La infinita esperanza
La infinita esperanza sobrevive
y persiste
en al mundo que muta de manera constante,
interviene certera, si un agónico instante
el dolor interroga con pesar ¿Dios existe?
Igual que una caricia se
sumerge, ondulante,
por las heridas hondas que con
dulzor reviste,
igual que un leucocito que la
infección resiste,
como un arquero áureo de flecha
relumbrante.
Confía en la esperanza, la esperanza reanima,
con ella vislumbramos el corazón sagrado
que en todo el universo su
canto disemina.
Y su eco lejanísimo nos llega, apasionado,
para que reforcemos la fe que nos anima
en estas Navidades ¡Que el Señor sea loado!
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