lunes, 20 de agosto de 2012

Singapur y su sistema educativo: Donde un profesor gana más que un abogado


por David Jiménez (Corresponsal) | Asia

Estaba viendo la televisión en Singapur cuando di con lo que parecía un reality. Solo que no había macarras metiéndose mano bajo las sábanas ni aspirantes a famosos regodeándose en su zafiedad. Los concursantes eran todos estudiantes que iban siendo eliminados en una competición por ver quién desarrollaba el mejor proyecto de ciencia. Gran Hermano, pero de la excelencia. En horario de máxima audiencia.

Por supuesto el concurso solo podía ser emitido en un país que ha creado uno de los mejores sistemas de educación del mundo. Los estudiantes de Singapur se encuentran en el top cinco del informe PISA en comprensión lectora, matemáticas y ciencias, unos 30 puestos por delante de los españoles. No es que los jóvenes del pequeño país asiático sean más listos que los nuestros, sino que cuentan con un sistema basado en el esfuerzo y dotado de los mejores recursos. Centrado en la enseñanza, no en el politiqueo y el sectarismo.

Los profesores de Singapur están entre los mejor pagados con sueldos que superan a los de sus abogados e ingenieros, según la consultora McKinsey. El gobierno sondea cada año los salarios medios de la población para asegurarse de que los maestros cobran el doble. Un profesor de secundaria con 10 años de experiencia y un buen currículo puede ganar 60.000 euros al mes, a los que hay que sumar cursos gratuitos de formación y varios miles de euros más en bonus. El mensaje: nadie tiene mayor responsabilidad ni merece más apoyo que los encargados de formar a las generaciones futuras.

Haber escogido el camino contrario traerá consecuencias para España más allá de la presente crisis. Ni la prima de riesgo ni la deuda. El mayor drama del país es la coincidencia en los últimos años del auge de la telebasura y el desmoronamiento de la educación.

El resultado es un culto a la mediocridad que, tras abandonar la escuela, se instala en la vida laboral y finalmente queda reflejada en una casta política sin preparación ni ambición de llegar preparada a puestos de responsabilidad. La misma casta política que después de 13 reformas educativas desde 1970, muchas de ellas emprendidas sin más motivación que el tanto político, ha decidido que nuestras escuelas, institutos y universidades -no tenemos ninguna entre las 100 mejores del mundo- bien pueden permitirse unos cuantos recortes más. Clases con más alumnos. Cierre de colegios. Profesores despedidos o pagados indignamente.

Los políticos españoles aseguran que no hay alternativa a los recortes educativos. Pero los 22.000 millones que cuestan las diputaciones, de las que nadie ha sabido explicar su utilidad más allá de la colocación de políticos afines, suponen cinco veces el gasto educativo de la Comunidad de Madrid.

Autonomías como la valenciana no tienen ni para lápices, pero pasean la F1 por sus calles a un coste de 20 millones de euros anuales. Y aunque es posible que algunos bancos se hundieran sin los miles de millones que van a recibir, en Singapur le dirán que invertir ese dinero en educación sería una mejor inversión a largo plazo. Evitaría, para empezar, sucesivas generaciones de dirigentes ignorantes y las crisis que sin duda nos traerán en el futuro.

fuente: http://www.elmundo.es/elmundo/2012/07/05/internacional/1341471719.html

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