Inicio
mi madre está tejiendo
las primeras madejas
-empezó la carrera-
mueve las agujas de manera
tan rápida tan hábil
¿habrá que advertirle
o es cómplice?
Sitios
el niño y la madre
del otro lado de la humanidad
del lado acceso
umbral
escarpado casi
cómo digo desbordante
veleidoso
de ese lado
continuación de la forma embrionaria
que conecta la vida
y su antes
lo más orgánico
y lo más etéreo
cómo digo lo más parecido
a los dioses
Transcursos
los dioses
suelen convertirse en animales
plumas huevos membranas
bramidos flujos primitivos
acompañan los partos
- sus trayectorias –
hay partos que son selva
bosque
mar tormentoso
otros son granja
granja abierta
el de Rodrigo tuvo la fuerza
de los elementos desatados
el de Fernando
una medida más calma
más cercana
Rodrigo
la madrugada del once de junio
me poseyeron por primera vez
los dioses incendiarios
de la maternidad
un frío que nacía del hueso
un collar prendido en la cintura
y el temblor hirsuto de cada vértebra
inicaron el rito
-duele el desprendimiento-
pero conocí los ojos de los dioses
y estuve de su lado
ellos impusieron el rugido
en mi garganta
cuando me anunciaron
la eficacia del empuje
y se pudo cavar la piedra
Fernando
Fernando se anunció con un suave
persistente olor a nidal
a madriguera
el piso se me hizo de barro
y fui primitiva mujer de la especie
hembra a secas
cuando crecieron la intensidad y la fuerza
fue algo incontenible
que Fernando se convertía en machito cabrío
o becerrito que topaba empujaba horadaba
que se abría paso
- se iniciaba –
mis dientes alocados infructuosos
se golpeaban como frenando otra posible salida
aprisionando restos de calor
o reparando el nido que se deshacía
el rugido fuerte anunciador
el llamado del becerro y el desprendimiento
un cuerpo vivo
húmedo caliente palpitante
cómo digo mágico
hijo
pegado a su piel
venía una vía láctea elemental
carnal
que sorbí palmo a palmo
y guardo en silencio
de La casa emplumada (1989)
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