miércoles, 9 de mayo de 2007

"SANTA FE, MI PAIS"

MONICA RUSSOMANNO

UVAS DE MAYO



Los zorzales se empachan de uvas maduras, panzonas,
rezumantes de azúcares y fermentación bajo los cielos
modestos de una casa suburbana.
A las parras las plantó el abuelo que hablaba mal
el castellano, ese hombre de gorra y ojos de cielo,
callado y quedo en su dolor de inmigrante.
Ese hombre que sólo una vez lloró frente a su hijo,
allí apoyado contra un mueble, con el teléfono en la
mano, cuando voces intangibles decían “morto” “vedere”
“niente piú”; allá del otro lado del océano, del otro
lado donde quedó la mitad de su vida, de sus recuerdos,
de sus amores, de su ser tan desgarradamente dividido.
Las plantó el padre a las parras, las plantó para
que el hijo las siga podando, imite de a poco su
silueta y su sonrisa ausente, para que su hijo siga
reflejando un cielo blanco en los ojos que cruzaron el
mar y la historia.
Los nietos juegan bajo los racimos que con manos
transparentes abrigael abuelo. Los zorzales cantan y
comen uvas, enteras, redondas, verdes y moradas.
Los nietos americanos juegan bajo el entramado de
encaje que tejió para ellos el abuelo europeo.
Y el hijo, el hijo, este hombre triste que se siente
dividido entre los mundos de los ancestros y la
descendencia, este hombre encabalgado entre las
montañas de Italia y la desembocadura cuantiosa de un
río marrón, río sudamericano. Este hijo mira con
afecto a los zorzales y arroja al suelo la silueta
repetida del gringo en su propia sombra, en su
propia sombra difusa de este mayo sin flores, de este
mayo sin primavera.
Mayo extemporáneo de llovizna, de tristeza en las
hojas derrotadas.
Trataba de hacer vino el abuelo como allá en
su pueblo. Nunca pudo.
Pero quiso su empecinamiento doblegar las humedades
y los calores de lallanura. No se rindió pese a los
renovados fracasos. Su hijo no lo intenta, sus nietos
no saben qué es eso del vino casero.
Alguien tiene que tomar el papel de bisagra
para que la puerta se abra,alguien será puente
para que vayan y vengan los fantasmas. Me pregunto
qué ve usted, Coiro, cuando mira los racimos con
sus ojos azorados.
Se emborracharán los zorzales con las uvas
maduras en la casita suburbana. Será por eso que al
final del día parece que ríen y lloran al mismo tiempo.


MAYO 2007

E-M: russomannomonica@hotmail.com

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