lunes, 30 de septiembre de 2013

UN GENIO : Albert Einstein fue un matemático alemán de origen judío

 por MICHELLE OQUENDO SANCHEZ



Albert Einstein fue un matemático alemán de origen judío, a quien se le llegó a considerar el padre de la “bomba atómica”, a pesar de ser un hombre pacifista. Nació el 14 de Marzo de 1879 en la ciudad alemana de Ulm, cien kilómetros al este de Stuttgart, en el seno de una familia judía. Sus padres fueron Hermann Einstein y Pauline Koch.

En 1880 la familia se mudó a Munich, donde su padre y su tío fundaron en octubre de ese año una empresa dedicada a la instalación de agua y gas; este negocio marchaba tan bien que la familia instaló un taller propio de aparatos eléctricos. Desde su infancia Einstein demostró cierta dificultad para expresarse, pues no habló sino hasta después de los 3 años de edad, por lo que muchas veces se pensó que tenía algún tipo de retardo mental. El niño Albert  era poco sociable, solía evitar la compañía de otros niños de su edad;  según sus biógrafos, su nivel escolar no fue exitoso, pues lograba buenas notas en matemáticas y ciencias naturales pero fracasaba en asignaturas de idiomas o geografía y esto muchas veces le llevó a reprobar las pruebas de ingreso.

Al cumplir los cinco años de edad aprendió a entonar su primer instrumento, el violín, gracias a las clases que le dio  su madre; según se cuenta, lo tocó durante el resto de su vida. Su tío Jacob también representó mucho en su desarrollo intelectual, desde pequeño se empeño en que aprendiera  introducción al Álgebra y siempre insistió para que su sobrino se involucrara con los pequeños avances tecnológicos que surgían en aquella época.

En su adolescencia tuvo momento duros y traumáticos en Gymnasium, el instituto de bachillerato en donde se formaba a los 15 años; según una anécdota, se cuenta que un nuevo profesor, el Dr. Joseph Degenhart, le dijo que «nunca conseguiría nada en la vida». Cuando Einstein le respondió que «no había cometido ningún delito», el profesor le dijo «tu sola presencia aquí mina el respeto que me debe la clase».
En 1921 recibió el premio Nobel de Ciencia, aunque este premio no fue por su aporte con la teoría de la relatividad, pues ningún científico comprendía la teoría en aquella época como para poderla evaluar.

Siendo aún muy joven, Albert se dio cuenta de sus intereses por la física; durante aquella época, mientras estaba enfermo, su padre le regaló una brújula que según se cuenta, despertó su máximo interés y curiosidad. A los 15 años, sin tutor ni guía, inició el estudio del cálculo infinitesimal.

Muchos biógrafos afirmaron que era muy mal estudiante aunque luego se comprobó que esta afirmación era simplemente un error de interpretación, pues confundieron el sistema de calificación escolar de Suiza, un 6 en Suiza es la mejor calificación, a comparación del sistema alemán, en donde un 6 es la peor nota. Las notas de Einstein en realidad eran 6, la máxima nota, en asignaturas como: Álgebra, Física, Geometría, Geometría Analítica y Trigonometría. Einstein llegó a un momento en el que mediante certificados médicos y excusas, terminó por retirarse del colegio y buscó perfeccionarse en el campo de las matemáticas.

A la edad de 17 años el joven Einstein se nacionalizó suizo e ingresó en la Escuela Politécnica Federal de Zúrich, probablemente el centro más importante de la Europa central para estudiar ciencias fuera de Alemania; allí escogió la Escuela de orientación matemática y científica, con la idea de estudiar física. Durante sus años en Zúrich, descubrió la obra de diversos filósofos como: Baruch Spinoza, David Hume, Immanuel Kant, Karl Marx, Friedrich Engels y Ernst Mach.

En 1898 conoció a Mileva Maric, una compañera de clase serbia, con quién Einstein permaneció durante varios años de esta primera etapa. A la edad de 21 años, el científico se graduó de la Escuela Politécnica y finalmente obtuvo su nacionalidad Zuiza.  Según se dice, junto a Mileva tuvieron una hija ilegítima llamada Liserl, a quien supuestamente dieron en adopción; la condición de desempleado de Einstein y su profundo deseo de crecimiento científico, llevó a este personaje a rechazar la paternidad. Tres años después ambos contrajeron matrimonio.

En 1902 Albert Einstein comenzó a prestar servicios como experto técnico de la Oficina Suiza de Patentes de Berna, en donde trabajó hasta 1909; su personalidad ensimismada, le causó problemas con el director de la oficina, quien el algún momento afirmó que le enseñaría a expresarse correctamente.

En 1905 redactó varios trabajos fundamentales sobre la física de pequeña y gran escala; en el primero de ellos explicaba el movimiento browniano, en el segundo el efecto fotoeléctrico y los dos restantes desarrollaban la relatividad especial y la equivalencia masa-energía. El primero de ellos le valió el grado de doctor por la Universidad de Zúrich en 1906, y su trabajo sobre el efecto fotoeléctrico, le haría merecedor del Premio Nobel de Física en 1921, por sus trabajos sobre el movimiento browniano y su interpretación sobre el efecto fotoeléctrico. Estos artículos fueron enviados a la revista Annalen der Physik y son conocidos generalmente como los artículos del Annus Mirabilis (año extraordinario).

En 1908 a la edad de 29 años fue contratado en la Universidad de Berna, Suiza, como profesor y conferenciante. Hay que recordar que este personaje tuvo una gran obsesión por el conocimiento, lo que le provocó problemas a nivel personal, sobre todo con su esposa Mileva, con quien estuvo casado durante 16 años.

En 1910 nació Eduard, el segundo hijo legítimo de Albert Einstein; de este niño se dice que tuvo problemas mentales a muy temprana edad, padeció de esquizofrenia lo que le llevó a pasar gran parte de su vida en los hospitales psiquiátricos. Sus problemas matrimoniales continuaron hasta que en 1919, a la edad de 39 años, se divorció de Mileva; apenas meses después en junio de 1919 se casó con una prima suya, Elsa Loewenthal, cuyo apellido de soltera era Einstein.

Elsa era tres años mayor que él y le había estado cuidando tras sufrir un fuerte estado de agotamiento. Einstein y Elsa no tuvieron hijos.

En 1913, justo antes de la Primera Guerra Mundial, fue elegido miembro de la Academia Prusiana de Ciencias por lo que se trasladó a Berlín; también el emperador Guillermo, le invitó a dirigir la sección de Física del Instituto de Física Káiser Wilhelm.

En el año de 1920, en Berlín, la fama de Einstein despertó acaloradas discusiones; en los diarios conservadores se podían leer editoriales que atacaban a su teoría y continuamente se convocaban conferencias-espectáculo tratando de argumentar lo disparatada que resultaba la teoría de la relatividad. El intento de desprestigio se intensificó durante la guerra, cuando se le atacaba por su condición de judío. En el resto del mundo, la Teoría de la relatividad era apasionadamente debatida en conferencias populares y textos.

Con el surgimiento del nazismo, específicamente cuando Adolf Hitler llegó al poder en enero de 1933, Albert Einstein decidió abandonar Alemania y marcharse hacia Estados Unidos, en donde impartió docencia en el Instituto de Estudios Avanzados de Princeton; también solicito la nacionalidad estadounidense en 1940, sumando una más a las otras dos anteriores, la suiza y la alemana.

En Alemania, las expresiones de odio a los judíos alcanzaron niveles muy elevados. Varios físicos de ideología nazi, algunos tan notables como los premios Nobel de Física Johannes Stark y Philipp Lenard, intentaron desacreditar las teorías de Einstein. Otros físicos que enseñaban la teoría de la relatividad, como Werner Heisenberg, fueron prohibidos en sus intentos de acceder a puestos docentes.

Ser judío le significó a Einstein el tener que enfrentar una guerra en su contra con el fin de desprestigiar sus investigaciones. Uno de estos intentos se dio cuando se compilaron las opiniones de 100 científicos que contradecían a las de Einstein, editadas en un libro llamado “Cien autores en contra de Einstein”; a esto el científico respondió “¿por qué cien?, si estaría equivocado bastaría solo uno”.

Un hecho que marcaría su vida hasta el final de sus días sucedió en esta época y es que Einstein redactó la célebre carta al presidente Roosevelt, para promover el Proyecto atómico e impedir que los “enemigos de la humanidad Nazis” lo hicieran antes. Según se cita, Einstein pone en su carta “puesto que dada la mentalidad de los nazis, habrían consumado la destrucción y la esclavitud del resto del mundo”. 


Se cuenta que incluso se ofreció para ayudar en la construcción de la bomba atómica, pero nunca se imaginó que sería excluido del proyecto y que además la bomba se convertiría en la peor arma de destrucción masiva.

Lastimosamente su brillante idea se concretó con la destrucción de Hiroshima y Nagasaki y la muerte de más de 200.000 personas en territorio japonés; luego de este hecho, Einstein se sintió tan decepcionado de su propia acción que incluso manifestó haberse sentido profundamente arrepentido de haber escrito esa carta.

Durante sus últimos años, Einstein trabajó por integrar en una misma teoría las cuatro Fuerzas Fundamentales, esa tarea aún no se ha podido concluir.

El 17 de abril de 1955, Albert Einstein experimentó una hemorragia interna causada por la ruptura de un aneurisma de la aorta abdominal, que anteriormente había sido reforzada quirúrgicamente por el Dr. Rudolph Nissen en 1948.

El científico murió en el Hospital de Princeton (Nueva Jersey) a primera hora del 18 de abril de 1955 a la edad de 76 años. Los restos de Einstein fueron incinerados y sus cenizas fueron esparcidas por los terrenos del Instituto de Estudios Avanzados de Princeton.

Durante la autopsia, el patólogo del Hospital de Princeton, Thomas Stoltz Harvey extrajo el cerebro de Einstein para conservarlo, sin el permiso de su familia, con la esperanza de que la neurociencia del futuro fuera capaz de descubrir lo que hizo a Einstein ser tan inteligente.

Lo conservó durante varias décadas hasta que finalmente lo devolvió a los laboratorios de Princeton cuando tenía más de ochenta años.

La muerte de Albert Einstein despertó la gran interrogante en el mundo de la ciencia, ¿tenía el científico un cerebro superior al de cualquier otro ser humano? ¿O simplemente lo desarrolló y lo entrenó hasta el punto de sacar provecho de su inteligencia?; hasta ahora, el único dato científico medianamente interesante obtenido del estudio del cerebro es que una parte de él - la parte que, entre otras cosas, está relacionada con la capacidad matemática - es más grande que la misma parte de otros cerebros.

Son recientes y escasos los estudios detallados del cerebro de Einstein. En 1985, por ejemplo, el profesor Marian Diamond de Universidad de California Berkeley, informó de un número de células gliales (que nutren a las neuronas) de superior calidad en áreas del hemisferio izquierdo, encargado del control de las habilidades matemáticas.

En 1999, la neurocientífica Sandra Witelson informó que el lóbulo parietal inferior de Einstein, un área relacionada con el razonamiento matemático, era un 15% más ancho de lo normal. Además, encontró la grieta de Slyvian, un surco que normalmente se extiende desde la parte delantera del cerebro hasta la parte posterior, que no recorría todo el camino en el caso de Einstein. ¿Habría podido permitir esto una mayor conectividad entre las diferentes partes del cerebro de Einstein?, todavía nada ha sido comprobado y por ahora solo se ha mitificado su nivel superior cerebral.

ANÉCDOTAS CURIOSAS:


A Einstein también se le conocía por sus respuestas sarcásticas, incluso ofensivas, capaces de jugar con la intelectualidad de las personas; a continuación algunas anécdotas de este personaje:



En alguna ocasión un periodista le preguntó a Einstein "¿Me puede usted explicar la Ley de la Relatividad?" y Einstein le contestó "¿Me puede usted explicar cómo se fríe un huevo?". El periodista lo miró extrañado y le contesta "Pues, sí, sí que puedo", a lo cual Einstein replicó  "Bueno, pues hágalo, pero imaginando que yo no sé lo que es un huevo, ni una sartén, ni el aceite, ni el fuego". 

Otra anécdota nos cuenta que durante una conferencia que Einstein dio en el Colegio de Francia, el escritor francés Paul Valery le preguntó: "Profesor Einstein, cuando tiene una idea original, ¿qué hace? ¿La anota en un cuaderno o en una hoja suelta?" A lo que Einstein respondió: “Cuando tengo una idea original no se me olvida*". 

Como hemos comentado también Einstein tuvo tres nacionalidades: alemana, suiza y estadounidense.  Al final de su vida, un periodista le preguntó qué posibles repercusiones habían tenido sobre su fama estos cambios. Einstein respondió: "Si mis teorías hubieran resultado falsas, los estadounidenses dirían que yo era un físico suizo; los suizos, que era un científico alemán; y los alemanes que era un astrónomo judío". 

Otra anécdota cuenta que en una reunión social Marilyn Monroe se cruzó con Albert Einstein, ella le sugirió lo siguiente: "Qué dice profesor, deberíamos casarnos y tener un hijo juntos. ¿Se imagina un bebe con mi belleza y su inteligencia?". Einstein muy seriamente le respondió: "Desafortunadamente temo que el experimento salga a la inversa y terminemos con un hijo con mi belleza y su inteligencia". 

Se cuenta que en una reunión social Einstein coincidió con el actor Charles Chaplin. En el transcurso de la conversación, Einstein le dijo a Chaplin: "Lo que he admirado siempre de usted es que su arte es universal; todo el mundo le comprende y le admira". A lo que Chaplin respondió: “Lo suyo es mucho más digno de respeto: todo el mundo lo admira y prácticamente nadie lo comprende". 

Y por último uno de los chistes favoritos que Einstein relatara en reuniones con políticos y científicos: Se cuenta que en los años 20 cuando Albert Einstein empezaba a ser conocido por su Teoría de la Relatividad, era con frecuencia solicitado por las universidades para dar conferencias dado que no le gustaba conducir y sin embargo el coche le resultaba muy cómodo para sus desplazamientos, contrató los servicios de un chofer. Después de varios días de viaje, Einstein le comentó al chofer lo aburrido que era repetir lo mismo una y otra vez.  "Si quiere -le dijo el chofer- lo puedo sustituir por una noche.
He oído su conferencia tantas veces que la puedo recitar palabra por palabra.

"Einstein estuvo de acuerdo y antes de llegar al siguiente lugar, intercambiaron sus ropas y Einstein se puso al volante. Llegaron a la sala donde se iba a celebrar la conferencia y como ninguno de los académicos presentes conocía a Einstein, no se descubrió la farsa: El chofer expuso la conferencia que había oído repetir tantas veces a Einstein. Al final, un profesor en la audiencia le hizo una pregunta. El chofer no tenía ni idea de cuál podía ser la respuesta, sin embargo tuvo una chispa de inspiración y le contestó: "La pregunta que me hace es tan sencilla que dejaré que mi chofer, que se encuentra al final de la sala, se la responda".

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