Por su obra fue declarada
miembro de honor de la
Unesco.
La poeta, cantora, compositora y musicóloga Leda Valladares, que padecía
desde hace años el Mal de Alzheimer y que realizó una de los máximos
rescates de la música andina del Norte argentino dejando un legado que
permanecía casi impenetrable, murió hoy los 93 años.
Valladares, que en la década del 50 conformó dúo con María Elena Walsh y
que trajo a las ciudades el ancestral canto con caja, la baguala y la
vidala como un tesoro propio aunque desconocido, será despedida con un
responso íntimo mañana a las 11 en el Panteón de Sadaic del Cementerio
de La Chacarita.
Formada en la cultura letrada y criada
entre las sonoridades de tradición europea, la tucumana Leda Valladares
abrazó el legado oral y muchas veces anónimo de la música andina y, a
partir de ese compromiso y más allá de otros méritos, dejó una enorme
trabajo como recopiladora en el que abrevan los artistas de este tiempo.
Sus investigaciones, más próximas a la antropología que al
perfil del músico profesional, le permitieron rescatar un paisaje
musical amenazado por el crecimiento de la industria, tantas veces
despiadada con los matices y las expresiones locales.
Sin
embargo fue justamente ese apego por encontrar y reproducir el linaje de
la música popular el que la condujo a la sociedad musical con María
Elena Walsh, a partir de 1951.
La poetisa bonaerense,
fallecida el año pasado, despuntaba una pasión por las nuevas
expresiones y el mestizaje que se apropió del dúo potenció sus
propuestas.
Leda, hermana de Rolando "Chivo“ Valladares
"otra figura indispensable del folclore- nació el 21 de diciembre de
1919 y aprendió de su padre a entrenar su oído musical.
Mientras estudiaba filosofía y Ciencias de la Educación, la música clásica dominaba el contexto sonoro de su formación.
Con ideas de libertad estética, Leda formó su primer grupo antes de
cumplir los 20 años acompañada por talentosos amigos y con un sentido
lúdico como guía: F.I.J.O.S (Folklóricos, Intuitivos, Jazzísticos,
Originales y Surrealistas), con Adolfo Abalos, Manuel Gómez Carrillo,
Enrique "Mono“ Villegas, Gustavo "Cuchi“ Leguizamón y Louis Blue.
Formada en lenguajes musicales ajenos a la tradición de su tierra,
Leda siempre evocaba su primer contacto con la baguala, a los 21 años:
"Estaba en Cafayate, una noche de Carnaval. Me desvelaron tres mujeres
que se detuvieron frente a mi balcón. Yo nunca había oído hablar de la
baguala y entonces me parecía que tenía que ser algo muy misterioso, muy
poderoso. Después de escucharlas me prometí recuperar semejante regalo
de la tierra“.
"Eran rastros de una canción que tenía muchos
siglos y se estaba descolgando, estaba desapareciendo. Salí a buscar
los vestigios de este milagro que hasta ese momento desconocía. Entonces
tomé una especie de conciencia bastante trágica. Un país que estaba al
borde de perder su historia, sus tradiciones, y nadie se daba cuenta de
que todo eso se estaba muriendo o que ya estaba muerto“, recordaba.
Su etapa más difundida como intérprete y compositora fue la forjada
junto a María Elena Walsh, con quien se instaló en Francia en 1952. En
conjunto trabajaron un patrimonio conformado por carnavalitos, bagualas y
vidalas; además de desarrollar composiciones propias, un oficio que
ambas cultivaron con originalidad.
En París grabaron sus
primeros álbumes, en los que incluyeron temas propios como "Dos
palomitas" y "Huachi tori" y se relacionaron con otros artistas, como la
chilena Violeta Parra o la estadounidense Blossom Dearie.
De vuelta en la Argentina, en 1956, Valladares y Walsh realizaron una
extensa gira por el Norte argentino, en donde reunieron varias canciones
que fueron grabadas luego en sus dos primeros discos: "Entre valles y
quebradas" I y II, ambos de 1957, celebrados en el ambiente folclórico
de la época.
Un aporte medular fue condensado en "Mapa
musical argentino“, una recopilación de obras populares editadas entre
1960 y 1974 por el sello Melopea que dirigía Litto Nebbia. Era una serie
de once álbumes testimoniales y documentales de música del norte
argentino.
"Con mi modesto grabadorcito a cuestas fui
recogiendo el folclore desde Ecuador hasta Santiago del Estero. Y así,
con mucha paciencia, fui reconstruyendo el mapa musical del país, y
arrancando esos cantos de callejones, ranchos, valles, quebradas o
corrales. Lugares donde la gente se reunía o pastores en su soledad, en
medio del valle“, explicaba.
Esa antigua huella de canto y
caja, que han recogido luego otros artistas contemporáneos como Liliana
Herrero o Raúl Carnota, Valladares se la enseñó también a los artistas
del rock (Fito Paez, Pedro Aznar, León Gieco, Gustavo Santaolalla).
Afectada por el Alzheimer, Leda se retiró de la vida pública en 1999.
Antes había entregado otras obras tan consagradas como imposibles de
conseguir hoy en las bateas: "Igual rumbo, grito en el cielo“ (1989),
"Grito en el cielo II“ (1990) y "América en Cueros“ (1992)
"Antes de mirar el mundo me puse a oírlo“, afirmó alguna vez. Con ese concepto vivió sus 93 años.
Télam
fuente: foto y texto diario EL LITORAL ,SANTA FE
Uploaded by Micaelagualtieri on Apr 27, 2011
En el disco, Entre valles y quebradas.
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