Hava Nagila porteño
Por Analía Melgar. Diario PERFIL
De acuerdo con los datos oficiales de la Ciudad de Buenos Aires, la colectividad judía en la Argentina es la séptima del mundo y se concentra en Capital Federal. Dentro de esta gran urbe, el circuito cultural, gastronómico, económico y religioso de esta poderosa identidad tiene zonas destacadas: sobre todo, el barrio de Balvanera u Once, y algunos puntos en Villa Crespo, Belgrano y Barracas.
Por allí se distribuyen judíos ortodoxos –con sus reconocibles vestimentas–, judíos askenazíes –asociados con la inmigración de Europa del Este– y judíos sefardíes –cuyas raíces tienen que ver con Turquía, Siria, norte de Africa y España. Pero, como dice Diego Elman, director institucional de la Congregación Israelita de la República Argentina (CIRA): “Lo judío en Buenos Aires está entremezclado con lo porteño. Hay mucha integración. No existe un barrio judío específico, como sí lo hay en otras ciudades del mundo. Acá, por ejemplo en Once, la multiculturalidad se ve en la convivencia de judíos, bolivianos, asiáticos”.
Ahora bien, para un recorrido turístico, conviene considerar, al menos, estos puntos. Del ámbito religioso, hay tres bellos templos. El Templo Libertad así se llama por la calle en la que está emplazado (Libertad al 785) y forma parte de la CIRA, la asociación más antigua de la colectividad, iniciada en 1862. La actual sinagoga se inauguró en 1932, y está habituada a recibir visitantes: extranjeros judíos que celebran el shabbat y aprovechan que este templo está cerca de muchos hoteles y de la bajada de cruceros; niños y jóvenes de escuelas de Buenos Aires y del interior; grupos que quieren conocer las tradiciones judías, a menudo, católicos; y público en general.
Por otra parte, el Gran Templo Paso también toma su nombre de su calle (Paso 423) y se enorgullece de su historia: comenzó a funcionar en 1894 de la mano de inmigrantes de Rusia y de Polonia, tuvo varias sedes y el edificio que hoy se ve, con su Estrella de David armada en un luminoso vitral, se fundó en 1930. Y en Barracas (Brandsen 1444), se encuentra, de arquitectura muy diferente, el templo sefardí Or Torah, perteneciente a la Asociación Unión Israelita Sefardí Luz Eterna: sobresalen los ventanales redondeados, el techo corredizo y el patio estilo andaluz, con mosaicos.
De los varios museos judíos en Capital –Museo Ana Frank (Superí 2647), Museo del Holocausto (Montevideo 919), entre otros–, el más completo probablemente sea elMuseo Judío de Buenos Aires Salvador Kibrick (Libertad 769). Allí se acopian registros de los primeros colonos, en provincias como Entre Ríos, los conocidos como “gauchos judíos”. Asimismo, hay fotos de la historia de la colectividad en la Argentina, en un abanico desde el siglo XIX a la actualidad, así como archivos de escritores como Alberto Gerchunoff y Leopoldo Lugones, y visitas históricas de judíos célebres como Albert Einstein.
El panorama de la presencia judía en la Argentina quedaría incompleto si no se mencionaran sus numerosos espacios vinculados al arte y la cultura. La AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina) organiza talleres, conciertos, conferencias, con una nutrida agenda (Pasteur 633).
Además, es posible recorrer sus instalaciones, que incluyen
la plaza interna, donde está el monumento creado por el artista plástico Yaacob Agam, un recordatorio del atentado de 1994. Otra valiosa institución para visitar es el IWO (Idisher Visnshaftlejer Institut-Instituto Judío de Investigaciones) creado en Vilna en 1925, y establecido en Buenos Aires desde 1928. Donde funciona (Ayacucho 483), no sólo hay una biblioteca especializada en temas judíos y en varios idiomas, también se dictan clases de ídish.
Por su parte, el Teatro IFT (Boulogne Sur Mer 549) había sido fundado en 1932 comoIdramst (Idisher Dramatisher Studio). Hoy sigue siendo parte de la ICUF (Federación de Entidades Culturales Judías de Argentina). Integrantes de su staff han sido Cipe Lincovsky y Max Berliner.Ya fuera del IFT, lo teatral y lo judío se enlazan hasta el punto de existir un stand up con música y referencias judías. Son las miniescenas y chistes que hace el actor Roberto Moldavsky, en un show que él risueñamente denomina “goy friendly” y que realiza en diversas salas teatrales de la ciudad.
Todo este sustancioso panorama merece completarse con ricos sabores. La panadería Taam Tov (que significa “Buen gusto”), en la Av. Corrientes 2922, prepara especialidades judías, sobre todo, la jalá, el pan trenzado que se come en shabbat. Otra panadería que además ofrece platos salados como gefilte fish, knishes de papas, bohios y lajmashin es Ganz (Paso 719). Comida de inspiración sefardí se puede conseguir en Al galope (Tucumán 2633): varenikes, hummus, falafel. Similar menú, más pastrami caliente, gravlax y baba ganoush, se sirve en La Crespo (Thames 612, esquina Vera). Y enAsian Kosher (Avenida Córdoba 5300, esquina Godoy Cruz) se cocinan platos de parrilla y de línea asiática, pero sin cerdo, ni mariscos, moluscos ni bivalvos.
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