Por: David Tamayo González
Para los cubanos conmemorar el 20 de Octubre Día de la Cultura Cubana es celebrar, en una fecha escogida por su grandeza histórica, por nuestra propia idiosincrasia, por la condición de ser cubanos, de pertenecer a esta cultura enorme y suculenta que nos ha hecho distinguibles desde lo insular y caribeño, al resto de las nacionalidades.
Sin embargo nos hemos preguntado lo suficiente ¿qué es la cubanidad?, ¿qué implica ese término?, ¿dónde se han alimentado y se alimentan su tronco y su raíz para ofrecer esta frondosidad que nos protege? Veamos una arista del tema a propósito de conmemorarse este 10 de abril 40 años de la muerte de Don Fernando Ortiz, gran sabio cubano, nombrado el tercer descubridor de Cuba.
Allá en la primera mitad del siglo XX, en la Revista Bimestre Cubana, No. 2, Marzo Abril de 1940, Ortiz publica un extenso y obligado artículo nombrado "Los Factores Humanos de la Cubanidad", que resulta a la postre el más excelso trabajo de todos los que hasta ese momento se le habían dedicado al estudio etnográfico y sociológico de nuestra cultura y el punto de partida de cualquier debate posterior.
Se preguntaba el maestro: ¿Qué es la cubanidad? y afirmaba que es la calidad de lo cubano, interpretado como "su manera de ser, su carácter, su índole, su condición distintiva, su individualización dentro de lo universal". Sin embargo en su esencia simbólica no puede entenderse la cubanidad como una tendencia, ni como un rasgo, sino como "un complejo de condición o calidad", como una cualidad asumida por los cubanos.
Existen varias maneras de ser cubano "por residencia, por nacionalidad, por nacimiento", pero tampoco la cubanidad depende sólo de ello: "En la cubanidad hay algo más que un metro de tierra mojada por el primer lloro de un recién nacido, algo más que unas pulgadas de papel blanco marcadas con sellos y garabatos simbólicos... la cubanidad para el individuo no está en la sangre, ni en el papel, ni en la habitación. La cubanidad es principalmente la peculiar calidad de una cultura, la de Cuba".
Pero hay todavía - según Don Fernando - una cubanidad más completa, más plena, más vertebral, "diríase que sale de la entraña de la patria y nos envuelve y penetra como el vaho de creación que brota de nuestra Madre Tierra", esa es la que demanda de nuestra conciencia de ser cubano y la voluntad de querer serlo, de la razón, de la pertenencia a la cultura de Cuba y a la magia que nos envuelve a nosotros los de este país.
"Cuba es un ajíaco", y quién lo duda. El símil de Ortiz nos acerca a la constante formación del pueblo cubano y su cultura diversa, a la identidad nacional, a las identidades varias y a las culturas locales. Ese plato suculento tiene su forja en una "cazuela abierta" enorme, dispuesta "al fuego de los trópicos" con ingredientes precolombinos, castellanos, africanos, europeos, orientales, franceses y hasta angloamericanos que "quieren metalizar y convertir en caldera de su "standard" el cacharro de tierra que nos fue dado por naturaleza".
En esa suerte se ha formado nuestra cubanidad, de la diversidad, del enfrentamiento, de la transculturación, "según las sustancias humanas que se metieran en la olla", según el "conglomerado heterogéneo de diversas razas y culturas... que se agitan, entremezclan y disgregan en un mismo bullir social", en su propio mestizaje.
La cubanía por tanto es "caldo denso de civilización que borbollea en el fogón del Caribe"; y es que la cultura cubana se ha integrado orgánicamente a la civilización caribeña, donde el todo es ya mucho más que la agregación de sus partes.
Pero no es la cubanía un proceso cumplido, en esta vasija aun abierta en que se guisa, es tan necesario el sedimento inconfundible, su esencia nutritiva y sus condimentos históricos, como el aderezo y el vapor que vienen del bullir actual.
Estamos aun en plena formación de nuestra cubanidad, lo estaremos siempre: "Acaso la cubanidad haya que buscarla en esa salsa de nueva y sintética suculencia formada por la fusión de los linajes desleídos en Cuba; pero no, la cubanidad no está solamente en el resultado sino también en el mismo proceso complejo de su formación... en los elementos sustanciales entrados en acción, en el ambiente en que se opera y en las vicisitudes de su transcurso". Gracias maestro.
Última actualización el Lunes, 16 de Agosto de 2010
http://www.crisol.cult.cu/index.php?
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