Gerardo Lewin: sus respuestas y poemas
Entre-vista en tramos-e realizada por Rolando
Revagliatti
Gerardo Lewin nació el 20 de
diciembre de 1955 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (donde reside, en el
barrio Caballito), la Argentina. Recibiendo el título de Actor Nacional egresó
en 1980 de la Escuela Nacional de Arte Dramático. Establecido en Israel, cursa en
1984 estudios de Máster en Dirección Teatral en la Universidad de Tel Aviv. En
Buenos Aires, a través de IUNA (Instituto Universitario Nacional del Arte)
obtiene en 2004 su Licenciatura en Actuación. Entre 1977 y 1981 actuó, entre
otros, en los espectáculos “Alicia a través del espejo” de Lewis Carroll, “La
pirámide” de Oscar Feijóo, “El héroe de la Samobroone” de Jacobo Greber, en la
Argentina, y entre 1983 y 1985 en “Víctor, o los niños al poder” de Roger
Vitrac y “Los inmigrantes” de Slavomir Mroczek, en Israel. Incursionó como
actor en televisión, filmes de corto y largometraje y publicidad. Durante 1986
realizó locución en producciones cinematográficas. Y en los países citados ha
ejercido la docencia teatral en instituciones privadas y públicas. En el género
dramaturgia concibió la farsa policial “Nieblas
del Támesis”. Su poemario publicado es “Amores
muertos” (El Jabalí Ediciones, Buenos Aires, 2003).
Inéditos permanecen “Tránsito” y “Nombre impropio”. Poemas suyos fueron traducidos al portugués por
Roxana Lewin y difundidos bilingües en www.antoniomiranda.com.br . En la Red es posible acceder a su poética a través
de videos y de http://poetasaltuntun.blogspot.com.ar, http://poesiadelmondongo.blogspot.com.ar, http://elpoetaocasional.blogspot.com.ar, http://laseleccionesafectivas.blogspot.com.ar, http://alpialdelapalabra.blogspot.com.ar, http://el-placard.blogspot.com.ar,
http://intercuerpos.blogspot.com.
Es el traductor, por ejemplo, del poemario “Vago” de Tal Nitzan (Ediciones Pen
Press, Nueva York, Estados Unidos, 2012), “Una
novela vienesa” de David Vogel (Editorial Minúscula, Barcelona, España,
2013), “Antología de cuentos”
(selección del Instituto para la Traducción de Literatura Hebrea (ITHL): textos
de Yossi Birstein, Yitzhak Orpaz, Etgar Keret, Reuven Miran, Alex Epstein, Dan
Tsalka y Amós Oz), además de traducciones socializadas en revistas y periódicos
de México. En 2007 fundó http://decantasion.blogspot.com.ar : “Un blog de traducciones de poesía hebrea de acá
y allá, de ahora y de otrora”.
Entre los últimos poetas allí difundidos se
encuentran Oded Peled, Pinjas Sadé, Zelda, Aharón Almog, Erez Biton, Gali-Dana
Singer, Elisha Porat, Jacob Frances, Itzjak Shalev, Eli Hirsh, Nathan Alterman.
Mientras que algunos enlaces conducen a propuestas-e de poesía hebrea, otros lo
hacen a las de poetas traductores de diversos idiomas. Además es posible
acceder a letras de canciones, nuevos poetas, poesía andalusí, poesía hebrea
moderna, renacentista, bíblica, clásica, de protesta, con sesgo humorístico, y
hasta algo de prosa. Entre 2002 y 2007 fue uno de los coordinadores del ciclo
de poesía “El Orate y La Musa”.
1 – Tu formación teatral –no sólo actoral- se ha consolidado a través
de prestigiosas instituciones públicas. ¿Cómo recordás aquellos primeros años
de estudiante, siendo un veinteañero, y cómo esos otros, en el IUNA, cuando
habías sobrepasado los cuarenta? ¿Has tenido, en este campo, algún maestro o
maestra “inolvidable”? ¿Qué te resultaba más grato e ingrato en la juventud y
qué en la madurez? ¿Cómo evaluás que incidían en tu ánimo y en tu rendimiento
las circunstancias de tu acontecer en cada una de esas etapas? ¿Volverías a
cursar por los andariveles “oficiales” o te inclinarías por la capacitación por
fuera de la que provee el Estado?
GL – La verdad es que llegué al teatro por casualidad
y no por vocación. Lo hice porque creía que me ayudaría a superar mis problemas
de timidez y expresividad. Para decirlo más claramente, especulé con que
estudiar teatro haría de mi un galán más (o al menos mínimamente) eficiente.
Tuve mucha suerte con mis maestros: tengo un magnífico recuerdo de Víctor
Bruno, nuestro profesor de actuación hasta el segundo año, así como de quien lo sucedió hasta quinto, Nina
Cortese (si a alguien le cabe el adjetivo inolvidable es a ella: no sólo nos
inició en el conocimiento de autores ignorados por nosotros, sino que me
estimuló en la escritura y la frecuentación de la poesía). No puedo dejar de
mencionar a un genio que tuvimos y que pasó desapercibido: Roque de Pedro,
nuestro profesor de música. La experiencia teatral puede ser muy grata o
aterradora, casi como cualquier religión. La ebriedad de adrenalina que
proporciona el escenario, según cómo lo procesa cada quien, puede llevarte a la
cima del arte o destruirte.
Sobre
lo que resulta o no agradable en las distintas etapas de la vida, afirmo que
prefiero ser quien soy, a la fecha. Agradezco que –en este universo- el sentido
del tiempo sea único. La diferencia entre mis edades de hombre puede expresarse
en una sola frase de inspiración socrática: antes no sabía nada y ahora sé que
nunca lo sabré. La diferencia es la ansiedad por saber o, si lo preferís, la
angustia por no saber, que es distinta de la curiosidad. Saber, ¿qué? Todo: qué
hay después de la muerte, si es posible que exista una sociedad más justa, cómo
lograr el corazón de las mujeres, cómo escribir el mejor poema del mundo. Hoy
sé que esas preguntas no tienen respuesta o tienen infinitas respuestas, lo
mismo da.
Respecto a la educación o la capacitación, como la llamás..., al contrario de lo que me inculcaron mis
padres, la educación es una posesión volátil. Más en estos días. Poco de lo que
aprendí me sirve para algo. Sé que me capacité para múltiples tareas, pero a
fin de cuentas sólo realizo algunas pocas. La rutina, la monotonía y el mecanicismo
son también maestros: cuando efectuamos un acto y no sabemos ya cuántas veces
lo hicimos anteriormente, es probable que podamos considerarnos expertos.
Aunque sea en el arte de subir las escaleras de la casa en la oscuridad. No es
necesario acudir a ninguna escuela ni suscribirse a algún taller para lograr
eso.
2 –
¿“Cómo eras” –nos preguntamos los que te conocimos recién cuando exponías tu
poética en cafés literarios (tengo para mí que nos vimos por primera vez en
ocasión de tu lectura en “micrófono abierto” a fines de 2001, en el Ciclo de
Poesía “Julio Huasi”)- entre 1977 y 1985, tu período de actor en los teatros
Payró, del Centro (en Buenos Aires) y en los de la ciudad de Tel Aviv? ¿“Cómo
eras” cuando interviniste en el largometraje “El infierno tan temido” de Raúl
de la Torre, y cuando premiaron tu labor –IX Concurso Internacional de Cine
Amateur de la República Argentina- en el cortometraje “La pared” de Eduardo
Feller? ¿Por qué no persististe en la carrera teatral? ¿No llegaste a dirigir?
GL – Era un pibe muy a la deriva, con muchas ilusiones
y un poco de ego. Lo que rescato de esos años es el aprendizaje del disfrute,
en lo que a la poesía se refiere. El disfrute de lo milagroso, lo maravilloso
del arte. En esos años, participar en los reductos que le daban a los poetas la posibilidad de
leer era emocionante. Yo guardo un recuerdo muy agradecido, por ejemplo, a las
chicas organizadoras del Ciclo de Poesía "Zapatos Rojos". Para mí,
leer un poema ante un auditorio era tocar el cielo con las manos. No exagero:
para mí fue una revelación.
Mi
labor como actor fue corta y concluyente: soy tímido, cerrado y en el teatro
tiendo a mirar sólo el texto y su calidad literaria. El actor nato pone en
juego su cuerpo, cierto grado de exhibicionismo del que creo carecer o al que
supongo no me atrevo a alcanzar. El premio que mencionás bien pudo haberse
declarado desierto. Sin embargo, cada tanto me echo un poco de sal en la herida
y fantaseo con dirigir teatro. Otro modo de acercarme a lo teatral fue a través
de la traducción: he intentado interesar a directores en montar piezas
teatrales de dramaturgos israelíes. Hasta ahora, no logré convencer a ninguno.
3 –
Has sido docente de teatro durante la década del ’80 en instituciones, organizaciones,
centros educativos. ¿Te complacía ese rol? Sé que en 2007 retornaste a él
cuando estuviste a cargo de un Taller de Declamación destinado a poetas y
actores, auspiciado por el Centro de Estudiantes de la Facultad de Farmacia, de
la Universidad de Buenos Aires. Sé también que en el horizonte de la iniciativa
cabía responder este par de inquietudes: “¿Cómo decir un poema? ¿Qué mecanismos
se ponen en juego?”. Mirá qué oportunidad te ofrezco, Gerardo, para que nos
suministres una síntesis de lo que ha sido esa propuesta.
GL – La docencia fue algo muy divertido que me
permitió subsistir durante bastante tiempo sin necesidad de trabajar demasiado.
No era, sin embargo, un rol que me complaciera; y decidí abandonarlo. Me faltó
paciencia y método para ser un buen docente. Distinta fue la experiencia del
taller de declamación, porque respondió a una inquietud mía, en un momento en
que podía plantearme una experiencia "docente" sin necesidad
económica de por medio. De hecho, lo planteé como un taller gratuito, porque
consideraba que no estaba enseñando, sino liderando un aprendizaje en el que yo
mismo estaba incluido. El taller recorría aspectos como la dicción, la proyección de la voz, el ritmo, la
versificación. Cómo articular ese andamiaje con la emoción. Estaba planteado
desde una óptica un tanto privilegiada, porque yo había vivido en ambos mundos:
el de la poesía y el del teatro. Por eso el taller se dirigía tanto a actores
como a poetas. Trataba de tomar una doble distancia. Por un lado, de los
poetas, ya que muchos leen horrible -probablemente, algunos, adrede-. Hay
quienes suelen establecer que lo importante son las palabras y que en la
lectura debe licuarse toda sombra de pathos. Por el contrario, para el
actor (en especial los actores del método)
lo importante es su expresividad, sus emociones, su voz. Cosa que hace que,
muchas veces, un actor no entienda siquiera de qué trata el poema. Hubo en
nuestro país una tradición de declamadores, actores que tenían una sensibilidad
y una inteligencia especial para encarar un poema como una pequeña escena. Me
remito, claro, a Berta Singerman, pero también a Inda Ledesma, Alfredo Alcón
(quien ofrecía recitales de poesía) y otros menos sospechables de operar en el
rubro declamatorio: Héctor Alterio o Luis Brandoni. Humildemente, el taller se
planteaba retomar ese hilo.
4 -
¿Tu única incursión en la dramaturgia ha sido con “Nieblas del Támesis”? Que se
trate de una farsa policial, suscita mi curiosidad (me parece que me hablaste
de ella). Supongo que no se ha estrenado y que permanece inédita. ¿Es así?
Promocionémosla: contanos algo de su trama, cuántos actores requiere, y si
demanda una escenografía sencilla. ¿Hay alguna otra pieza por allí, acaso
abandonada?
GL – No hay ninguna otra, por ahora. Se me ocurren argumentos
de posibles piezas -de hecho, durante
años quise escribir una de ficción fantástica alrededor de la figura de Leopoldo
Lugones-. “Nieblas…” es una obra de juventud que, con la excusa de la
farsa y la parodia a las viejas películas policiales negras, habla de la
historia de la violencia en la Argentina. Es un poco extraña en cuanto a las
escenografías: un bar, un laboratorio decimonónico, un estudio de radio, un
museo, un tren en marcha... Escenarios que apelan a los clichés de las viejas
películas de misterio. Es para un elenco de entre seis y ocho actores: hay un
detective privado, una cantante, un científico loco, un músico jorobado... Se
la he ofrecido a varios directores. Todos la alaban, quiero creer que con
sinceridad. Nadie la monta.
5 –
Hablemos de lo que menos se sabe de tu quehacer literario: ignoro si te
propusiste la redacción de alguna novela, pero “me suena” que sí tenés cuentos
o relatos. ¿Y artículos, ensayos? ¿Cuál es esa producción más secreta? ¿De qué
trata?
GL – Sí, tengo cuentos a los que quiero mucho. He
estado pergeñando una serie de crónicas titulada "Atención obsesivos de Caballito y alrededores". Me
cuesta, confieso, salir de la situación poética y pasar a una instancia puramente
narrativa. Escribí cuentos en los que yo mismo era el protagonista: la muerte
de mi padre, encuentros con amigos, un tío esquizofrénico... Mi producción más secreta
son los poemas que vengo escribiendo desde hace años y que olvido. De pronto
abro un cajón, reviso una carpeta y leo: pucha, cómo pude no ver aquí el poema
escondido. Los que creo mejores surgen de ese encuentro con ideas relegadas,
perdidas. Es como si revisitara la obra de algún otro, el regalo inesperado de
un desconocido.
6 –
Entre otras labores de traducción, una me llama la atención: la que realizaste
para la televisión israelí. Me agradaría que nos la trasmitas. Y si viene con anécdota
o pormenor, agradeceremos.
GL – Fue una de esas cosas fortuitas que surgen. Ocurrió
que gente de la colectividad quiso armar aquí una repetidora de programas
israelíes. Por una cadena de amigos me reclutaron como traductor. Como tengo cierta
facilidad para la comedia, me encargaron el subtitulado de un programa de
entrevistas de un cantante, un tal Guidi Gov, personaje muy en el estilo Woody
Allen (su esposa, Anat Gov, dramaturga fallecida a fines de 2012, es la autora
de “Oh, Dios mío”, representada en Buenos Aires). A pesar de lo modesto del
puesto, fue para mí una instancia seminal, porque me obligó a traducir canciones,
que en realidad eran poemas musicalizados. Ése fue el germen de mi blog.
7 - ¿Por qué permanecen inéditos un par de poemarios? ¿Qué sesgo tiene “Tránsito”
(qué transita)?¿Recordás cuando en el ciclo “Poesía Viva” nos invitaron hace
varios años, a vos, a Marcos Silber y a mí, para compartir nuestros poemas
concebidos a partir del cine, el mundo del cine, el de las “series”? En
realidad, creo que fuiste de los tres el único que leyó poemas cuyos
protagonistas eran personajes de series. Si me lo confirmás, te pido que los
nombres (y que mentes lo que cada uno de ellos te provoque).
GL – El poemario “Tránsito”
permanece inédito porque mutó y se mutiló. Ahí anda, recuperándose. “Tránsito” alude al tránsito de
vehículos en una calle porteña y en simultánea a la idea mística de “tránsito”,
en el sentido de pasaje directo de un plano de existencia a otro, más
espiritual. Así, se habla del tránsito de la Virgen, de Mahoma o del profeta
Elías: seres que sin sufrir la muerte física pasaron al más allá. Permanece
inédito porque todo ese material que mencionás, que se refería a íconos
culturales (series televisivas, personajes de historietas, etc.) cobró volumen
y peso específico y emigró al otro libro inédito:“Nombre impropio”. “Tránsito”
queda, entonces, como un poemario íntimo, mayormente poemas que hablan sobre el
amor y otras desdichas. Permanece inédito, además, porque el poeta Javier
Cófreces – el de Ediciones en Danza – tuvo la inconsulta idea de publicar un
poemario con ese mismo título, “Tránsito”.
Un libro muy feliz, por cierto. Consideré que ya era demasiado el exponer al
exiguo público de lectores de poesía a un mismo título en el transcurso de un siglo,
lo cual podía dar lugar a confusiones o malas interpretaciones. No quisiera yo
recibir, sin merecerlo, los halagos por el libro de Cófreces ni menos aun –por
supuesto- que él reciba los denuestos que me sean destinados. Entonces “Nombre impropio” se quedó con todos
esos textos cuyos referentes son personajes de series, de historietas, de películas...
Creo que constituyen, en definitiva, un rebusque actoral, a la manera de
monólogos. La lista fue creciendo: un hombre lobo, un zombi, Richard Kimble (el
fugitivo) y su triángulo enemigo: el hombre manco y el inspector Gerard. Están
la novia de Frankenstein, Isidoro Cañones, Shemp Howard (el menos transitado de los tres chiflados), Micky
Mouse, Los Invasores, El Túnel del Tiempo... En todos los casos hay un cariño
por lo fantástico, por un mundo imposible en el que quisiera residir, una
variante del tránsito hacia una dimensión, si no desconocida, al menos poco
frecuentada.
8 – Tu “Amores muertos” lleva en su contratapa un impecable texto
presentatorio o epilogal del poeta Alejandro Méndez Casariego. Y fue editado
bajo el sello que dio nombre a una trascendente revista de poesía: “El Jabalí”.
La editorial estaba a cargo de otro poeta: Daniel Chirom (co-director de la
revista), ya fallecido, y como vos, Gerardo, nacido en Buenos Aires en 1955. Me
parece que ambos eran muy amigos. Y me imagino que se conocerían desde jóvenes.
La muerte de Chirom, hasta a quienes como yo, no hemos tenido con él más trato
que el de haber compartido espacios de lectura pública, nos conmovió. Éste
sería otro espacio, también público, para que lo evocaras.
GL – Con respecto al texto de Alejandro, presumo que
lo tiñe un sentido de amistad que valoro, y obnubila su juicio. En cuanto al
querido Daniel Chirom, es cierto que llegamos a ser amigos, aunque no nos
conocimos sino después de su presentación en “El Orate y La Musa”. Hubo una
afinidad concerniente a nuestra cercanía a lo judío. La gente pensaba que
éramos hermanos o primos, puesto que existía entre nosotros parecido físico.
Quizá lo fuéramos, como reza cierto humor paisano: siglos de endogamia no pasan
sin dejar huella. Su decisión de editarme fue producto de su confianza en mí
como persona, más que de su apreciación literaria. Le agradecí y aún le
agradezco profundamente ese gesto. ¿Qué más decir? Era un tipo extraordinario,
su muerte ensombreció un poco más el mundo: hasta el final supo reír, apreciar
una charla o el cuerpo de una mujer bonita.
9 –
No somos pocos los que valoramos el laburo de darnos a conocer tus versiones al
castellano de poesía hebrea. Y valoramos el cuidado, la dedicación que
trasuntás en “la puesta” de los autores y textos en el blog. ¿A qué se debe que
hayas preferido omitir una síntesis de tu trayectoria y una dirección de
correo-e a la que dirigirse? (Esto, por cierto, me lo pregunto cada vez que no
hallo dicha mínima información en unos cuantos de los blogs que
intermitentemente visito.) Y sigo: ¿a qué traductores al castellano de poesía
hebrea tenés como referentes o pares a los que estimes? ¿Qué tipo de
dificultades predominan en la traslación del hebreo al castellano, tanto de
poesía como de prosa?
GL – Ante todo, debo estos errores o faltas que
señalás a una conjunción desfavorable de Google con otras plataformas de
Internet... Este novísimo Tlön que surge ante nuestra perplejidad, está más
allá de mis aspiraciones exploratorias. En cuanto a los colegas que me
enseñaron y me aportaron: son nombres desconocidos para la mayoría de los
lectores, pero es una buena ocasión para mencionarlos: Eliezer Nowodworski,
Raquel García Lozano (que ha traducido toda la obra de Yehuda Amijai al español)
y Ana Bejarano, quien me impulsó a seguir adelante en esta vidriosa profesión. La
traducción del hebreo al castellano es casi una ciencia en sí misma, y a sus
abanderados se los denomina hebraístas.
Los hay desde la época del rey Alfonso El
Sabio y su Escuela de Traductores de Toledo, que aún subsiste como un punto
de encuentro entre las tres culturas ibéricas: la latina, la arábiga y la
hebrea. Sin ser un experto, creo que el principal problema que tiene la
traducción del hebreo al español es un derivado del principal problema que
tiene el hebreo mismo, y es la confrontación entre un idioma litúrgico y
sacralizado y una lengua de uso cotidiano y práctico. ¿Cómo se pasa de lo
sagrado a lo profano? Es frecuente hallar en escritores hebreos referencias y
citas bíblicas. ¿Cómo traducirlas? ¿Usando Reina Valera o la Biblia de
Jerusalén?
10 –
Has residido durante unos años en Israel, lo que, obviamente, te habrá
permitido dotarte, por impregnación vivencial, del habla de sus habitantes. Estaría
bueno que nos cuentes cuál era tu apuesta por entonces, los motivos que te
impulsaron y cómo rememorás ese tramo de tu vida. Y también, qué decidió tu
retorno. De paso, que nos refieras si has conocido otros países y si, aunque
más no sea durante meses, has residido en alguno.
GL – Mi apuesta por entonces fue lograr una beca para un
máster en dirección teatral en la Universidad de Tel Aviv. Si bien no obtuve ese
título, pude estudiar como alumno supernumerario en la carrera del Máster. La Universidad
genera sus propias puestas, tiene un elenco de directores residentes y se vive
el espíritu candente de la producción teatral real, no en un laboratorio sobre
una torre de marfil. Mi retorno tuvo que ver con cierto hartazgo del conflicto
y de lo bélico. No estuve en otros países, excepto aquellos que visité con mi
imaginación. Que tampoco han sido muchos.
11 –
“El Orate y La Musa” fue una propuesta innovadora. Ciclo en donde, en la primera
parte, participaba un poeta invitado, se lo entrevistaba largamente y él leía
sus textos. Los coordinadores, habiéndose imbuido de la voz poética del
invitado y mantenido una reunión previa al encuentro e intercambiado opiniones,
presentaba días después al invitado. Y en la segunda parte, “micrófono abierto”
para los poetas asistentes. Sigo
lamentando que no haya quedado documentada aquella iniciativa. Te insto a que
reparemos. En algún lugar tendrás el detalle de quiénes participaron: Roberto Daniel Malatesta, Irene Gruss, Javier
Adúriz, Griselda García, Luis Raúl Calvo, Leonor Silvestri, Laura Yasan, Jorge
Fondebrider, Paulina Vínderman, Alberto Muñoz, Santiago Sylvester, Susana
Szwarc, Fabián Casas, Inés Manzano, Jorge Santiago Perednik… ¿A quiénes no
cité? ¿Cuántos encuentros se realizaron y en qué lapso? ¿Quiénes fundaron el
Ciclo y qué otros poetas integraron la nómina de coordinadores en diferentes
etapas? ¿Qué te ha dejado aquel trajín, Gerardo?
GL – Estoy de acuerdo en que fue una propuesta innovadora,
casi a pesar nuestro. La nota la dio el espíritu de aprendizaje: nuestra
intención (la mía, al menos) era aprender, preguntar, conocer. Abordábamos a
los poetas desde la humildad total y el acercamiento era de respeto, de
indagación y, si me apurás un poco, también de homenaje. Lo único que quedó de
esos encuentros fueron las fotos y la amistad. A la lista que mencionás agrego
a Leopoldo (Teuco) Castilla, Graciela Zannini, Amadeo Gravino, Tamara
Kamenszain, Héctor Miguel Ángeli, Alejandrina Devescovi, Rodolfo Edwards, María
Rosa Maldonado, Leonardo Martínez, Daniel R. Mourelle, Claudia Masin, Héctor
Urruspuru (nuestro primer invitado), Esteban Charpentier, Miguel Gaya, Pedro
Mairal, Esteban Moore, Gerardo Gambolini, Silvia Noemí Pastrana, José Luis
Mangieri, Guillermo Saavedra, María del Carmen Colombo, Rodolfo Godino, Flavio
Crescenzi, María Malusardi, Daniel Chirom, Rolando Revagliatti... Seguramente olvido,
también yo, algunos nombres. Los otros dos fundadores del Ciclo, en 2002,
fueron Alejandro Méndez Casariego y José Emilio Tallarico. Seguimos hasta 2005. Tuvo una breve resurrección en 2007.
Intervinieron en la organización y coordinación, por lapsos, Myriam Rosenberg,
Graciela Tustanosky, Fabián Cerezo, Rubén Andrés Arribas y Pablo Javier Resa. ¿Qué me ha dejado aquel trajín?:
hermosos recuerdos, grandes poemas compuestos por desconocidos y olvidados, el
mejor y el más pleno sentido de la palabra.
*
Gerardo Lewin selecciona para esta entrevista, en
2014, seis poemas de su autoría:
Piedad para la planta artificial
Malgasto sentimiento
en algo que vegeta en un rincón.
Naturaleza muerta.
Olvidada bajo polvos.
¿Es este poco más que muerto amor
lo que produje, mi triste floración?
Engañosa. Insensible.
Los
adjetivos no la matan,
no la reviven.
Verdor inerte que no perecerá.
(Inédito
de “Tránsito”)
*
Patio
El limonero de casa es infeliz.
¿Hay otro modo de decirlo?
Vive, pero no ha dado frutos
y en su tristeza amarillenta
me insinúa: deja ya de regarme...
¡Ah! ¡Si sólo pudiera irme, lejos!
Ahora, en esta fresca noche de primavera
vieja,
yo escribo y él deja caer una hoja seca.
(Inédito de
“Tránsito”)
*
Fin de semana en Solaris
No habrá más mundos que éste
que para ti convoco;
materia otra que la que aquí conjuro.
Atravieso espejismos,
me hundo en alucinaciones
que con tu rostro se disfrazan.
Incorpóreos engaños que simulan tu aroma.
Y contra mí conspiran odiosas estadísticas,
antagónicas leyes prohíben nuestro encuentro.
¿Cuántas vidas debería vivir
hasta que esta pompa de jabón
asuma nuestras formas?
Nada guardo de ti sino tu ausencia.
(Inédito de “Nombre impropio”)
*
Mickey is back
En el retorno del aprendiz de brujo
suena fantástica la sinfonía
de la indemnización o del poder,
de la palabra ausente en el conjuro.
Nada lo detendrá: la desafiante engañifa
reina
y un atareado ejército de escobas
hace agua.
Los viejos magos nos ahogamos
en este mismo río.
La marea se lleva los círculos de tiza
desde los que invocábamos
a los grandes demonios de la tierra y sus
amantes,
la danzarina gota que endulzaba las uvas,
la arena seca, el fuego.
Ya nadie espera nada de nosotros,
displicentes abismos nos lavan el color de
los ojos
y un burbujeo muerto son todas nuestras
frases.
Triste verdín nos corona y corroe.
En la cresta de venideras olas,
en lo alto de su trono usurpado,
él
tararea,
feliz.
(Inédito
de “Nombre impropio”)
*
Fin de contrato
Sé que mi vida se repliega ahora
a una trinchera móvil
cavada en húmedas cajas de cartón,
a estallidos súbitos y ansiosos
de cintas de embalar voraces.
Aquí fue donde bailamos
el rockanroll de las patatas fritas.
En esta cama casi muero.
Llorabas desconsolada en esa silla
y yo sólo atinaba
a besarte las manos.
En el final el eco rebotando
de pared a pared
y obstinados imanes
aferrándose a la heladera muerta.
Sumisos, obedientes,
nuestros fantasmas
cancelarán las deudas,
nos buscarán sonriendo en los espejos,
regresarán correspondencia
a desesperanzados remitentes.
El polvo de los años
se asentará cantando
sobre estos pasos últimos,
este murmullo incontinente...
Silencioso llanto de babosas
en el patio:
las despedidas las abruman,
pobres bichos.
(De “Amores muertos”)
*
Código postal
Uno no es un papel,
unas palabras,
cartas.
Uno no es un recuerdo,
tinta celeste,
fechas.
Uno no es un fantasma,
algo que se desliza
bajo puertas.
Que no me envíen a destinos imposibles,
nunca diré “querida amiga”,
“estas rápidas líneas”
o “ha empezado a llover”.
Uno no es un remitente falso,
escritura olvidada,
gotas de perfume.
Carne transfigurada y mártir
de matasellos asesinos,
víctima fácil de un abrecartas violador.
Uno no es algo que deba ser leído,
literatura itinerante,
yendo y viniendo hasta la muerte
entre nuestras mutuas soledades.
(De “Amores
muertos”)
***
Rolando Revagliatti nació en 1945 en la ciudad de Buenos Aires, la Argentina. Publicó en soporte papel un volumen que reúne su dramaturgia, dos con cuentos y relatos y quince poemarios, además de “Revagliatti – Antología Poética”, con selección y prólogo de Eduardo Dalter. Sus libros cuentan con ediciones electrónicas disponibles en http://www.revagliatti.com.ar -
Sus 185 producciones en video se hallan en http://www.youtube.com/rolandorevagliatti
NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG,
Todos los textos, CV. y fotos los recibí directamente del autor de la entrevista, el multifacetico poeta, escritor, editor de Videoclips, activista cultural y literario, etc. Rolando Revagliatti, del cual he publicado otras "entr-evistas en tramos-e", poesías suyas, etc.
Agradezco a Rolando el haber confiado en
mi para la difusión de esta interesante
entrevista a Gerardo Lewin, poeta, escritor,
actor y traductor de poesías del idioma
hebreo al castellano, al que no tuve la suerte
de conocer durante su estada en Israel.
Felicito a Gerardo por sus respuestas y por su
extensa Hoja de Vida y le deseo que continue
creando en sus especialidades artísticas y que
logre realizar todo lo que desea.
Dejo constancia que el CV de Rolando Revagliatti lo tome de una entrevista suya anterior, como así tambien su fotografía.
Lic. JOSE PIVIN
Editor/Director de la "PAGINA 1, revista digital
de cultura, literatura, artes, actualidad,
novedades y tantas cosas bellas de la vida".
Suscripción gratuita: pagina1@gmail.com