MONICA RUSSOMANNO
LO MEJOR
Así cualquiera, Don Caba. Así cualquiera se va sin llanto.
Así cualquiera cierra los ojos y se deja deslizar al sueño
cuando alrededor hayamor y música y gente que lo quiere.
Usted le dijo a Myriam “me quiero ir antes que tu madre,
y me quiero irsin sufrir”. Y sabemos, Don Caba, que usted
fue un hombre afortunado en las cosas que realmente importan.
Formó una familia, disfrutó de sus nietos, su mujer lo acompañó
en tormentas y calma chicha, y, hasta el último momento,siguió
compartiendo la música que lo emociona y regalando sus
artesanías de maderitas y ternura. Usted era de barrio Chalet,
pero de antes, era del lugar adonde la Argentina se abraza y
confunde con el Paraguay, donde el castellano se arrastra en la
garganta guaraní. Y de antes y alrededor, era usted de esta
Latinoamérica que canta penas con sonidos alegres. Los mismos
sonidos quecompartía a través de la radio vecinal y que dejó
sonando en la memoria de sus hijos y nietos, en la memoria de
todos los que aprendimos a apreciar la música de estas tierras
enormes a través de su amor por esta América.
Usted quería que nadie llorase en su velorio. Tiene razón.
No se puede,no se debe llorar por quien vivió hasta que se le
terminaron las ganas y se fue sin agonía. Usted no quiso quedarse
cuando se terminó el juego, se retiró a tiempo.
No se debe llorar por quien ganó el respeto adulto de sus hijos.
Usted, Don Caba, nos enseñó lo que es la tenacidad de no rendirse,
el orgullo de no autocompadecerse cuando hubiese sido tan fácil
en su silla de ruedas. Parado en una pierna pintaba la pared de su
casa después de la inundación, y desde su silla hizo el contrapiso
en el fondo con su hija.
Usted sabía que se agotaba la arena en el reloj. El último casete
dice“último”, la voz que anuncia las partidas le susurró a
Hermelinda que usted se iría. Y está bien que los sucesos mágicos
lo acompañen.
No podremos sustraernos al dolor y algunas o muchas lágrimas
le serán dedicadas, pero con el transcurrir del tiempo y cuando lo
recordemos, será la sonrisa la que acuda al recordar anécdotas y
dichos felices.
Morir, vamos a morir todos. Usted, Don Caba. Ha vivido.
(c) Mónica Russomanno
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