Palabras al señor Pichetto de un argentino a medias
POR SANTIAGO KOVADLOFF
Un signo mas
del espíritu
pluralista vigente en el oficialismo ha plasmasdo su impronta anteanoche en el
Senado. Se lo debemos a Miguel Pichetto. La escalofriante distinción por él
establecida entre las víctimas del atentado a la
AMIA nos ofrece un indicio más que elocuente para entender la sed que impulsa
nuestro gobierno a buscar el diálogo con la depurada sensibilidad antisemita
del gobierno iraní.
Hubo en la voladura de la AMIA, sostuvo el jefe de la bancada oficialista,
muertos “argentinos de religión judía y argentinos
argentinos”.
Quien esto
escribe, si bien no ha muerto, aún podría ser catalogado por el senador Pichetto
como un argentino de
religión judía y no ciertamente como un “argentino
argentino”. Es que me faltan 10 centavos para el peso. Me falta una plenitud
que ‘il signore’
Pichetto, cuyos abuelos posiblemente fueron inmigrantes, sí
tiene, pues es presuntamente un argentino argentino.
Está claro que
para Ud., señor Pichetto, entre las ruinas de la AMIA se encontraron
despedazados los cuerpos de dos estirpes de asesinados. Una al parecer fue la de
los suyos.
Otra, según su calificación, sería la de los míos. Pero créame, que
en la Argentina democrática si
los míos no son suyos también, Ud. no es digno de portar la investidura
parlamentaria con que se ofrece a la vista de todos. ¿Otra vez arios puros e
impuros, señor Pichetto? Alcanza a discernir Ud. en el espacio virtual de la
imaginación la sonrisa complacida del fuhrer
Ahmadineyad cuando le oye establecer esa nítida diferencia entre argentinos de
religión judía y argentinos argentinos? ¿que le diría Ud. acerca de los
argentinos argentinos que él ayudó a borrar de la faz de la tierra en ese festín
del crimen que tuvo
lugar en la calle pasteur? ¿que la soberanía nacional fue parcialmente afectada,
puesto que de las 85 personas que allí cayeron sólo una parte era cabalmente
argentina?.
¿Alcanza a
advertir el tufillo repulsivamente antisemita, antidemocrático y antihumanista
que se desprende de sus palabras?. El mundo moderno del que habla siempre
tan complacido, sr. Pichetto, no admite el apartheid en el que Ud. se deleita. Su
argentino puro, ese argentino argentino como se complace en
decir, no es otro que el de La Bolsa de Julián Martel. ¿Quién le ha
enseñado a distinguir la sangre limpia de la argentinidad sin tacha de la otra,
la bizarra, la mestiza, la oriunda de la inmigracion judía? Sabe sr. Pichetto,
después de oírlo jamás me atrevería a llamarlo a Ud. argentino de
religión cristiana.
Todos lo
escucharon. No solo los funcionarios de la DAIA que hicieron oír su repulsión.
Los fundamentos de su personal interés en Irán quedan ahora mejor expuestos.
Cuenta en su bancada con el ferviente apoyo de muchos argentinos argentinos.
Incluso, para mi perplejidad, con el respaldo dentro y fuera de su bancada de algunos “argentinos de religión
judía”. y créame que encontrará en el mundo el respaldo de no pocos antisemitas
antisemitas.
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