamados ranchos porque parece su forma los ranchos del campo, claros y limpios y hospitalarios,
y el viento los toca con el mismo silencio, helado, con gusto a hueco,
montoncitos de algo, montoncitos llenos de algo relleno con cosas que parecen gentes, sin casa, caramba,
interesante tema de charla para la sobremesa, tema de negocio, presupuestos con ya previstos sobreprecios por mayores costos sorpresivos sobrevinientes para paredes y techos que parecen casas,
borroneo,
y el humito raro y el correo de quién sabe qué, con el frío que hace, y hace, frío,
estos tienen casa, dice alguien, pero están acá para molestar dando lástima hasta que les damos, por qué no dejan al menos a los chiquitos por allá,
pero dice otro que si los dejan allá se los roban, acá están seguros, y no molestan si uno hace como que no los vee,
acarreo, borroneo acarreo, escombros, engaños, rayitas, pero que son palabras,
ustedes, los poetas engañan,
nosotros, los poetas, engañamos, descargamos gaviones de escombros que resultan venir siendo por dentro palabras,
agua, luz, amor, salud, alegría, música,
dejamos dicho;
allá, allá, afuera, hay, mucha, gente, sin, casa, mucho, frío, firmamos,
quedan, nombrados, entonces, existen,
por las baldías mansiones callejeras,
bajo la deshojada rama repetida hasta el horizonte,
ciudad de fondo plano, de barro, chalana de barro,
hasta el borde ojalá cielo, pero eso sí es engaño,
los paquetes gentados, sobre las acá llamadas veredas,
en el paisaje deshabitado
que se abraza a ritmos parezque predecibles, perdurantes ya medio siglo gregoriano,
kilómetro decimal, arroba y quintal y tonelada (el frío me hace delirar – me corta desafiladamente, hueso a lo largo) (estoy tratando de decir – estoy sentado bajo un busto, prefiero bajo un árbol)
pasa caminando un señor bien abrigado, canoso, elegante (hermoso inteligente modesto) que vascribir algo, en su casa, junto al calefactor,
me alegro, gracias, che, vos, dale nomás, y dirá que:
allafueracefrío,
muy, tánto, que nieva en la deshabitada pampa, mirá vos, cosa rara,
arreos, borroneos arreados, borradores llenitos como lo vacuo,
el vacío desnudo que es lo que está pasando, se desnuda la herencia, o cómo decirlo,
decir gente sin casa no es decir gente,
es decir nogente,
si la civilización hace ciudades, montones de casas para la gente en montón,
allá, afuera, en la abierta intemperie,
está lleno de gente ya sin mundo,
sin cosas con techo que parecen casas, sin modas ni desayuno:
son un montón, ritmo baión, oh corazón,
bato, delicadamente, cambio la pulsión, cadencia, surgencia, balanza, mudanza, paciencia, delicadamente,
me llueve encima bajolárbol, me rocía la rama, agua helada y caca de pájaro – bajo el busto me rociaría agua sucia nomás y mugre de l´aire –
espero que el del calefactor escriba lindo de mí que no soy yo que tampoco soy él, que escriba, si quiere, total, de nadie nunca se sabrá,
pero estamos nombrados, numerados, o como se diga:
no se dice,
cuaderno (de) borrador, qué borrar, qué dejar, cómo hacer, cómo seguir, anotador, no borrador,
buenudo elegantón el calefactorón, pinta de solterón, y bueno, quevacer escribiendo,
con cama, si tiene casa tiene cama y tiene con quién estar en la cama y en vez de eso está anotando de mí,
me deja escrito antes de que me alce la ambulancia los bomberos la policía,
porque dejé de molestar, antes de jeder,
era un buen sitio el mio, imaginate vos, en bulevar, yamismo está de nuevo otra vez ocupado,
así que ahora la humedad bajo los trapos tiene otra tripa en origen, el frío no la deja oler jeder aromar en el trono del bulevar, ¡flor de barrio, este!,
el barrio del que ojálah anote algo, sea como su fuese humano,
entre las bandas insonoras de la brisa que repta tumbada como las figuras, como las hojarascas gaseosas de gracia semi fermentada por la humedad,
lo único que siempre hay, siempre, humedad,
la vera cruz de esta ciudad, la santa fe de esta ciudad,
santa fe de la vera cruz, argentina, provincia económica imperial mercosur, unidad geográfica sudamérica,
acurrucada o embarazada sudamérica, no se sabe bien,
crisol de gentes:
no es voluntario, para lo que está dentro, lo que ocurre en un crisol, es como sinquerer:
y queda acurrucado, amedrentado, lo desaguado, como queriéndose aferrar, andarse entorno,
cerca nomás, a tiro de chiflido, por si alguno se quiere propasar con uno y entonces los otros vienen y lo zurcen a patadas al metido,
salvo que no oigan vean sepan o sea ajuste de cuentas,
que al velorio naides faltará, ninguno,
tumbado, uno, entonces, como un mapa tendido,
y está lleno, allá, afuera, el vacío, lo vacío, vacuo, solilocuo,
y hace rato que revuelvo, a lo largo, renglones, tratando,
y no cuaja y no se maciza y no cristal hace, nones,
lo que anoto, lo que manteco batiendo a birome (r.) de falsa tinta azul o negra,
grasa, en verdad, pesada, como la grafitada o la de litio:
graso, yo, rayas, en cuadernito:
quien hace el frío, al frío,
dativo, acusativo, objeto complemento directo o indirecto, orden gramática, policía,
la policía los deja, parece que los cuída,
los policías fueron estas franelas rancias madejando los huesos que no murieron, que pudieron no morir,
porque no pudieron, o porque quisieron veer qué más había,
total el frío no dura todo el año, es más, cada vez dura menos, che,
pero qué guascazo,
seca piedra de hielo dentro las manos, parece flanco de adoquín, regusto pavonado cromado niquelado,
como al lamer mano que agarró picaporte de bronce…
y yo giro a lo largo,
yo revuelvo la nunca gasa, la indecible cosa palabrera,
ya durante días vengo celebrando anotar, ejerciendo el don, la vocación,
“la grave complascencia que acepté cuando niño”,
y que me salvó, y luego y después pude a mi vez yo salvar, lo quise y pude,
a estos, por ejemplo:
los salvé de durar desviviendo, los saqué de apretarse sobre dolorientos bloques piedrudos, de jeder,
los rehice de rayas frescas sobre fresco papel, los puse veraniegos, como naranjas, limas, exprimidas,
aunque marrones, grises,
apenas si nombrando a palabra nomás
el cemento, las cementadas piedritas bajo el busto, las remeadas yerbitas bajolárbol,
sin comer menester ni dormir ni desaguar,
sin permorir ni sobredurar, sin gasto ni desgaste, sin ocupar, ufa, molestando,
tema de conversación ahora permanente,
sin nadie que los despierte a patadas, sin nadie que sienta asco de patearlos…
me felicito, me sirvo un chocolate bien caliente, cuento las hojas que anoté del tema, dos puntos:
allá afuera hace, con otra letra, frío, o con la misma letra,
da lo mismo, no da lo mismo, hay varias opiniones,
miércoles jueves viernes,
en fin por fin con fin sin fin,
amén…
y sobre el pedregullo cementado la escarcha cruje “mejor”, digamos, crocante,
como pisando propiamente nieve, tan como en las películas de sonido mejor, como en europa,
sobre los socavones, sobre los hormigueros, sobre los muertos sin registro,
barrio bravo, éste:
sitio de toldería, imaginate, todos lagunones:
mucho fácil para comer, y ahí nomás, aynomás:
siempre hubo gente, todo por acá, toporacá:
por eso no se siente uno tan mal durmiéndoles encima…
sitio de amenas cabalgatas según los libros de geografía (¿tobal o dagnino pastore? - cotejar) del siglo veinte de la era vaticana,
los cubitos ropados, los chorizos sobretejidos,
ropas también de plásticos, que hacen sentir, lo frío, además, húmedo, sobre la cota oficial de los diez metros sobre el nivel del río que se llama ¡ME RIO!,
oleadamente irónico, graciosito digamos,
duro barro reseco, contragreda, mundo, óxido errátil,
no usado en las charlas y conversaciones salvo digamos que a falta de mejor tema:
¡s t a j e n t!, o sea esta gente,
labiado airadamente, dicho como con asco, de asco, por descarte,
ya que con algo hay que decirlos, como si fuera nombrarlos, acusativamente concorde a la gramática, objeto, complemento, cuestión social, subtema:
ahí está pasando otra cosa, es, ya, otra cosa,
y bien otra, la cosa, lo que está pasando, allá,
a doble renglón anotado en el cuaderno no borrador, para que respire cómodo el braceo de la punta escriboria, la de huella escritoria,
a salvo de lo frío que ocurre a martillazos, a pison réquete cadente cayendo, callante, silencio…
silencio…
oigo el viento campear,
mover los huesos, ya tornados caldos secos, ya brisas tiesas esperando ser arreadas, correntadas,
arena, greda, tierra allá hondo, bien abajo, yertas cosas tumbadas,
viciadas para poder aguantar, reusando los ancestrales vehículos de trago y de humo, el chupon redentor,
igual que antes, ñaupa ñaupa,
cuando pasábamos los cantos de boca a oreja y la mano calcaba a ojo a la otra mano:
cómo hace viento, qué hace con el viento,
oigo al viento campear…
silencio…
amenas cabalgatas rula el humo de los escapes disolviendo la escarcha, fumigando los trozos semovientes que se desapilan por entresueño o cambio de guardia,
estamos casi todos,
en las casas lajcasa quedaron los muy enfermos y los muy viejos con sus guardianes,
más perros loros gallinas, si hay,
yo no sé quién quedó
y quién anda poray, en las otras calles así de anchas,
vendiéndose algo para comprarse algo, in mundo,
alimentito o adornito, que siempre hace bien, le hace bien a uno, bien que hace falta,
no se puede ni vivir ni no vivir sin algo de eso,
contra el sopapo del falso viento formado sinquerer por lo que pasa llevado a ruedas flamean los trapos hisopos, los trapos vendajes, los trapos forros,
tremolan,
lindo verbo escolar usado antaño para banderas lábaros pendones palios oriflamas en los libros de lectura y en las marchas para desfile,
cívicos sacramentos de gentes con patria y matria, sanos fuertes alimentados instruídos educados,
“niñez previsora – vejez tranquila” (propaganda de ahorro en caja nacional)
y chata la cola, dolidas las coyundas
sobre la fría baldosa y sobre el helado pedregullo que evaporan y rezuman humedad,
los bracitos dentro lo que fue pulóver y no es piltrafa porque no conocen la palabra, residuo basúreo,
y algunos huecos en las tramas sirven para ubicar el asomo de las piernas y el cuello,
y en cualquier momento se desanudan del todo
porque a uno le tocó nomás y graciadiós zafar
y se van a envolver otros carnados y vivientes y nosotros huesos…
Horacio C. Rossi
JULIO 2007
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